La conversión del Garaje Sporting y el posible cierre del Garaje Asturias preocupan al colectivo

La asociación Apadrina un Edificio ha expresado su “profunda preocupación” por el futuro de dos de los garajes más emblemáticos de Gijón: el Garaje Sporting, en la avenida Manuel Llaneza, y el Garaje Asturias, en la calle Santa Doradía. Ambos inmuebles, que conservan su fisonomía original y figuran en el Catálogo Urbanístico de la ciudad, atraviesan procesos de cambio de uso que podrían suponer —según la entidad— “una pérdida irreparable del patrimonio industrial y arquitectónico gijonés”.
El caso más avanzado es el del Garaje Sporting, que dejará atrás su carácter industrial para convertirse en un conjunto residencial de lujo. El edificio, proyectado en los años cuarenta por el arquitecto Pedro Cabello Maíz, pasará a albergar al menos 17 viviendas y conservará únicamente su fachada y algunos elementos estructurales, como las cerchas y el lucernario. El proyecto, firmado por José Antonio Suárez Castañón (JASC Arquitectura), cuenta con la conformidad de la comisión municipal del catálogo desde 2022 y prevé un recrecido de hasta cinco plantas más bajocubierta.
El inmueble, sin actividad desde 2018, fue adquirido por la empresa Rodríguez del Amo e Hijos S. L., propietaria de varias gasolineras en Asturias. Su transformación había quedado bloqueada por la necesidad de retirar los antiguos depósitos de combustible, una operación que el Ayuntamiento ejecutará de forma subsidiaria. La promotora negocia ahora la venta del edificio a un grupo inmobiliario local para culminar el desarrollo residencial.
En paralelo, el Garaje Asturias, que este verano cumplió su centenario, también podría cambiar de manos. Sus propietarios han confirmado que una cadena de supermercados asturiana se ha interesado por alquilar el inmueble de 3.000 metros cuadrados, aunque, por el momento, su intención no es venderlo.
Desde Apadrina un Edificio denuncian que “el patrimonio arquitectónico de Gijón sigue sin valorarse en su justa medida”. La asociación considera “terrible” que un inmueble protegido vaya a ser “enterrado bajo cuatro alturas de recrecido” para levantar viviendas “de lujo”, un modelo que —afirman— “no contribuye a resolver el problema de vivienda que sufre el país”.
“Intentaremos hacer todo lo posible para denunciar y frenar este tipo de destrozos sobre el patrimonio y sobre la ciudad”, advierten, insistiendo en que Gijón no puede permitirse seguir perdiendo los testimonios de su arquitectura industrial y racionalista del siglo XX.
Impecable!, bravo por la Asociación y su afán de formar a los ciudadanos en el conocimiento del patrimonio arquitectónico de Gijón.
Pongamos pie en pared a estos desmanes.