Los sacerdotes salieron a la plaza para recibir el féretro, acompañados por el himno de España y el ‘Homenaje a los caídos’ de la Guardia Civil
La Catedral de Oviedo ha acogido este lunes el funeral del agente de la Guardia Civil de Tráfico fallecido este sábado tras ser arrollado por un vehículo que había sido robado, Dámaso Guillén.
El funeral, presidido por el sacerdote Joaquín Serrano, ex Guardia Civil y actual párroco de la Iglesia de San Félix de Lugones, ha contado con la presencia de altos mandos de la Guardia Civil, la Policía Nacional y el Regimiento Príncipe. Han asistido asimismo el Jefe de la Agrupación de Tráfico de la Guardia Civil, José Ignacio Criado; el director general de la DGT, Pere Navarro; la delegada del Gobierno en Asturias, Delia Losa; y el alcalde de Oviedo, Alfredo Canteli, entre otras autoridades.
Momentos antes del inicio del oficio religioso, agentes de la Guardia Civil, Policía Nacional, Policía Local y miembros del Regimiento Príncipe número 3 han guardado unos minutos de silencio en la plaza de la Catedral, solo interrumpido por las campanas del templo, sonando en señal de luto.
Los sacerdotes salieron a la plaza para recibir el féretro, acompañados por el himno de España y el ‘Homenaje a los caídos’ de la Guardia Civil, interpretado por la Banda de Guerra del Regimiento Príncipe número 3, de Cabo Noval. Una vez iniciado el funeral, las campanas de la Catedral siguieron tocando como señal de luto.
Guillén fue arrollado este sábado cuando trabajaba en una prueba deportiva en Grado. El hombre que atropelló mortalmente al agente fue detenido después de los hechos. El delincuente tuvo una trifulca con otra persona previamente, a la que le causó lesiones leves con un hacha, y posteriormente se saltó con un vehículo un primer dispositivo de la Guardia Civil que en ese momento prestaba el servicio de protección en la prueba deportiva ciclista Santiago Santana.
El agente fallecido estaba haciendo uso de la motocicleta oficial en otro punto de control de la prueba y el detenido lo arrolló, causándole la muerte en el acto. El vehículo que conducía el detenido, un Renault Laguna, figuraba como robado en los registros policiales.
La UVI móvil que estaba en servicio por la prueba ciclista asistió al Guardia Civil, de 48 años y con mujer e hija y que había sido designado al destacamento de tráfico de Oviedo, pero no pudo hacer nada para salvarle la vida.
El agente ha recibido, a título póstumo, la medalla de la Orden de Mérito de la Guardia Civil con distintivo rojo.