«El citado equipamiento se encuentra cerrado a cal y canto desde hace meses sin que despacho municipal alguno haya mostrado su interés al respecto»
«Comprendo que la perfección no existe, pero hay algunas cosas que tienen tan fácil solución como acometer su arreglo»
Me prometí a mí mismo que no iba a convertir mis paseos y mucho menos esta columna en un repaso de quejas ciudadanas, entre otras cosas, porque nunca tuve entre mis aficiones pararme en las obras a decirle al obrero cómo debe hacer su trabajo. Pero hoy no puedo resistirme a trasladar mi labor informativa a este paseo semanal para llamar la atención de quien corresponda.
El origen de mis quejas está en la situación vivida hace unos días. Acuciado por alguna necesidad fisiológica que precisaba una urgente solución, un hombre de mediana edad intentaba acceder a unos de los váteres públicos instalados en diferentes puntos de la ciudad (en este caso en la rotonda de Viesques donde se unen las calles Corín Tellado y Gloria Fuertes, en el acceso principal a la senda fluvial). Vano intento. El citado equipamiento se encuentra cerrado a cal y canto desde hace meses sin que despacho municipal alguno haya mostrado su interés al respecto.
Hice mío el enfado de este apurado transeúnte y lo sumé unos metros después a la segunda de las escenas para las que hoy reclamo atención e interés. Desde la calle Gloria Fuertes son varios los pasos que permiten el acceso a la senda fluvial superando el canal que encauza el río a lo largo del paseo. Pero por algún motivo que no alcanzó a entender, desde hace varios años -o al menos es el cálculo aproximado de los vecinos de la zona- el acceso desde la Calle Caravia se encuentra cerrado debido al mal estado de la estructura sobre la que se asienta el pequeño puente por el que algún día se cruzó.
«No es comprensible que más de la mitad de la zona central de esta senda fluvial no tenga iluminación«
Tercera escena para mis reclamaciones. Son cientos sino miles las personas que usan a diario las magníficas sendas peatonales que atraviesan el concejo. Auténticas vías de escape en tiempo de pandemia; magnífica y económica opción para mantener a raya la salud; itinerarios distintos para ver rincones desconocidos de nuestro municipio. Vale. ¿Si son todas estas cosas y muchas más, porque no se cuida más su mantenimiento? Es cierto que ha llovido de forma desbordante en las últimas semanas y eso ha convertido la senda fluvial en un escenario de grandes piscinas y zonas anegadas que al ser superadas convertían al osado peatón en un gran charco con patas. Pero es que el verano pasado, uno de los más secos de las últimas décadas, ya se advertían en esta senda grandes desperfectos en un firme que con el paso de los años necesita un gran repaso para evitar que los caminos se conviertan como hemos visto en auténticas torrenteras.
Cuarta y última. Se hace de noche muy pronto en invierno y en verano las noches se disfrutan en la calle. En ambas estaciones la luz se convierte en un factor fundamental para poder disfrutar las horas nocturnas en condiciones de seguridad. Sé que la factura de la luz sube todos los años, pero no es comprensible que más de la mitad de la zona central de esta senda fluvial no tenga iluminación y que en muchos tramos las farolas iluminen de forma alternativa por falta de mantenimiento.
Comprendo que la perfección no existe, pero hay algunas cosas que tienen tan fácil solución como acometer su arreglo- ¿Por qué no funciona un baño público desde hace meses? ¿Por qué un puente está pendiente de arreglo desde hace años? ¿Por qué las bombillas son tan escasas? A quién corresponda: ¡arréglese, por favor! Seguiremos informando.
Nacho Poncela es periodista y colaborador de miGijón
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