I PARTE DE LA ENTREVISTA CON ANTONIO LOBATO, PERIODISTA
“Fernando tiene algo que está por encima de su talento al volante y es su capacidad tremenda de transmitir energía. No conozco a nadie igual: o le adoras o le odias”
“España se volvió loca con la F1. Nos veían cinco millones de personas de media por carrera. El share nacional era de un 40-45% y en el Principado del 89%”
Faltan algo menos de dos semanas para que el semáforo se vuelva a poner en verde y empiece el show de la Fórmula Uno. Un año más, la voz del asfalto será Antonio Lobato (Oviedo, 1965) desde DAZN F1, aunque aquellos que lo deseen también lo podrán disfrutar en Movistar Plus+, canal en el que el ovetense seguirá con el programa ‘Vamos sobre ruedas’ junto a Pedro de la Rosa y Toni Cuquerella. El asturiano no para y a la televisión también suma la radio o nuevas incursiones como la que acaba de hacer en Twitch con Ibai Llanos. Si se cumple la frase de que ser joven es una cuestión de actitud, Lobato debe estar cercano a la mayoría de edad. Sonriente e ilusionado, repasa lo que ha sido su carrera sin dejar de mirar al futuro.
A punto de arrancar una nueva temporada de F1. Ya he perdido la cuenta de cuantas lleva…
Yo también (risas). Si te digo la verdad, no lo sé. Siempre hay alguien en la tele que me dice la temporada que es y respondo: ‘Debe ser’. No las he contado nunca así, pero empecé en el 2004, estuve hasta el 2015, descansé dos y llevo cuatro ya en Movistar, es decir, entre 15 y 16 temporadas.
“Tengo que estar muy agradecido a mi mujer y mi hija por la paciencia y resistencia que han tenido y también porque fueron testigos de una metamorfosis en nuestras vidas”
Precisamente sobre los dos años de descanso y su regreso en 2018, recuerdo una declaración suya donde señalaba que se había ido porque estaba al límite. Ahora que, desde los Juegos Olímpicos, se habla de la salud mental, ¿esto fue algo así?
No sé el nivel de exigencia de los deportistas de élite, pero sí el que tiene estar al frente de proyectos tan complicados en el mundo de la televisión como son las retransmisiones de algo tan lejano. Digo esto porque si haces fútbol al menos estás en casa, en España, pero es que el Mundial de Fórmula 1 te obliga a viajar por el mundo durante 190 días al año. El problema no es solo estar de viaje, sino que se mezclan muchas más cosas: estás fuera de tu casa, tienes una responsabilidad tremenda, siempre bajo la lupa de los espectadores y tus jefes, cada vez la historia es más complicada porque tú te vas poniendo el listón más alto y cada vez la gente quiere más, es un mundo difícil donde además los españoles llegábamos de puntillas porque es un mundo anglosajón, anglo italiano, francés, alemán…Te tienes que pegar con mucha gente y eso es muy difícil. Ahora es un poquito más fácil porque se ha abierto más la mano y hay muchos más contenidos, pero en su día tenías que tener mucha fuerza, mucha energía y presupuesto, cosa que nosotros nunca hemos tenido con lo cual tenías que suplirlo con imaginación.
¿Qué se ha dejado Antonio Lobato en el camino por viajar tanto?
Uf… Esa pregunta se la tendrías que hacer a mi mujer y a mi hija porque quizá ellas lo notaron más. En el vértigo en el que vivía, yo lo notaba y me daba cuenta de que me faltaban cosas, tenía un desorden de vida tremendo, pero ellas estaban aquí, en la calma sin su padre o sin su marido y no debe ser fácil. Tengo que estarles muy agradecido por la paciencia enorme que han tenido, la resistencia que mantuvieron en aquella época y también porque fueron testigos de una metamorfosis en nuestras vidas. Desde que entré en la Fórmula Uno, sobre todo en aquellos años, la vida tampoco era fácil cuando estaba aquí porque mucha gente dice: ‘190 días, pero la otra mitad del año estabas en casa’. Error, no estaba en casa. El problema es que llegaba de un viaje de Australia y al día siguiente me iba a la tele a preparar el siguiente espectáculo y tenía 200 millones de problemas, mi teléfono constantemente sonando, yo constantemente pensando en Fórmula 1 y eso es duro. Encima si salíamos a hacer algo, ya no era una persona más o menos anónima, sino que no podía ir a ningún lado porque todo el mundo quería hablar conmigo, pedirme autógrafos, hacerse fotos y era todo muy complicado.
Lo que está claro es que no es de los que pierde energía, aunque narre desde el estudio…
No, la energía no, ahora tengo más. ¿Sabes lo que pasa? Para mí el momento mágico de un fin de semana de Fórmula 1 es cuando se va a apagar el semáforo y va a empezar la carrera y había muchos días que, en ese instante, estaba agotado, tremendamente agotado. Esto también fue el motivo por el que al final me marché. Especialmente en los primeros años en Telecinco, no tanto cuando llegué a la Sexta y Antena 3, lo hacía todo: era el director, el presentador, el narrador, hacía las conexiones con el informativo, las entrevistas, los reportajes, gestionaba todo con los equipos, con los pilotos… Llegó la época de la GP2 y narraba, llegó la época de la GP3 y lo mismo. Cuando el domingo decías: ‘He empezado a las diez de la mañana y no he parado hasta las tres de la tarde y a esa hora empieza la Fórmula 1’. Quedaba poco de mí.
