«Los políticos no son todos como Cascos, por ejemplo, ni como Ábalos, que se aprovecha de su situación para enriquecerse. El político de un pueblo, que atiende constantemente las peticiones de todo el mundo, no es igual que estos dos que le cito«
Arantza Margolles Beran es licenciada en Historia por la Universidad de Oviedo y arqueóloga por la Universidad de Madrid. Es además presentadora, guionista y, como a ella le gusta que la llamen, divulgadora. Acaba de presentar un ensayo titulado Fuimos granos d’arena.
¿Quién es Arantza Margolles?
Una historiadora de oficio y beneficio.
Le gusta mirar al pasado.
Tanto al pasado familiar, buscando las ramas genealógicas, como al que tenga que ver con su trabajo, para poder transmitirlo.
Eso se le da muy bien. Siempre se le ve en todos los sitios.
El tema de la divulgación es una cosa curiosa porque cuando estaba estudiando la carrera, sabía que las salidas laborales más claras eran oposición o enseñanza.
No se decantó por ninguna de las dos.
Nunca tuve ningún tipo de inclinación por la enseñanza.
Pues su forma de explicar las cosas, su voz… hubiera sido una muy buena profesora.
Sí, pero a mí lo que me gusta es la divulgación, parece lo mismo que la enseñanza, pero no. Siempre digo que en la enseñanza, enseñas la historia a gente que no quiere ser enseñada. En cambio, a la divulgación acude la gente interesada, y eso es lo que más me gusta.
Y a partir de ahí todo.
Divulgación por escrito, como actriz…
Acaba de presentar hace unos días un libro, acompañada por otra escritora y amiga, Pilar Sánchez Vicente.
Un terremoto de mujer.
Háblenos de “Fuimos granos d’arena” ¿de qué trata?
Puede resultar un poco raro, choca, porque lo que hago es viajar en el tiempo, al verano de 1921, después de suceder el desastre de Annual, ese suicidio militar del ejército español por medio del cual Manuel Fernández Silvestre envía a las tropas a pasar el río Amerkan para llegar a Alhucemas. Ahí ocurre el desastre con más de diez mil soldados muertos y como consecuencia, un impacto brutal en la sociedad española.
En base a ese suceso llega su análisis.
Tomo las muestras de solidaridad o de humanidad, que no es lo mismo, que hubo concretamente en Asturias.
¿Cómo llega a interesarse por este tema?
Usted sabe que hago una sección de efemérides para un periódico. Cuando se cumplen cien años de este suceso descubro que hay mucha noticia de actividades de solidaridad. Por ejemplo, en la playa de San Lorenzo, en el Club de Regatas, partidos benéficos… Todo el mundo de cualquier clase social quería contribuir a poner su granito de arena, sobre todo las clases populares porque todos aquellos soldados fallecidos pertenecían a las clases más bajas de la sociedad.
La salida que tenían era ir a la guerra directamente.
¡Claro! Si pagabas, podías ir de soldado de cuota. Los soldados señoritos.
¡Anda! No los mandaban a batallar.
Les daban trabajos de oficina ¡claro! Todo eso está reflejado en noticias de prensa de aquella época. Por ejemplo, el papel que se asignaba a la mujer como cuidadora, enfermera, madre y novia, infantilizándonos…
¿Y la religión?
De todos los periódicos que analicé solamente había uno que tuviera más peso religioso. Pero ¡claro! Aquí en Asturias, cuna de la cristiandad… me parecía muy interesante todo lo que se podía sacar de ahí y vincularlo también con las muestras de solidaridad con el tema de Ucrania, muy presente cuando comencé a escribirlo, y ahora que lo estamos presentando con la desgracia de la Dana de Valencia y la masiva respuesta de la gente para ayudar a los damnificados.
Dígame una cosa, ¿las guerras de antes tienen algo que ver con las de ahora, sobre todo porque los intereses son completamente diferentes?
Al final el interés es el dinero, siempre. Lo que varía es la forma de hacer la guerra. El poder económico siempre está detrás, incluso en el desastre de Anual se decía que Fernández Silvestre había ejecutado la toma por encima incluso de Dámaso Berenguer, que era el alto comisionado de Marruecos, porque estaba apoyado por el Rey Alfonso XIII que tenía intereses económicos personales en la zona. De hecho, le digo más, en las muestras de solidaridad estas dos figuras desaparecen y la Reina Victoria Eugenia surge como personaje principal, siendo presidenta de la junta de Damas de la Cruz Roja. Su suegra, la reina María Cristina, la que nos quería gobernar según la canción, también presidía esa junta, pero en San Sebastián. El papel de la mujer, con esas acciones solidarias, tapa el desastre varonil, digamos.
