La multinacional agradece los 450 millones concedidos por el Estado para apoyar el proyecto, pero descarta que se den las condiciones adecuadas para emprenderlo; el Principado recalca que esa ayuda está «en suspenso», no perdida, a la espera de un mejor contexto
Se está convirtiendo en una costumbre incómoda que casi cualquier mención a ArcelorMittal degenere, en automático, en una sensación de alarma entre los ciudadanos de Asturias. Y hoy esa dinámica, a todas luces poco deseable, se ha repetido. El consejero delegado de la multinacional del acero, Aditya Mittal, ha comparecido este martes para confirmar urbi et orbe lo ya adelantado en las recientes jornadas pasadas: a día de hoy, el mercado internacional, marcado por la potencia productiva de China, no reúne las condiciones óptimas para invertir en la construcción de plantas de reducción directa del mineral de hierro (direct reduction of iron, o DRI), de las que una estaba previsto que tomase forma en Gijón. El anuncio de Mittal constituye un verdadero jarro de agua fría para la región, y deja en el aire el futuro de los 450 millones de euros extraídos del Proyecto Estratégico para la Recuperación y Transformación Económica (PERTE) que el Gobierno de la nación concedió a la empresa para subvencionar su plan de descarbonización. Una ayuda agradecida por el representante del grupo siderúrgico, pero insuficiente por sí sola para cumplir con sus expectativas.
Según han detallado fuentes de la siderúrgica, apostar por las plantas de DRI en sustitución de los altos hornos tradicionales equivaldría a «producir más caro» en un momento en que dicha tecnología «aún no es competitiva» frente a la sobrecapacidad de producción del gigante asiático. Sin embargo, ArcelorMittal ha matizado que ese escenario desfavorable no habría sido tal si se hubiesen cumplido las esperadas combinación favorable de avances en los terrenos político, tecnológico y de mercado que ayudasen a compensar ese sobrecoste. En concreto, la previsión en cuestión incluía la posibilidad de utilizar gas natural hasta que el hidrógeno verde resultase competitivo. Tales elementos, no obstante, «no han avanzado en una dirección favorable. La evolución de la situación con respecto al hidrógeno verde se está produciendo de manera sumamente lenta, y la producción de prerreducidos de hierro, basada en el uso de gas natural, en Europa aún no resulta competitiva como solución provisional», han explicado en el grupo.
Pero los responsables de ArcelorMittal no han dejado su alegato ahí. En un sentido análogo, han afirmado que se detectan fallos en el sistema para compensar los bajos costes de otros países, y que el Mecanismo de Ajuste en Frontera por Carbono (CBAM, por sus siglas en inglés) sufre de «importantes deficiencias». De ahí que, a su juicio, sea imperativo reforzar las medidas de protección comercial para blindarse frente a China, ya que, en este momento, existe una «limitada disposición» de los clientes a asumir un «sobrecoste» por la compra de acero con bajas emisiones de carbono. A ese respecto, la multinacional siderúrgica es reacia a adoptar decisiones finales sobre las inversiones sin disponer antes de plena visibilidad respecto al entorno político, «que deberá asegurar que la producción siderúrgica con mayores costes pueda ser competitiva en Europa, en ausencia de la aplicación de un precio al carbono a escala mundial». Aun así, vaticinan que en 2025 se darán «pasos importantes» en materia de descarbonización, como la revisión del CBAM y de las medidas de salvaguardia aplicadas al acero, o la publicación del Plan de Acción para el Sector Siderúrgico y Metalúrgico.
«Hubiéramos deseado avanzar con mayor celeridad, pero la realidad es que aún no se ha establecido el marco regulatorio necesario para apoyar la justificación económica de las inversiones», ha explicado Aditya Mittal, confiado en que «las decisiones de ámbito político que se adopten en 2025 aportarán mayor claridad para determinar el enfoque con el que avanzaremos en la descarbonización de nuestras instalaciones». Sus palabras, al igual que el mismo anuncio hecho por la multinacional, han sido contestada esta mañana por la consejera de Transición Ecológica, Industria y Desarrollo Económico, Nieves Roqueñí, que ha insistido en que esa ayuda de 450 millones «está en suspenso, porque no se firmó por parte de la empresa». Algo que, no obstante, «no quiere decir que el dinero haya desaparecido; sigue estando encima de la mesa para cuando se despejen las incógnitas».
Conciliadora y decidida a restar hierro (nunca mejor dicho) al asunto, la dirigente asturiana ha interpretado los términos transmitido por ArcelorMittal como una espera hasta que «se resuelvan algunas de las incertidumbres que están encima de la mesa» en el inicio de esta legislatura de la Unión Europea. Alineado con lo anterior, Roqueñí ha compartido su convencimiento de que la europea será «una legislatura en la que el Pacto Verde siga apoyando la transición ecológica y digital, y en esa transición ecológica, los proyectos de descarbonización van a seguir estando con una hoja de ruta». Y ha concluido desvelando que Mittal y su equipo «me han dado tranquilidad respecto a que siguen con la ruta de descarbonización; eso sí, poniendo por delante las inversiones en el horno de arco eléctrico», en vez de en la planta de DRI.