“El momento mágico de un fin de semana de Fórmula Uno es cuando se va a apagar el semáforo y había muchos días que, en ese instante, estaba agotado”
¿Por qué llega Antonio Lobato a la Fórmula Uno?
Son trenes que llegan a ciertas estaciones y te tienes que subir o no, todo depende del valor que le eches. En aquella época era el jefe de Deportes/Informativos Telecinco y un buen día nos dijeron que Telecinco iba a comprar los derechos de la Fórmula 1. Cuando se hizo, la única duda era saber quién iba a llevar la dirección de las retransmisiones porque había un departamento de motor en Telecinco y había unos precedentes del año 94-95 donde se había retransmitido la Fórmula 1. Lo que pasa es que cuando se compran los derechos, el consejero delegado Paolo Vasile, decidió que tenía que ser Informativos el que llevara la dirección y me cayó el regalo envenenado porque de la noche a la mañana tener que plantearte qué quieres hacer, cómo montar, qué equipo poner… Era un lío, sobre todo para mí, que me gustaba la Fórmula 1, pero no era un experto con lo que tuve que ponerme las pilas. Lo que pasa es que fue un poco paulatino porque al principio iba a ser sólo el director. Luego me dijeron que también el presentador y faltaba un narrador. Se buscó y después de un trabajo intenso, pero poco fructífero un día me llamó mi jefe y me dijo: ‘Ya tenemos narrador’. Cuando pregunté quién era me puso una cinta del año 1995 en la que yo narraba el Giro de Italia. Su frase fue: ‘Quiero este narrador’. Le dije que no podía y he de reconocer que lo pasé mal, la única crisis de ansiedad que he tenido en mi vida fue en aquella época, antes de empezar. Era un momento de mucha agitación y de mucha tensión.
¿Fue su gran salto a la fama?
Sí, es obvio. Me tiré 12 años en la radio y pasas un poco inadvertido. Desde 1997 presentaba el bloque de Deportes en Informativos en distintas ediciones y la gente te va conociendo, pero la Fórmula 1 fue una locura, una barbaridad. Llega un momento en el que no eres invisible para nadie. Entrabas en cualquier restaurante, gasolinera, bar, librería… y todo el mundo te preguntaba por la Fórmula 1 y Fernando Alonso y era una pasada. Encima coincidía que Fernando y yo somos de la misma ciudad con lo que cada vez que subía a ver a mi madre y a mi hermana, que siguen viviendo en Oviedo, era una locura. Había determinadas zonas en España que eran una locura colectiva. Asturias, obviamente, porque en aquella época nos veían unos cinco millones de espectadores de media en cada carrera. Si el share a nivel nacional era de 40-45%, en Asturias era de un 89% con lo que ir al Principado era una locura. Canarias, por ejemplo, también era increíble donde hay una afición al automovilismo tremenda y País Vasco más lo mismo. Es que el España se volvió loca con esto.
¿En algún momento le molestó que le conocieran como ‘El calvo de la Fórmula Uno’?
Es una realidad indiscutible (risas). Esto es como todo, cualquier adjetivo calificativo depende del tono o el contexto en el que quieras soltarlo. A mi mujer la llamo gorda a veces, pero lo digo de forma cariñosa. Si vas por ahí y le dices gordo con malicia a alguien, puede sentar peor. Hay mucha gente que me dice: ‘El calvo de Telecinco’ y no pasa nada, pero otros cuando escribo cualquier cosa en Twitter o en redes sociales lo utilizan como insulto. Que yo sepa ser calvo no es ningún insulto, no es ninguna tara, no tiene ningún sentido. Además, yo seré calvo, pero a lo mejor tú tienes otros adjetivos que se te pueden aplicar y son bastante más complicados.
¿Recuperaremos la F1 que había antes de la crisis?
La Fórmula 1 del último año era igual, por lo menos en las gradas, que la que teníamos antes. En Holanda no había restricciones y estaban llenas, gente sin mascarillas y todos apelotonados, algo que a mí me daba muchísimo miedo, sobre todo, teniendo en cuenta que todos los que iban al paddock, los que trabajaban tenían que pasar un sinfín de pruebas y dar negativo constantemente. Se hizo la vista gorda y al final hemos tenido la sexta ola que hemos estado padeciendo hasta hace poco en lugares como Holanda o Austria, sitios donde todas estas medidas se saltaron a la torera en una época en la que no estaba ni mucho menos erradicada la pandemia, todavía no lo está. Quiero confiar, no en la Fórmula 1 que es un pequeño mundo intrascendente dentro de nuestro universo vital que es bastante más importante, en que la pandemia termine de una puñetera vez y que después de la sexta ya no haya una séptima ola y que ese número de personas que siguen falleciendo día tras día, parece que ya nos hemos acostumbrado a ello, pero el viernes morían 174; es una tragedia que de alguna manera tiene que tener un fin ya porque empieza a ser muy duro y muy largo.
