La desratizadora Dexastur ha recibido solicitudes de nuevas comunidades de vecinos del barrio en las últimas semanas después de avistar algún roedor en sus edificios

Una tarde de febrero en Gijón como otra cualquiera, Daniel Azpitarte se disponía a entrar en su casa de la calle Premio Real, donde vive con su novia desde hace 3 años. El proceder iba a ser el habitual cuando en la puerta se topó con una de esas sorpresas que no alegra recibir. En su felpudo estaba esperando plácidamente un roedor, un aguarón, una rata de agua… En definitiva, una rata. Esta empezó a correr de acá para allá a través del rellano al advertir su presencia; acercándose a unas y otras puertas y moviéndose sin parar. En definitiva, «se armó un buen espectáculo» que se solo pudo terminar «con la ayuda del resto de vecinos» para cazarla y sacarla del edificio. No es la primera vez que Azpitarte experimenta un encontronazo con los roedores que habitan en el barrio, pero sí el más cercano. Las ha visto otras tres o cuatro veces en el último año merodeando por la zona: en la alcantarilla cercana a su portal, paseando por las calles aledañas a la suya o en la basura.
Los avistamientos de las que ya parecen «habituales» del barrio se convierten en la comidilla de vecindarios como el de Azpitarte por momentos, cuando se producen momentos para la comedia y el desasosiego como el suyo. Una cuestión ya sabida entre todos es la de que las empresas de desinfección y control de plagas «no actúan en viviendas o casos particulares», sino que trabajan en todo el edificio a través de solicitudes de las comunidades de vecinos. ¿Y qué ocurre si se ven en la calle? Asiduos de la zona tampoco parecen tenerlo muy claro. Un grupo de amigos que paran por La Arena recuerda vivir un caso como el de Azpitarte a plena luz del día. Tienen como punto habitual de reunión la cafetería El Pinar, desde donde una mañana a comienzos de mes avistaron a una rata que correteaba a toda velocidad por Menéndez Pelayo, indiferente al tráfico, el ajetreo mañanero, la gente y los semáforos. En ese momento volvía de la compra Nori García Iglesia. Lleva siendo portera del inmueble cercano al local desde hace 14 años y cuando se trata de estos animales, sabe bien de lo que habla. Los ha visto circular por las calles de La Arena desde que empezó a desempeñarse allí y, por ello, ese día no le tembló el pulso a la hora de atrapar al roedor de un taconazo.
El clan de amigos se toma con humor la caza que presenciaron aquel día en plena acera así como la presencia habitual de estos invasores por el barrio gijonés en zonas cercanas a sus hogares, como «parque del Gas o Rufo García Rendueles», a lo largo de la playa y en la calle. El pasado lunes, por ejemplo, el dueño de un local en la calle Ezcurdia con fachada hacia el paseo de El Muro tuvo que apresurarse a echar a una gran rata gris que se intentaba colar en el negocio. Gracias al aviso de un vecino de otro establecimiento pudo llegar a tiempo y expulsarla. Era la primera vez que se encontraba con una allí.
En la comunidad de García, por su parte, los vecinos tienen contratado desde años el servicio de mantenimiento de una empresa desratizadora para mantener las plagas a raya. Ella las ha visto aparecer por todo tipo de rincones: en los contadores, los falsos techos, las alcantarillas, las arquetas… Cualquier rincón sirve a los mencionados animales cuando «se dan temporadas en las que están más agitadas», según ha podido comprobar García. El número de aquellas que salen a la luz se incrementa bajo determinadas condiciones, como «que haya obras por la zona» y los cambios de tiempo.

Stéphanie, de Dexastur Sanidad Ambiental, coincide con Nori en que «el mal tiempo y las temporadas de lluvia intensa como las que tienen lugar cada poco en las últimas semanas» agitan al conjunto de roedores que pueda encontrarse a reposo en los conductos de alcantarillado en La Arena, donde aumenta el nivel del agua que se acunula. La zona este de la ciudad, explica la profesional, cuenta con la presencia permanente de aguarones por su cercanía al río Piles y a grandes zonas verdes como el parque Isabel La Católica. Este último se convirtió en motivo de queja reciente del grupo municipal de Vox en el Ayuntamiento. Su concejala en el Gobierno local, Sara Álvarez Rouco, denunció el pasado 1 de marzo la presencia, una vez más, de ratas en la zona del estanque en horarios nocturnos. Además de la «imagen de abandono» y «el foco de insalubridad» que estas generan, Rouco recordó el papel del parque como «el mayor espacio verde de la ciudad» e importante zona de recreo y ocio «para los más pequeños» y las mascotas, dos cuestiones por las que pedía extremar las precauciones.
Desde la empresa de fumigación y control de plagas gijonesa afirman que unas veinte comunidades de La Arena tienen contratados sus servicios preventivos de mantenimiento desde hace tiempo. Operan en el barrio al menos una vez a la semana: calle Aguado, Manso… Y un largo etcétera de direcciones a las que «se han añadido al menos tres en los últimos días». Además del futuro mantenimiento, esta últimas han requerido de la empresa tras haber tenido algún encuentro reciente con alguna rata, teniendo que contratar un tratamiento de choque para contenerlas con rapidez. En cualquier caso, Stéphanie recuerda que la manera de que el Ayuntamiento «se ponga las pilas» con el asunto pasa por reunir determinado número de quejas vecinales. La profesional de Dexastur recuerda que aquella fue la manera de poner en marcha las labores de desinfección y control de plagas que llevó a cabo su empresa hace unos años, cuando en 2020 el Consistorio la contrató para mantener el brote experimentado en el barrio durante unos meses con las ratas. Tita Caravera, su presidenta vecinal, también sostiene que «fue la movilización ciudadana» la que hizo posible una reacción por parte del Gobierno local.
«En las últimas semanas nos han llamado tres nuevas comunidades de vecinos de La Arena»
Por su parte, desde Dexastur recuerdan algunas cuestiones para intentar mantener alejadas a los roedores de nuestras casas. Por un lado recomiendan echar cuenta de los servicios que se contratan para llevar a cabo el mantenimiento de edificios así como los productos que se emplean, ya que «utilizar tratamientos no profesionales es contraproducente, generan resistencia en los animales hacia los pesticidas». También advierte que «es ilegal dejar en manos del cliente aquellos productos que sí son de uso profesional porque debe manejarlos el equipo de la empresa especializada». Por último, como consejos más prácticos aconseja procurar «tener las basuras de la calle dentro de los cubos», porque toda basura al aire puede convertirse en foco y lugar de reunión de los roedores, además de «mantener higiénicas las aceras de las calles» y «asegurarse de que los edificios están bien cerrados en períodos de lluvia».