El Principado tiene 19 parques eólicos y se están tramitando otros 45 nuevos
Todos los aerogeneradores están concentrados en el Occidente, excepto los 8 molinos de Las Regueras
Los Oscos rememoran la batalla eólica de 2007, que rompió la hegemonía del PSOE en la comarca
Asturias podría duplicar en los próximos años el número de parques eólicos que tiene en la actualidad. Tras un largo parón de ocho años sin instalarse ningún molino, en la actualidad se están tramitando 45 parques. De salir adelante, con esta cifra se alcanzaría el tope de la capacidad de evacuación de la red eléctrica. Los 19 parques actuales, todos en el Occidente menos el de la Peña del Cuervo, en Las Regueras, tienen una capacidad de 519,45 megavatios, el 2% de España.
¿Por qué ahora? La “fiebre” de los eólicos no es un fenómeno exclusivo de Asturias. En los registros del Principado llegaron a presentarse 195 solicitudes, y la situación se repite en todo el país. En la vecina Cantabria hay 35 parques en tramitación. No hay una única razón para explicar el cambio de tendencia. La crisis económica, el fin de las subvenciones, la compleja tramitación burocrática y el agotamiento tras un periodo de boom, frenaron la expansión del sector. Durante unos años, en el Boletín Oficial del Principado de Asturias (BOPA) se publicaban anuncios de empresas desistiendo de la autorización para instalar un parque eólico; hoy todas las semanas hay una solicitud en el sentido contrario.
Instalaciones polémicas
Igual que las solicitudes, las protestas por los eólicos, proliferan en todas partes. En los valles del Pas, en Sigüenza, en Tarragona, Teruel o en Somiedo quieren los aerogeneradores lejos de sus vidas. La instalación de los molinos siempre fue un asunto polémico en los territorios. Pueblos de la España vaciada que sienten que les envían lo que nadie quiere tener cerca. Territorios que, en muchos casos, viven del turismo. Que les planteen el modelo energético como diversificación económica les resulta difícil de imaginar, sobre todo, porque ya ha sucedido. En realidad, no ha sucedido.
Y es que por mucho que se presente como un modelo de diversificación y desarrollo, el empleo solo se genera durante el montaje del parque. Después las empresas contratan un retén de dos o tres personas, lo que consideren necesario para el mantenimiento de varios parques en una misma zona.
Ingresos fáciles para los ayuntamientos
En cambio, la instalación de los parques eólicos genera importantes beneficios a los pequeños ayuntamientos que albergan las torres. Mientras unos alcaldes son menos favorables a la multiplicación de parques, otros defienden estas instalaciones en un sentido práctico. Por ejemplo, Allande recauda por esta vía medio millón de euros al año; Illano, alrededor de 40.000 euros; y Villanueva de Oscos 100.000 euros de un presupuesto de 800.000 euros.
Un territorio que viene de vuelta
Este renacer de la energía eólica se da además en unos territorios vaciados de población que ya vieron a las eléctricas tragarse pueblos enteros para construir sus centrales hidraúlicas. El curso del río Navia, en pleno paraíso eólico, está interrumpido por tres pantanos: Grandas, Doiras y Arbón. Superado el drama de que uno de los ríos más salmoneros de Europa perdiese sus salmones, y enterrados los muertos en la obra, se daba la circunstancia de que en los pueblos de la zona no había luz eléctrica. En la actualidad estas centrales están automatizadas y generan empleo de manera muy simbólica. Aunque lo generaron en su día, de calidad, y durante décadas.
Más molinos, más líneas
La proliferación de parques eólicos tiene una consecuencia inmediata: a más molinos, más líneas eléctricas. Las empresas del sector ya están tramitando más de 40 kilómetros de tendido en Asturias. Y en este punto algunos alcaldes han empezado a levantar la voz en la comarca Oscos-Eo. Que tanto entramado de cables de la burbuja eólica de la sierra de la Bobia no les gusta, que hay que planificar, que no les puede venir todo así, de repente. Tras una reunión en Oviedo, el consejero de Industria, Enrique Fernández, les ha dicho a los alcaldes que ellos tendrán la última palabra. Al menos, ahora todos los regidores de la zona están en el mismo bando. Porque hubo un tiempo que no.
Los Oscos: lo que el viento se llevó
La planificación de nuevos parques eólicos provocó en la comarca de los Oscos en el año 2007 una crisis sin precedentes. Los tres concejos estaban entonces gobernados por el PSOE, también en el gobierno regional. Los proyectos de instalación de varios parques, encontraron diferencia de opiniones entre los alcaldes socialistas: dos en contra, uno a favor, el de Villanueva. Hubo llamadas al orden desde la FSA a la cara más visible de la polémica, Marcos Niño, el alcalde de Santalla, que años después sería director general con el gobierno de Foro. El papel de malo de la película se lo dieron a Fernando Lastra, que defendió los intereses eólicos, en medio de una fuerte contestación vecinal.
Lo que venían a decir en los Oscos es que no estaban en contra de las energía eólica, pero que allí ya habían cumplido el cupo de parques. Que el viento también sopla en otras zonas de Asturias, que se los llevasen al Naranco ¿Se imaginan? El conflicto estaba en que si Villanueva autorizaba sus parques eólicos, aunque los otros dos concejos mantuviesen su negativa, el impacto paisajístico lo tendrían igual, mientras el dinero se lo quedaba Villanueva.
El secretario de la FSA en Santalla, Antonio Riberas, abandonó el partido y se presentó a las elecciones por IU, con una campaña centrada casi en exclusiva en los parques eólicos. En los pueblos pequeños los votos se cuentan por casas, por familias, con los dedos de la mano. Los números salían y los cálculos no fallaron. El PSOE perdió su tradicional hegemonía en los Oscos.
Ese verano el presidente Zapatero veraneó en Villanueva de Oscos, en un alojamiento propiedad del Alcalde. La declaración de la Reserva de la Biosfera Oscos-Eo, en septiembre, se interpretó como un gesto de reconciliación. Los molinos se instalaron y sus aspas siguen girando.
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