Por Urbano Rubio Arconada
La paralización del proyecto tiene unas consecuencias “devastadoras” para las plantas de Gijón y Avilés que podrían perder la mayor parte de la producción y un número bien considerable de puestos de trabajo
ArcelorMittal ha anunciado que ha pospuesto la decisión final de inversión en una planta de reducción directa basada en hidrógeno de 2,3 millones de toneladas al año en su clúster de Gijón (España). La situación política, de mercado y energética desfavorable, así como el lento desarrollo tecnológico del hidrógeno verde y las deficiencias en el marco regulatorio europeo son las razones que la empresa ha citado para la suspensión del proyecto DIR. En abril de este año, el gobierno español aprobó una financiación de 450 millones de euros con cargo a los fondos de recuperación y resiliencia del país para el proyecto de acero con bajo contenido de carbono de ArcelorMittal en Gijón, que incluye un plan integrado para un grupo de cuatro plantas. La inversión total en Gijón es de unos 1.000 millones de euros, y la mayor parte se destinaría a una planta de hierro de reducción directa que sustituiría a uno de los altos hornos existentes y alimentará un nuevo horno de arco eléctrico.
También se ha previsto el uso de hierro de reducción directa para el otro horno de arco eléctrico de la empresa en Sestao. La empresa recordó que en mayo de este año inició la construcción de un horno de arco eléctrico en sus instalaciones de Gijón con una capacidad de 1,1 millones de toneladas. Además, los esfuerzos para aumentar la producción a 1,6 millones de toneladas para 2026 en la planta de Sestao están avanzando a buen ritmo. Pero, ¿qué es el DRI? El hierro de reducción directa es un tipo metálico producido a través de un proceso donde el mineral de hierro se reduce directamente a hierro sin fundirse, en un proceso sin carbón. Este proceso se logra utilizando gas natural o hidrógeno, en lugar de carbón, lo que reduce drásticamente las emisiones de dióxido de carbono. A diferencia de los altos hornos tradicionales que operan a temperaturas extremadamente altas, el proceso de reducción directa utiliza temperaturas más bajas, donde el mineral base (usualmente en forma de pellets o de finos aglomerados) se convierte en hierro metálico. La principal ventaja del DRI en la metalurgia verde es la drástica reducción de emisiones CO₂, especialmente cuando se usa hidrógeno verde, es decir, producido a partir de fuentes renovables como la energía eólica y solar. Como desventajas de la implementación del DRI está en que, aunque el hidrógeno es el reductor ideal en términos de emisiones, el hidrógeno verde sigue siendo costoso y depende de una infraestructura de producción que aún está en desarrollo.
El factor coste beneficio ha resultado negativo en los cálculos de los dueños del gigante siderúrgico por lo ha decidido dejar en un peligroso suspenso el proyecto DRI en Gijón y en el resto de Europa aludiendo la inviabilidad de la producción de acero verde con las actuales condiciones de mercado y la agresiva competencia del acero barato chino. Esta decisión deja en el aire el mantenimiento de la siderurgia integral en Asturias, pues el DRI iba a sustituir al horno alto “A” que tiene previsto dejar de funcionar el próximo año. En el caso de Veriña, el inicio de construcción del horno de arco eléctrico, presupuestado en 213 millones y cuya puesta en marcha está planificada para la primavera de 2026, servirá para producir hierro mediante chatarra con una producción pequeña que, ni tan siquiera, habilitará las mínimas necesidades de la acería. La paralización del proyecto tiene unas consecuencias “devastadoras” para las plantas de Gijón y Avilés que podrían perder la mayor parte de la producción y un número bien considerable de puestos de trabajo.
Ese mismo efecto llegaría a las empresas auxiliares y el arrastre al tejido productivo en general, por lo que las consecuencias económicas pueden ser muy graves principalmente en la comarca gijonesa. En definitiva, la estrategia de las políticas “verdes” anti CO2 es dejar de producir, aplicando el impuesto aduanero inverso, es decir, los derechos de emisión o aranceles a la producción propia, para luego comprarlo a otros que contaminan mucho más en otro lado exentos del tributo al carbono. Por eso, España y Europa contamina cada vez menos, pero el mundo contamina más. Hace un par de décadas Europa emitía un 10% del CO2 en el mundo por producción industrial, mientras ahora un 8% (España el 0,5%) a base de dejar de producir y de dejar de tener empleos cualificados asociados. Pero esa producción que Europa ha dejado de producir, se genera en otros sitios que contaminan mucho más que Europa, pues ahí fuera, nuestros competidores pasan de invertir en lavados de gases o en filtros. Así que el secreto es dejar de producir y todos a la sidrería. La Unión Europea lleva años posicionada como líder climático internacional, con fronteras a los aranceles a la producción propia de CO2: al sur África y al este Asia, para ellos no aplica. El “pufo climático” está haciendo ricos a los que están jugando a neo brujos con la credulidad de la plebe ocasionando estragos en el tejido productivo y la decadencia económica a la clase media y trabajadora. Para acabar, traspongo comentario que el taxista que me trasporta resume el sentir general sobre el asunto: “En menos de una década, si Milei sigue gobernando, Argentina acabará recibiendo a los nuevos indianos asturianos”.
Bueno.
La sidra ya es patrimonio inmaterial.
Junto al Sistema Ifá de adivinación yoruba y a la isopolifonía popular albanesa. Que todos los que andan aplaudiendo con las orejas y congratulandose, conocerían. Pues todos sabemos cada uno de los 700 y pico patrimonios inmateriales y los usamos en nuestro día a día.
Voy a usar el sistema de adivinación Yoruba para saber qué le va a pasar a Barbón en las próximas elecciones. Y luego me voy a tomar una sidrina. Eso sí