Hoy, último día del año, cuando apuramos las horas para dar la bienvenida a 2024, tengo el honor de volver a dirigirme a vosotros, a los asturianos y asturianas, allá donde quiera que estéis, para desearos unas felices fiestas y transmitiros el sólido apoyo del Gobierno del Principado.
Vivimos fechas entrañables, en las que son habituales los reencuentros y los obsequios. Personalmente, estoy colmado: hace unos meses, en las elecciones de mayo, me otorgasteis el mayor regalo posible, la confianza mayoritaria para presidir Asturias.
Desde entonces, cada día me siento en la obligación de responder a vuestro respaldo. El gobierno de unidad progresista que lidero, con su clara orientación reformista, está al servicio de todas las personas. Esa es su razón de ser: resolver los problemas, pisar el barro de la realidad y hacerlo siempre con humildad y cercanía. Si no sabemos estar al lado de quienes nos necesitan, no valdremos para nada.
Sé que he contraído una deuda permanente. Por eso, aprovecho este mensaje para reafirmaros mi convicción, renovada y fortalecida, en las posibilidades de nuestra tierra. Hace cuatro años asumí la presidencia con una enorme mochila de ilusión a la espalda. Hoy, después de haber gobernado la legislatura más difícil, rasgada por la pandemia, la carga es doble: más esperanza y, también, mayor experiencia. Con ese equipaje empecé el mandato y enfrento el nuevo año.
Tenemos motivos para iniciar 2024 llenos de ánimo, pese a las dificultades que persisten y que nunca negaré. Reducir el paro, fortalecer el pulso empresarial, revitalizar el medio rural, mejorar los servicios públicos o encarar el impulso demográfico son preocupaciones constantes de mi gobierno.
Así como asumimos los problemas, también hemos de ser conscientes, como sociedad, de los importantes avances que hemos alcanzado, con su correspondiente caudal de oportunidades.
En noviembre entró en servicio la Variante de Pajares. Una obra colosal que ha exigido 4.000 millones de inversión, un hito histórico que entierra bajo la cordillera el complejo de aislamiento y que es, en verdad, una puerta abierta al porvenir, el punto de arranque de esa década del cambio que comenzamos a recorrer. El futuro, como Asturias, está más cerca que nunca.
En esta ocasión, he decidido dirigirme a vosotros desde Cudillero, en el Occidente de Asturias, con su hermoso anfiteatro a mis espaldas, una de las estampas más conocidas del Principado. Hasta octubre, en diez meses, nuestra comunidad ya había superado el número de visitantes de todo el año pasado. Hagamos el esfuerzo de imaginar hasta qué punto la llegada del AVE, que lleva más de 100.000 billetes vendidos, beneficiará a este concejo, a Oviedo, Gijón, Avilés o cualquier otro concejo, de las montañas al mar, del Eo a Tinamayor.
Esta es una de las aspiraciones que nos aguarda en 2024: convertir el Principado en un destino permanente los 365 días, y lograrlo sin poner en riesgo nuestro patrimonio. Asturias se consolidará como una potencia turística sin dejar de ser un paraíso natural y cultural, ese paraíso que tan bien representa Cuideiru.
Ese es uno de los objetivos inmediatos, si bien la lista es mucho más amplia. La alta velocidad, abierta para pasajeros y mercancías, favorecerá el crecimiento económico. Con el potencial de los puertos de Gijón y Avilés, y el desarrollo de la ZALIA, otro compromiso que nos apremia, aspiramos a transformarnos en el polo logístico del Cantábrico.
Espreso con cuenta grandes ambiciones, porque tamos obligaos a pensar en grande, a desfacenos de temores, a olvidar el mieu, esa emoción qu’encueye y paraliza. Conseguilo ta nes nuestres manes. Les tuyes, les míes, les de quien tamos convencíos de que podemos facer muncho por esta tierra, devolve-y polo menos tanto como lo que nos dio. Les de quien sabemos que somos una comunidá pequeña, pero enllena d’idees, arguyu y fuercia de sobra p’algamar xuntos metes mui altes.
Hai que poner eses manes a trabayar, porque hai razones vigoroses que nos animen. Antayeri, la Xunta Xeneral aprobó’l presupuestu más altu de la historia: 6.348 millones que van asegurar la mayor inversión sanitaria por habitante de toa España, van ayudar a reducir les llistes d’espera, van apoyar a quien emprendan nel mediu rural, van aumentar la vivienda pública o van inyectar cuasi mil millones a l’actividá económica.
Doi estos exemplos porque un presupuestu nun ye una distribución de númberos apolmonante nin namás una baza política. Esi proyectu traduzse en realidaes apalpables qu’afecten a la vida cotidiana. Na espansión de la vía fiscal asturiana con deducciones y ayudes nueves pa les clases medies y trabayadores. Na apertura de les primeres 31 escuelines autonómiques, la rede de 0 a 3, que va ser gratuita dafechu pa toles families dende setiembre.
Pa eso val tener unes cuentes aprobaes. Pa que les escuelines seyan gratis, p’atender a les persones mayores y combatir la soledá non buscada. Pa facilitar que la nuestra mocedá, esa mocedá que sobresal nos índices de calidá educativa, pueda emancipase y entamar una vida autónoma con una oferta creciente de formación y emplegu.
