Los favores al separatismo vasco y catalán del Gobierno nacional han dado alas a su hermano gallego, y devorado al mismo PSOE
Cuando veas las barbas de un gallego cortar, pon las tuyas a remojar. El fracaso sin paliativos del PSOE en Galicia nos lleva a una inquietante realidad que debería hacer reflexionar al presidente Barbón: las peligrosas consecuencias de la relación socialista-separatista. Hemos visto cómo el candidato Besteiro pedía en un mitin de campaña el «voto útil de aquellos que quieren un cambio seguro en Galicia” y, durante estas semanas, ha sido difícil de diferenciar el mensaje del PSOE de el del BNG. Para qué quieres la copia si puedes comprar el original. El original, en este caso, habla de derecho a la autodeterminación, decir adiós al Tribunal Constitucional y monolingüismo. Con los resultados obtenidos este domingo, la conclusión para el PSOE es evidente: los favores al separatismo vasco y catalán del Gobierno nacional han dado alas a su hermano del noroeste, y devorado al mismo PSOE. El ejemplo más claro ha sido el Vigo de Abel Caballero. El alcalde socialista había conseguido, en las municipales de 2023, 82.000 votos. Este domingo el PSOE logró allí 30.781, mientras el BNG fue primero con 56.820. Los independentistas ganaron en este feudo 25.192 papeletas en comparación a 2020.
Sí, Barbón reafirmaba en la última Convención Política que «ya no hay debate» alrededor de la Ley de Amnistía «una vez que ha hablado la militancia». Es cierto que el presidente astur es un hombre fiel al partido y a sus procederes, y un gran valedor de Pedro Sánchez (su Reconquista comenzó en Asturias), pero también es indudable que sabe lo que se viene. Sabe que, junto con Page (excluyo a Navarra), es el último baluarte del socialismo 100% libre de influencias secesionistas. No es moco de pavo en 2024, y tampoco lo será en 2027. Sabe, también, que a Sánchez le quedan unos meses muy difíciles por delante, con Euskadi y las europeas, y que alguien tendrá que reconstruir el partido si todo se desploma, si el Partido Socialista Obrero Español pierde la última palabra de su nombre, y si Asturias tiene que protagonizar una nueva Reconquista 2.0. Los comicios gallegos llegaron con mensaje y, volviendo a los refranes, a buen entendedor, pocas palabras bastan.