«No quiero que mi presencia sea la excusa perfecta para generar crispación y tensión», ha argumentado el presidente del Principado; la delegada del Gobierno, Adriana Lastra, insinúa que podría seguir el mismo camino
Adrián Barbón no estará este año en la misa que, el próximo 8 de septiembre, Día de Asturias, se oficiará en Covadonga. Así de simple, de claro y de directo. Con un rotundo «Ya lo he decidido», el presidente autonómico confirmaba su ausencia hace apenas una hora, en declaraciones a los medios al término del Consejo de Gobierno que se ha celebrado en la localidad de Bimenes. Y puede que no sea el único, pues poco después la delegada del Gobierno en la región, Adriana Lastra, insinuaba la posibilidad de seguir sus pasos. Dos movimientos de piezas que pocos logran disociar de las fuertes tensiones que, en los últimos tiempos, se han generado entre la izquierda política asturiana y el Arzobispado, a tenor de lo que los primeros entienden como una cada vez más palpable deriva hacia posturas extremas del organismo eclesiástico.
«No quiero que mi presencia sea la excusa perfecta para generar crispación y tensión; es algo que no va conmigo«, ha puntualizado Barbón, quien ha asegurado que su determinación responde a deseos estrictamente personales. Y es que, aunque Covadonga es, a todos los efectos, «un lugar sagrado para todo, no sólo desde el punto de vista de la fe, sino también de la identificación, de ser asturiano», Barbón ha admitido no sentirse «conforme, ni a gusto, con lo que está pasando en los últimos años en un día tan importante para Asturias». Una referencia velada a los discursos críticos con cuestiones sensibles como el ‘caso Rubiales’, el feminismo, la eutanasia o la ‘Agenda 2030’ hechos por el actual arzobispo de Oviedo, Jesús Sanz Montes, en el cargo desde 2010. A ese respecto, el líder autonómico ha zanjado los últimos atisbos de duda aclarando que, aunque sus intervenciones «nunca generan polémica», y con ellas se sienten identificados «la inmensa mayoría de los asturianos», no pasa lo mismo con otras con las que «siempre hay polémica».
Minutos después de que Barbón anunciase su segura ausencia, Adriana Lastra, recién salida de su encuentro con el secretario de Estado de Medio Ambiente, Hugo Morán, tomaba la palabra, y admitía tener ya «una idea clara de cuál va a ser mi decisión». Decisión que, no obstante, ha evitado explicar, aunque es fácil aventurar que se traducirá en una segunda ausencia destacada en Covadonga el día 8. No en vano, la propia Lastra protagonizó un duro enfrentamiento con Sanz Montes al poco de tomar el cargo, hace ahora un mes, al tachar las homilías de este último de presentar un tono «profundamente despectivo, de confrontación, profundamente político y ultraderechista».