En la temporada 1971-72 nace la primera competición federada de fútbol femenino en Asturias, con federación propia, ya que la Real Federación Española de Fútbol no incorporó al fútbol practicado por mujeres hasta 1980

El primer partido de fútbol femenino en España fue organizado por Paco Bru, primer seleccionador del combinado nacional. Bajo su dirección se lograría posteriormente la medalla de plata en las Olimpiadas de Amberes. Aquel primer partido lo disputaron el 9 de junio de 1914 dos equipos de jugadoras del club Spanish Girls, vinculadas al R.C.D. Español. Los equipos se llamaron Giralda y Montserrat y vencieron las primeras por 2 a 1. Posteriormente, disputaron otros cuatro encuentros de exhibición por otras localidades catalanas como Sabadell o Reus. También tenían firmada una gira por Francia, pero debido al estallido de la Primera Guerra Mundial no pudo realizarse. Tras la fallida gira, el club desapareció. La siguiente referencia al fútbol femenino (con la excepción hecha de un encuentro benéfico entre un combinado de jugadoras francesas y otro de inglesas en el año 1923) la encontramos también en la Barcelona del año 1931. Los equipos, formados únicamente para la ocasión, fueron el España de Barcelona Fútbol Club y el Valencia Femenino Fútbol Club, en un encuentro jugado en la capital condal. En cuanto a Asturias, la primera de las noticias sobre fútbol femenino aparece en el diario El Noroeste, en fecha 19 de marzo de 1925. Por iniciativa de María Luisa Menchaca se convocaba a todas las mujeres interesadas para realizar un entrenamiento de fútbol en el Cerro Santa Catalina con el objeto de hacer un equipo de fútbol. No tuvo éxito alguno y de tal conjunto nunca más se supo.
Tras la Guerra Civil el incipiente fútbol femenino quedó reducido a una anécdota, no se desarrolló y pasó, casi, al ostracismo o al folclorismo, frecuentemente a lo ridículo y cutre que nada tenía que ver con el fomento del deporte, sino con algo parecido a un espectáculo circense. Partidos de folclóricas contra “modernas” o películas como “Las Ibéricas”, aunque, paralelamente algunos equipos de chicas luchaban, sin competiciones oficiales, por construir algo serio. Entre ellas, en Asturias, nacen en 1956, sin tener opción alguna de disputar ningún torneo ni partido amistoso contra un equipo “serio”, Las Piezas de Sama, posteriormente Club Deportivo Las Piezas de Langreo, dedicándose a disputar partidos contra eventuales equipos de chicas locales por distintas localidades asturianas. Para dificultar más las cosas, en 1958 la Sección Femenina de Falange Española y de la JONS desaconsejaba expresamente la práctica de este deporte al considerarlo “masculinizante”. No llegó al caso de prohibirlo, como sí sucedió hasta 1959 con el boxeo o el atletismo (no hubo campeonatos de España femeninos de atletismo desde 1943 hasta 1960, por idéntica razón, eran “masculinizantes”).
A partir de los sesenta, sin llegar a tener el aire habitual del correspondiente partido de solteros contra casados, no era extraño disputar un encuentro, con motivo de las fiestas patronales, de un equipo de chicas de un pueblo contra las del pueblo vecino, o contra las siempre pendientes de aprovechar la menor ocasión, Las Piezas de Sama. A principios de los sesenta, otros equipos las imitan, entre ellas el Club Deportivo Barredos, con un fútbol tan voluntarioso como pobre y con un público con poco interés por apoyarlas deportivamente, en la gran mayoría de los casos.
En 1970, se produce un hecho fundamental para que en España se comience a tomar medianamente en serio el fútbol femenino, El R.C.D. Español crea su propia sección de fútbol femenino, su propio equipo. Después, hubo otros clubes que apostaron decididamente por las mujeres, como el Levante o el Rayo, aunque también haciéndose cargo de equipos femeninos ya existentes. El San Vicente Valencia en el caso del primero, y en el Club Deportivo Buen Retiro en el del club vallecano. Posteriormente, el F.C. Barcelona integró en el año 2002 dentro de su organigrama al Club Femení Barcelona. Más tarde llegaron las compras: el Athletic Club de Bilbao se hizo con el Leioa, el Sevilla con el Hispalis, el Valencia con el Colegio Alemán, hasta llegar a la reciente adquisición del Tacón por el Real Madrid. En beneficio del Sporting decir que es de los pocos que creó el club de la nada, sin apoyarse en el trabajo previo de otras entidades, destacar el trabajo realizado por la internacional gijonesa Montse Sirgo que, además de participar como técnica de los equipos de fútbol femenino de la escuela de Mareo, disputó como futbolista rojiblanca la primera competición oficial en la que participó el club, un conjunto rojiblanco dirigido entonces por Ismael Díaz Galán.