Usted que viaja en el tiempo ¿cómo contaría dentro de cien años todo lo que está pasando ahora en España?
Creo que “esa” sociedad no daría como males algunas cosas que ahora sí les damos. Por ejemplo, en el tema de igualdad de sexos…
Supongo que dentro de cien años no habrá ningún tipo de problema ni discriminación…
¡Bueno, bueno! La historia no siempre progresa. Pero mire, habrá cosas muy positivas que ahora no tenemos, por ejemplo, contaríamos con una cantidad de medios de comunicación que caeríamos de culo, para contrastar con libertad de expresión. Hoy en día vamos de mal en peor.
Qué quiere decir, ¿que los medios tradicionales van a desaparecer?
Cómo los entendemos ahora sí. La información es más rápida, menos sosegada, sin contrastar. Eso es un peligro. Afortunadamente, dentro de cien años no vamos a estar aquí para verlo.
Ahora están las cosas muy feas ¡eh!
Yo soy más positiva que usted, ¡sí, ho! Evidentemente estamos más cabreados ahora que antes porque ahora no asumimos tantas cosas como antes.
Por ejemplo, con el tema de Álvarez Cascos.
Eso antes era así. Se asumía. Mire también el caso de Villa. Se hablaba o sospechaba en corrillo, con toda la normalidad del mundo.
El poder debería de tenerse para mejorar la vida de los demás, no para joderlos.
Después de tener cargos de responsabilidad, habría que establecer que puede ser de ti. Con esto no estoy justificando las puertas giratorias, que lo que hacen es engordar la sopa boba de este país.
Y ya que estamos hablando del tema, ¿los políticos son honrados?
Yo creo que sí.
¡Uh! Le van a dar como pal zorro con esta afirmación.
(Se ríe). A ver, cuanto más alto sea el puesto de responsabilidad, la corrupción tiene que estar más perseguida porque hay que dar ejemplo, pero también es verdad que a veces buscamos un chivo expiatorio y lo encontramos en un ente, como es la política, y en ella hay personas muy buenas y también muy malas.
¿En todos los partidos?
Sí. Hay gente a la que no votaría en la vida, pero se ve que es muy currante.
¿Y cree que nosotros, los ciudadanos, estamos demasiado crispados?
Siempre queremos estar tutelados y por eso buscamos a una persona o grupo al que culpar de absolutamente todo.
La imagen de los políticos, ahora mismo, es nefasta. Gritos, insultos… la ciudadanía ve eso, no lo que están intentando arreglar para mejorar nuestra vida. Lo que vemos es lo que vemos.
No creo que hoy sean peores que antaño.
¿No le parece que eran más respetuosos?
¡Bueno! Si lee las crónicas de los plenos de aquí de un periódico local, muchas veces, ni una ni dos, casi salían a ostias y estamos hablando de 1890, 1900… las formas eran diferentes, eso sí.
¿Cómo definiría a los políticos?
Los políticos no son todos como Cascos, por ejemplo, ni como Ábalos, que se aprovecha de su situación para enriquecerse. El político de un pueblo, que atiende constantemente las peticiones de todo el mundo, no es igual que estos dos que le cito. Es injusto que los metamos en el mismo cajón desastre y generemos un discurso antipolítico.
Ya, pero la gente está harta, aunque claro, tenemos que tener a alguien que nos organice porque si no esto sería una apocalipsis zombi.
Mire, otra cosa buena que tenemos es que hoy en día, salgamos de la clase social que salgamos, podemos aspirar a ser políticos, con lo bueno y malo. Antes no se podía porque incluso para ser concejal de este ayuntamiento, tenías que disponer de un montante económico.
En Estados Unidos ya ve. El mundo ahora mismo está en manos de cuatro millonarios, pero bueno, vamos a lo nuestro, cuéntenos alguno de los proyectos que tiene.
Este año empezó muy ilusionante con varias propuestas editoriales sobre la mesa y, desde luego, seguiré divulgando de diferentes maneras. Con que el 2025 sea como el 2024, que fue magnífico, ya me conformo.