Toño Abad, responsable confederal nacional del área LGTBI del sindicato, urge al Principado a que apruebe «cuanto antes «de una vez» su legislación pendiente en dicha materia, y recuerda que «el 50% del colectivo debe volver ‘al armario’ al acceder a un trabajo»
La absoluta tolerancia del colectivo LGTBI en el mercado de trabajo privado es una de las grandes conquistas que quedan pendientes en el ámbito laboral español. La gran lacra que, junto con la ausencia de una plena paridad profesional entre hombres y mujeres, aleja ese utópico mañana de absoluta igualdad, con independencia de la orientación sexual de la persona. Y los datos son demoledores. Sólo en España, «el 50% de las personas LGTBI vuelve ‘al armario’ al desempeñar un empleo». Esa cifra, tan reveladora como inquietante, es sobre la que este jueves ha apoyado su discurso Toño Abad, responsable confederal nacional del área LGTBI de la Unión General de Trabajadores (UGT), en el transcurso de la jornada ‘Conquistando derechos LGTBI en los centros de trabajo’. La misma con la que el sindicato ha decidido iniciar sus aportaciones a la 67ª edición de Feria Internacional de Muestras de Asturias (FIDMA), que se desarrolla estos días en el Recinto Ferial ‘Luis Adaro’, y que ha servido de llamada de atención al Principado para que apruebe la ley en materia LGTBI que, desde hace cuatro años, permanece en el cajón. Y con la máxima urgencia.
«Es una situación de discriminación seria, porque esas personas, en sus casas y con sus familias, son visibles, viven su vida en total libertad, sin ningún complejo ni problema, pero al llegar al trabajo deben esconderse», ha lamentado Abad, quien ha estado asistido por Eduardo Paneque, coordinador del área LGTBI de UGT en Asturias, y por Ana García, secretaria de Política Social en la ejecutiva autonómica del sindicato. De nuevo, han sido las cifras las que han dado tangibilidad al discurso del invitado. Ante un público del que también ha formado parte José María ‘Pepe’ Álvarez, secretario general de UGT, Abad ha recordado que, según lo recogido en el estudio de situación de las personas LGTBI en los centros de trabajo, «un 78% de ellas, ocho de cada diez, ha sufrido alguna situación de violencia en su empleo, desde insultos, rumores o comentarios despectivos, las llamadas ‘violencias débiles’, hasta agresiones físicas con resultado, incluso, de lesiones». Por descontado, las consecuencias de semejante dinámica son fácilmente imaginables. «Se da una pérdida de derechos flagrante. Tenemos constancia de casos en los que profesionales tuvieron que casarse en su periodo vacacional, por miedo a solicitar el permiso matrimonial, o no pudieron pedir días de permiso para acompañar a sus parejas al hospital, para que no se descubriese su orientación».
¿Cómo combatir esa realidad? De entrada, ha enfatizado Abad, instando al Gobierno de España a que saque adelante el reglamento que desarrolla los planes LGTBI en las empresas, y en cuya redacción UGT ha tomado parte. El puntal de ese documento, cómo no, es la sensibilización y la educación. «Necesitamos que los cuadros directivos, los mandos intermedios y las plantillas conozcan que hay una normativa que protege a las personas LGTBI en el trabajo», ha matizado. En un segundo escalón estaría la modificación de los regímenes sancionadores, de modo y manera que las conductas intolerantes sean justamente penadas… Incluso, cuando no sea la empresa la que las ejerza. A ese respecto, Abad compartió con su público el caso de una compañía del sector del automóvil que despidió a uno de sus directivos por proferir comentarios fóbicos contra un integrante del colectivo, pero que hubo de ser readmitido «porque en el régimen disciplinario no viene tipificada ninguna falta de este tipo», un verdadero problema para «aquellas empresas que verdaderamente quieren solucionar el problema». Por último, otro pilar maestro del texto es el establecimiento de protocolos a los que las víctimas puedan acogerse. «Esto ocurría en el acoso machista; lo normal era que la mujer abandonara su puesto, o fuera injustamente despedida. Eso no se podía permitir, y por eso se fijaron protocolos. Sería seguir esa estela», ha proseguido Abad.
No obstante, son muchos y duros los obstáculos todavía en la vía. De entrada, ha analizado el secretario confederal del área, la posición de las fuerzas políticas de derechas, que han llegado a criticar esa cruzada por parte de UGT, alegando que, al hacerlo, ha perdido su condición de sindicato de clase. «Si pensamos en LGTBI, se nos vienen a la cabeza personas famosas, como Miguel Bosé, Quique Sarasola, ‘Los Javis’… Gente que no sufre la discriminación. Pero esa situación no es igual a la de un trabajador en precario, en un escenario de pobreza o de dependencia. Todo es más grave cuando peligra tu puesto de trabajo, tu medio de vida, y eso le da una dimensión de clase», ha sentenciado Abad. Sin embargo, incluso Gobiernos autonómicos progresistas están colocando palos en las ruedas… Y el del Principado, sin ir más lejos, es uno de ellos. A expensas de que se apruebe su propia regulación en la materia, en UGT tienen claro que «Asturias no puede seguir mirando hacia otro lado. Es urgente que ley autonómica se apruebe de una vez, que no nos mareen más, porque ya es el cuarto o quinto borrador. Que algo así ocurra en Castilla y León o en Madrid, donde gobierna la derecha, pase, pero aquí… ¿Qué razón hay para seguir siendo una de las dos únicas excepciones nacionales? Que sean valientes, y lo pongan sobre la mesa».
Por supuesto tratándose de un tema tan polémico, el planteamiento de Abad no ha estado exento de debate. Por ejemplo, en lo concerniente a la creación de un ‘cupo trans’ en las compañías privadas, una posibilidad con la que se reveló crítico, y para la que sugirió como alternativa enfatizar la educación de las personas transexuales, «que a menudo abandonan su formación a edades tempranas, víctimas de la discriminación». No obstante, ha sido Antonio Corripio, representante de la Cámara de Comercio de Gijón en el acto y bregado en el sector de los servicios, el encargado de poner sobre el tapete un problema particularmente espinoso que, por ejemplo, sufre su ámbito profesional: el de aquellos usuarios, que no empresarios, que, «siendo a menudo de edades avanzadas, se dan de baja directamente cuando descubren que quien les atiende forma parte del colectivo LGTBI». A su propuesta de que se realice una campaña de información conjunta, mano a mano entre empresarios y sindicatos, Abad ha respondido recalcando que «ahí las patronales ahí también podéis hacer algo; este sindicato ha conseguido que se hable de esto, que se lleve a la normativa, pero también necesitamos ayuda. Esto es cuestión de todos y todas». Y ha zanjado la cuestión inquiriendo a Corripio «cuando un usuario se queja de que le habéis puesto un cuidador negro, ¿lo aceptáis? No. Pues es lo mismo. Si no toleramos que falten al respeto por raza, tampoco debemos aceptarlo porque se sea LGTBI».