Evidentemente, Montserrat Sirgo Balseiro no es la única, y hay muchos nombres a señalar en la corta historia del fútbol practicado por mujeres en Asturias. Susana Morán fue una de las personas que más hizo por el fomento del fútbol femenino a nivel organizativo, siempre a la sombra del auténtico valedor del fútbol para chicas: Manolo Badás, un militar vallisoletano que llegó destinado a Gijón como capitán, retirándose en nuestra ciudad con el rango de coronel. Badás comenzó a vincularse al mundo del fútbol cuando en 1960 fue destinado al Sidi Ifni. Era entonces un joven teniente recién salido de la academia que se había especializado en educación física. Y, claro, creó el primer campeonato militar del ejército español en el norte de África, pero fue tras ser destinado a Asturias cuando comenzó su carrera como entrenador. Se sacó el título nacional de entrenador y dirigió a numerosos equipos: Carbayedo, Candás, Llaranes, Praviano, Real Avilés… y a los filiales del Sporting de entonces: Atlético Camocha y Deportivo Gijón. También tuvo su oportunidad en el primer equipo sportinguista. El vallisoletano sustituyó a Román Galarraga en abril de 1968. Un empate con el Langreo en El Molinón precipitó el cese del técnico vasco y Badás dirigió al equipo hasta final de temporada. Tres partidos ligueros en los que únicamente consiguió un empate y los dos de la eliminatoria copera disputados contra el Barcelona que se saldaron con una victoria azulgrana en la ida, 5 a 0, y una victoria sportinguista en el encuentro de vuelta, 2 a 0.
Así, gracias a la iniciativa de Manolo Badás, en 1971 se disputó el primer campeonato de fútbol femenino de Gijón. Organizado por el militar vallisoletano, lo disputaron por sistema de eliminatoria cuatro equipos en el estadio de Santa Cruz, campo del Gijón Industrial: Camisas Ike, Tabacalera, Sincos y Deportivo Orensana de Tremañes. Era el trofeo Relámpago y se impuso el Camisas Ike.
En la temporada 1971-72 nace la primera competición federada de fútbol femenino en Asturias, con federación propia, ya que la Real Federación Española de Fútbol no incorporó al fútbol practicado por mujeres hasta 1980. En ese primer campeonato de Asturias participaron cinco equipos y se disputó por sistema de liguilla a cuatro vueltas. Los equipos participantes eran Camisas Ike de Gijón, las Sirenas Club de Fútbol (Luanco), que tenían cierta vinculación y ayuda del Marino, El Club Las Salvajes de Barredo, el Club de Fútbol Las Piezas (Langreo) y Las Perlas Negras (Carbayín). El equipo vencedor fue Camisas Ike y el campeonato de Asturias mantuvo cierta continuidad en el tiempo, hasta la absorción de las competiciones por la R.F.E.F.
Badás, en su condición de vocal de la federación asturiana, fue designado como responsable del fútbol femenino de dicha entidad. Ocupó el cargo desde 1981 hasta 1986. En ese tiempo, creó la Escuela de Fútbol Femenino que él mismo dirigió. También fue responsable de los cursos formativos para jugadoras que, bajo la presidencia de Vega-Arango, se organizaron por parte de la Federación Asturiana de Fútbol en los campos de Roces.
En cuanto a la selección asturiana, Manolo Badás fue también su principal impulsor. El primer encuentro de la selección asturiana femenina de fútbol se disputó en Santa Cruz, un 26 de abril de 1986. La seleccionadora era María Rosa Tuya, entrenadora de Las Piezas de Langreo. Durante 15 días estuvieron entrenando en Mareo para preparar ese partido. Asturias perdió 1 a 4 contra la selección gallega, mucho más rodada y con más experiencia que las asturianas. Pero todo fueron pequeños y costosos pasos, que sirvieron para llegar hasta el punto en el que el fútbol femenino se encuentra ahora, avanzando sin demora hacia la excelencia y el reconocimiento general, al igual que lo hicieron con anterioridad otros deportes de equipo como el balonmano o baloncesto. Y todo, en buena medida, es gracias a personas como Manolo Badás, uno de los pioneros y máximos referentes del fútbol femenino en nuestra tierra.