Desde la clase política se tiene verdadero terror a decir algo que no sea darles la razón en todo. Pero ni con esas van a lograr salvar a esa empresa ni a esos trabajadores, y mucho menos a la salud de quien trabaja allí o de los que no se benefician en nada y se tragan la contaminación que genera Arcelor
La única vez, en 8 años, que me he encontrado con que me cambiasen algo de lo escrito en un artículo fue el día que se me ocurrió criticar una parte del sistema de prejubilaciones de HUNOSA. Se me dijo que eso podía hacer daño en algún sector de lectores. Este hecho, anecdótico, no deja de ser un exponente de la nefasta gestión que hemos hecho de las empresas públicas en este país en una determinada época.
Arcelor es una empresa privada, que podía ser pública, pero no lo es, en parte por algunos malos hábitos laborales, en una parte más importante por unos malos hábitos empresariales, pero sobre todo no es pública por la decisión de acometer falsas políticas liberales, vestidas de modernidad y de color europeo que hicieron que esa empresa y otras, como la actual Ence o Telefónica, pasaran a ser privadas, porque era lo que decían que tocaba y lo que Europa pedía.
No es cierto. Era para que los políticos tuvieran una cosa menos de la que preocuparse. Sólo eso.
El resultado de todo este proceso lo tenemos ahora mucho más a la vista, tras el aterrador y por suerte sin daños personales, incendio del horno alto A de Arcelor. Una empresa como Arcelor absolutamente privada va a jugar con todos nosotros, empezando por los trabajadores, siguiendo con nuestra salud y terminando con nuestro dinero.
No existe alternativa en Asturias a los 7.000 puestos de trabajo con los que juega Arcelor, de igual manera que no existe otra empresa como Arcelor que este contribuyendo, desde hace décadas, a contaminar el aire de Gijón y por tanto contribuir a empeorar nuestra salud.
Desde la clase política se tiene verdadero terror a decir algo que no sea darles la razón en todo. Pero ni con esas van a lograr salvar a esa empresa ni a esos trabajadores, y mucho menos a la salud de quien trabaja allí o de los que no se benefician en nada y se tragan la contaminación que genera Arcelor. Y el origen de todo esto ha estado en dejar de tener participación pública en la empresa, no ya tanto por lo referido a su propiedad mayoritaria, sino por absoluta pérdida de capacidad de mirar por el interés de todos, de los trabajadores, del territorio donde se ubica y de la salud de los gijoneses. Una empresa que va a recibir presumiblemente 500 millones de euros públicos (sin olvidar todos los BOPAS de las últimas décadas regados de ayudas, subvenciones, concesiones, incentivos…) y que a cambio sólo pone trabas a cualquier cosa que no sea hacer lo que le da la gana, en un chantaje continuo a todos.
¿Os imagináis esa burrada de millones de dinero público invertido en las otras 350.000 personas que trabajan en Asturias, pero no en Arcelor? ¿Es realmente justo este elitismo empresarial privado? Y esa es la cuestión. Privado.
No. No es justo. Pero no lo es porque, siendo como es un sector estratégico, sí que es necesario invertir dinero público en él, pero desde dentro, desde ser partícipes de las decisiones que implican el futuro de los trabajadores y de la salud de los vecinos de Gijón y, especialmente, ser partícipes desde lo público de sus beneficios.
Y sí, hablo de la utópica y roja idea de la importancia de las empresas públicas. Ideas tan rojas como las del gobierno francés con Orange o Renault, o el alemán con su siderurgia o con el Grupo Volkswagen, por no seguir con más ejemplos. Hablo de que el dinero se destine a que Arcelor sea pública. Hablo de que el gobierno de la región, y del Estado, sean partícipes de los miles de millones de beneficios; que velen por que no haya deslocalización y que velen por tener algunos millones de beneficios menos a cambio de no cargarse la salud de la gente de Gijón.
Pero cuidado, ¿nos parece mal plantear que el dinero que “tira “el gobierno español y el asturiano en ayudar a una empresa privada a la que le importa un bledo Asturias y España, sea mejor invertirlo en hacerla pública? ¿Y por qué a alguien le podría parecer mal?
Las respuestas a esas dos preguntas aglutinan la caja de Pandora de nuestro pasado, de nuestro presente y, quien sabe, si también de nuestro futuro como región.
Lo que nos faltaba, meter al gobierno a propagar sus intereses políticos en una empresa.
Sabes el por qué de esa ayuda que va a recibir Arcelor, ¿no?
Porque van a obligar a hacer un gran cambio en su funcionamiento que va a costar un pastizal.
Pues claro que lo van hacer, porque sinó se va a la m….a, lo mismo que pasa con los coches, ahora tamos a lo que mandan los grandes. Y si no lo hacemos, al exterminio.
Sí, de igual manera que cualquier negocio. Tiene que cumplir las normas, que en este caso no cumple y además le dan dinero para hacerlo. Pero explíqueme en detalle ¿Cuál es su punto de vista?
Un artículo más, entre tantos, donde se deja patente el tremendo grado de desconocimiento en un tema, y por tanto se opta por el populismo barato y la crítica infundada. Poco nos pasa en relación a lo que nos merecemos…
Eso de artículos publicados con desconocimiento de lo que se está comentando, estoy arto de verlo y entré algunas veces a exponerlo, pero parece que no les hace ningún tipo de PUPA.
Tengo muy claro que hoy día escribe cualquiera en comentarios de sociedad.
Un saludo a todos los Asturianos.
Resulta evidente que el conocimiento es un ente que solo poseen aquellos que, detrás del anonimato (eso sí), dejan claro su «conocimiento» sobre estos y otros asuntos con comentarios tan constructivos. Un saludo
Un comentario más, entre tantos, escudado en el anonimato y que no dice absolutamente nada sobre Arcelor. Tampoco dice nada sobre el concepto «crítica» y acaba con una frase de cuñado de barra de bar. Explíquenos, sin populismos por favor: ¿Cuál, en su opinión, debe ser el futuro de la industria de la siderurgia en Asturias? Un saludo
Mira una Cosina, el gobierno regional y el del país, tendrían que tomar todo el mazo de la baraja en el asunto,.
Pero no lo hacen porqué no sacan ganancias entonces. Y somos una región con muy poco peso específico, cómo se ha demostrado con los astilleros, la minería y ahora le toca a la siderúrgica y lo vamos a pagar muy caro.
Veremos de qué se va a vivir en ésta región.
¿Del turismo, del ¿….?, del ¿….?.
Acordémonos de toda la minería y toda la siderurgia que HABÍA en esta NUESTRA región y lo que queda hoy.
Pero la culpa no es sólo de los políticos.
Es de todos nosotros los de la clase trabajadora por no apretarlos por onde les duelen.
Ahora se lleva lo de ser GUAY y vivir del cuento, como diría el famoso CALLEJA.
En fin PROBE ASTURIAS en su futuro.