«Desde hace varios años el paso desde la Calle Caravia se encuentra cerrado debido al mal estado de la estructura sobre la que se asienta el pequeño puente por el que algún día se cruzó»
«Comprendo que la perfección no existe, pero hay algunas cosas que tienen tan fácil solución como acometer su arreglo»
Les prometí hace ya algo más de un año que no iba a convertir mis paseos en un repaso de quejas ciudadanas, entre otras cosas, porque nunca tuve entre mis aficiones pararme en las obras y tampoco aún dispongo del tiempo necesario para fijarme en zanjas y andamios. Pero a lo que no voy a renunciar es a llamar la atención de quien corresponda sobre lo que claramente se pueden calificar de dejadeces ciudadanas. Y más cuando alguna de ellas es reiterada e incomprensiblemente repetida.
Comienzo por lo más cercano al inicio de mi habitual paseo. Desde la calle Gloria Fuertes haya varios pasos de acceso a la senda fluvial superando el canal que encauza el río a lo largo del paseo. Pero por algún motivo que no alcanzó a entender, desde hace varios años el paso desde la Calle Caravia se encuentra cerrado debido al mal estado de la estructura sobre la que se asienta el pequeño puente por el que algún día se cruzó. He intentado recibir respuesta del porqué no se acomete una obra que, aunque lego en la materia, en principio y a la vista no se me antoja ni complicada ni excesivamente onerosa. La respuesta es que no está claro a quién le toca soltar el pico, la pala y la pasta. Si debe ser el Ayuntamiento, el Principado o la Confederación Hidrográfica. De verdad: ¿tan difícil es que alguien levante el teléfono?
Segunda reclamación. Son cientos sino miles las personas que usan a diario las magníficas sendas peatonalesque atraviesan el concejo. Fueron auténticas vías de escape en tiempo de pandemia y siempre son una magnífica y económica opción para mantener a raya la salud. ¿Si son todas estas cosas y muchas más, porque no se cuida más su mantenimiento? Reclamo desde estas líneas que a quien le corresponda se de un paseo por el tramo de senda que discurre entre la antigua Escuela de Ingenieros y la de Marina Civil. La barrera de madera que separa el camino del cauce del río prácticamente a desaparecido. Caída, rota o comida por la maleza -algo que pueden en las fotografías- de esa protección, solo queda la necesaria y urgente necesidad de volver a ponerla en pie. No sólo por una cuestión estética, sino porque, como digo, nadie está exento de un traspié y acabar en el río o en una zanja. Evitemos lo fácilmente evitable.
Añado a este grito de auxilio estructural, el cierre de uno de los puentes interiores de la senda fluvial, en concreto el que comunica el estanque con el vial principal que une Anselmo Solar con el Camino de la Coría. Se cerró por culpa de la Filomena de hace más de un año y desde entonces se mantiene cual obstáculo de una prueba de potencia propia del concurso hípico obligando a dar un rodeo que para algunas personas con movilidad reducida supone un engorro si de antemano desconoce que el citado paso está cerrado.
En descargo de quien le corresponde el prolijo mundo del mantenimiento ciudadano, aplaudo que hayan atendido la demanda vecinal a través de esta columna para reabrir el váter público de la confluencia entre Gloria Fuertes y Corín Tellado. También me congratula saber que el Gobierno regional va a someter a “chapa y pintura” la más que centenaria e irrepetible carbayera de El Tragamón y que, por fin, el estanque del parque fluvial está en el quirófano para la necesaria operación técnica y estética que llevaba pidiendo a voces desde hace tiempo.
Comprendo que la perfección no existe, pero hay algunas cosas que tienen tan fácil solución como acometer su arreglo. Prometo insistir y les recomiendo que ustedes hagan lo mismo. Cuéntennos lo que no funciona está roto en sus barrios porque seguiremos insistiendo: ¡arréglese, por favor!