«No hay duda posible: a Asturias el consenso le sienta muy bien», afirmó el presidente
Este viernes se celebró la entrega de las Medallas de Asturias, que recibieron Luis Fernández Vega, María Teresa Álvarez, Xosé Lluis García Arias, Laura González y José Andrés. También se reconoció a los nuevos hijos predilectos: Antonio Suárez, Ángeles Flórez Maricuela, y Ana Cristina Tolivar Alas. Asimismo, el presidente del Principado, Adrián Barbón, tuvo palabras de agradecimiento para Juan Ramón Lucas, nombrado hijo adoptivo.
Durante la entrega, Barbón abogó por aparcar las diferencias y los enfrentamientos. «Apelo al diálogo con voluntad expresa de acuerdo», dijo, al mismo tiempo que ha pedido que el Día de Asturias sea un día de concordia: «Quiero que el 8 de septiembre sea lo que debe ser, un día de hermandad, entendimiento, orgullo de identidad y afirmación colectiva. Un día de concordia y para la concordia de Asturias».
«Sois los protagonistas de esta celebración institucional, del mismo modo que el pueblo de Asturias es el protagonista indiscutible del 8 de septiembre -destacó el presidente-. Porque no lo olvidéis. Este es el acto institucional del Día de Asturias en el que todos tenemos espacio: hombres y mujeres, mayores y jóvenes, creyentes de múltiples religiones o no creyentes. Aquí no sobra ni se expulsa a nadie. Somos fiel reflejo de lo que es Asturias: plural, diversa, abierta y con futuro». Todo después de la polémica por la homilía pronunciada por la mañana en Covadonga por el Arzobispo Jesús Sanz Montes, que ha despertado numerosas críticas desde el Gobierno y el grupo socialista. Por su parte, el Grupo Parlamentario Vox había anunciado el jueves que no iba a asistir al acto de entrega de Medallas «por la politización que se ha hecho de unos premios que deberían ser orgullo de nuestra región y que ahora sólo sirven para que el presidente Adrián Barbón premie a los suyos y cuele un par de premiados con prestigio para blanquear este evento sectario y endogámico».
El presidente pidió también este viernes hacer con las palabras y el trabajo que Asturias sea un refugio, un oasis que destierre la crispación y la política tóxica. «Así ganaremos todos en entendimiento, colaboración y estabilidad. No hay duda posible: a Asturias el consenso le sienta muy bien», afirmó.