Sí, son oxetivos elevaos, pero son tan altos como cercanos. Una muestra: esti añu nuevu vamos empezar tamién a aplicar polítiques que favorezan la vuelta. Yá atraemos persones d’otros países y otres comunidaes qu’atopen equí un territoriu que ye la cuenta pa vivir y trabayar. Son munches, munches más les que vienen que les que marchen. Pues vamos dar otru pasu p’alantre: si tiempu atrás fuimos una tierra d’emigrantes, vamos pasar a ser una Asturies de bienllegada al retornu, que va recibir colos brazos abiertos, recursos y asistencia a quien quieran volver. Va ser una de les ferramientes coles que vamos plantar cara al retu demográficu.
Para todo eso, repito, sirve un presupuesto. Las personas que nos dedicamos a la política podemos gustar más o menos, consensuar o discrepar, pero compartimos un deber común: ser útiles. Formemos el gobierno o ejerzamos la oposición, no estamos para inventar obstáculos ni colocar palos en las ruedas, sino para arrimar el hombro, para unir las manos cuando Asturias lo necesita.
2024 ha a trer audacia y reformas. Hai cuatro anos atrevímonos cua transición ecolóxica. Un discurso agoreiro pronosticaba qu’íbamos acabar sin industria y sin empreo. Hoi temos máis xente con trabayo, menos en paro y úa suma d’inversióis inimaxinable condo decidimos apostar pola economía verde. Os contratos garantizaos na fábrica de Trubia fixeron máis forte a industria de defensa; os proyectos confirmaos n’Avilés, como Windar, y os que se xestionan nel Musel ou nas concas, por citar sólo dalgúas localizacióis, tan allumando outro paisaxe empresarial. Innovador, sostible, con un protagonismo crecente del talento y el desenvolvemento tecnolóxico.
Xa nun fai falta repetir que podemos captar empresas: eso quedóu acreditao. Agora toca esforzarnos en nun deixar pasar de llargo úa sola oportunidá sin lluitar por ella. Esperamos que nel exercicio próximo se confirmen d’úa vez os grandes proyectos pendentes.
Con esa ousadía acometemos el ano. Demostramos qu’a combinación d’atrevemento y aprecio á nosa cultura é un bon rumbo. Hemos a avanzar por ese camín con feitos tan relevantes como a segunda ampliación del museo de Bellas Artes, a conmemoración del milenario del mosteiro de Corniana, actuacióis novas na Universidá Llaboral ou, por suposto, a promoción das nosas llinguas. Oxalá este mandato sía posible, por fin, despóis de máis de 40 anos d’andadura autonómica, un gran pacto pola conservación y el uso del asturiano y el eonaviego qu’abra paso á oficialidá. A cultura, incluído el empuxe al actividá deportiva, nun é úa estancia máis d’este goberno, sinón que ta incrustada nel corazón mesmo del Executivo.
Todo ese camino de ambiciones no podremos recorrerlo solos. Tampoco lo pretendemos, porque en nuestro modelo de Estado, único y plural a un mismo tiempo, identificado de pleno con la Constitución y los valores que la hicieron posible, no caben la insolidaridad ni la desigualdad. La opción de aplicar una quita de la deuda autonómica o la reforma del sistema de financiación que ahora se plantean tienen, por fuerza, que ser coherentes con esos principios. Con ese planteamiento, en cualquiera de esos debates no cabe más que un desenlace: que Asturias salga beneficiada.
Es una exigencia tan leal como firme. El Gobierno del Principado tiene una máxima grabada a fuego: Asturias, lo primero. Con esa actitud, franca y clara, exigiremos el cumplimiento de compromisos como el plan de cercanías ferroviarias, el Corredor Atlántico o el avance de la autopista del Suroccidente, rechazaremos cualquier decisión que nos perjudique y reconoceremos abiertamente las que nos favorezcan. En cualquier situación, los asturianos y asturianas sabrán dónde encontrar a su gobierno.
He defendido el patrimonio natural y cultural. Reivindico también para 2024 otro valor propio de Asturias: el de la concordia y la convivencia. Por amplia que sea la diferencia política, ningún demócrata puede ponerse de lado ante el acoso y la violencia. Nadie que defienda la democracia puede jalear el señalamiento y aplaudir los insultos.
El respeto, el diálogo y la búsqueda de acuerdos son y serán reglas básicas para mi gobierno. En los meses que llevamos del actual mandato, hemos intentado un pacto sobre la demografía, cerrado un acuerdo presupuestario e iniciado una nueva concertación con los sindicatos y la patronal. Nadie nos va a arrastrar hacia la descalificación y la política tóxica. Como presidente, asumo la defensa continua del entendimiento por el bien de Asturias.
Para cruzar esas metas queremos todas las manos, juntemos todas las manos. Las nuestras, las tuyas y las de quienes se apasionan en la tarea de construir la mejor Asturias. También, porque nunca las olvidamos, las de las personas que están fuera. Ahora pienso en ellas y adivino que al ver estas imágenes reconocerán esta villa y su Asturias del alma, con una punzada de nostalgia por no poder pasar estas fechas en su patria.
Para ellas, para todas las que me escucháis, un deseo simple, rotundo y sincero: feliz año nuevo. Feliz 2024.
Adrián Barbón, presidente del Principado