Si con alguien de la parrilla hemos visto amistad es con Fernando Alonso. ¿Le cambió la vida?
No Fernando en sí, me cambió la vida la Fórmula 1. Fernando me aportó otras cosas. Tuve la inmensa fortuna de poder ser amigo suyo y de que confiara en mí, nos lo pasamos bien juntos; no me preguntes por qué, pero ocurrió. Fueron años muy intensos, porque Fernando es muy intenso, en los que compartimos muchísimas cosas y que de alguna forma también creo que los dos caminamos en paralelo: cuando llegué él era un piloto de Fórmula 1 que todavía no había tenido más que una victoria y no era el personaje y el campeón en el que se convirtió y yo era un periodista que había presentado, me conocía a la gente, pero no mucho y los dos crecimos en popularidad y profesionalmente. Los dos coincidimos y vivimos los años buenos y también los malos y los dos nos retroalimentamos un poquito. Son años que será difícil de olvidar.
¿Y fue el ‘culpable’ de que la gente se enganchara a este deporte?
Es que Fernando Alonso es un piloto muy rápido, sí, pero Fernando tiene algo que está por encima de su talento al volante y es la capacidad tremenda de transmitir energía. No conozco a nadie igual, es un tío que no deja indiferente a nadie: o le adoras o le odias; vaya donde vaya o haga lo que haga, unos y otros van a estar pendientes de él. Es un tío que tiene un aura alrededor que provoca que todo el mundo se fije en lo que hace y es una bestia en todos los sentidos: en la forma de conducir, de hablar, de comunicar, de expresarse… Trasciende a lo que una persona normal puede hacer y eso le convierte en alguien único. Por ejemplo, tenemos ahora mismo a Carlos Sainz en Ferrari, es muy bueno, puede ser campeón del mundo este año si el coche está más o menos bien, pero a mí no me preguntan por Carlos y es algo que también me preocupa. Desde que acabó la temporada todo el mundo me pregunta por ‘El Plan’, qué va a hacer Fernando y muy poca por Carlos. Honestamente Carlos tiene bastante más probabilidades de ganar carreras y de ganar mundiales que Fernando, salvo que a Fernando le den un buen coche. Lo que pasa es que yo creo que Alpine lo va a tener más complicado.
“¿Te imaginas un final de temporada otra vez en la Escandalera o en la plaza el Ayuntamiento de Oviedo celebrando el tercer título mundial? Sería bonito”
El año 2005 ha sido objeto de un documental por parte de Dazn. Esa Plaza de la Escandalera repleta de gente esperando a su ídolo, ¿fue como un antes y un después?
Sí, ese fue el momento en el que ya soltó la perla: ‘Vosotros mantener los colores y seguir siendo la marea azul aunque yo me cambie de equipo porque para mí siempre seréis la marea azul’. A partir de ahí, ese invierno anunció que se marchaba, aunque estuvo un año más en Renault y desde entonces ya nunca más volvió a ganar. Estuvo muy cerca de hacerlo, pero fue la última vez que llegó ahí con la insignia de campeón. Ojalá que podamos verle este año. ¿Te imaginas un final de temporada otra vez en la Escandalera o en la plaza el Ayuntamiento de Oviedo celebrando el tercer título mundial? Sería bonito.
¿Hay tiempo para que vuelva a triunfar?
Depende de Alpine, lo demostró el año pasado. Si Alpine le hace un coche ganador, que se preparen los demás porque el señor Alonso también va a estar en la batalla. Él ha demostrado que tiene 40 años, pero está como una bestia y su talento, su magia no la ha perdido.
¿En algún momento Asturias volverá a dar un piloto como él?
Es que no sé si España va a dar en algún momento un piloto como Fernando o si en el mundo van a salir muchos pilotos como él, no hay tantos. Quizás lo más parecido a Fernando es Max Verstappen, tiene algunas pinceladas similares, pero es difícil pilotos tan extraordinarios como él porque son únicos. Hay muchos pilotos buenos, algunos son especiales, pero hay otros que son únicos, tienen algo que los demás no pueden tener más allá de los títulos.
¿Su madre sigue teniendo encima de la televisión del salón una foto suya con Fernando?
Sí, la tiene. Mi madre es muy fan, muy alonsista, también es muy carlista ahora, pero a Fernando le tiene más en el corazón todavía. Es de la tierra y parece que tira más.
¿Son justas las críticas que recibe? Lo último lo hemos visto en la biografía de Lewis Hamilton.
Es una forma de verlo, es una parte de la historia, pero la historia se compone de muchas partes. Si solamente coges una estás dando la información sesgada. Esa es la parte de algún periodista inglés. Además, los que firman esa biografía han trabajado en medios que no son especialmente fidedignos, son bastante sensacionalistas. Yo viví esa historia, viví ese año 2007 y se lo que lo que pasó. Tengo mi parte de la historia y en muchos casos no coincide con lo que se escribe ahí.