El presidente del Principado apela al realismo ante la posible clausura de la línea de Sekurit, si bien muestra su confianza en que la multinacional «se atenga a negociar y, evidentemente, se puedan salvar los empleos»
Desde lo profundo del torbellino que azota Saint-Gobain desde que la multinacional anunciase su voluntad de cerrar su línea Sekurit de Avilés, azuzado este martes por el inicio de la huelga entre los trabajadores de dicha empresa, una voz se ha alzado esta mañana desde la esfera política: la de Adrián Barbón. Porque el presidente asturiano ha aprovechado la celebración del Pleno autonómico esta mañana, y la presencia de un nutrido grupo de empleados de Saint-Gobain a las puertas de la Junta General del Principado, para mostrar su apoyo a las reivindicaciones de los afectados… Pero también para llamar al realismo ante el poder del Ejecutivo que encabeza para alterar la situación una situación que parece inevitable.
«Hay que ser sincero y no mentir a la ciudadanía«, ha trasladado Barbón a sus compañeros parlamentarios, en respuesta a una pregunta formulada por la diputada del Grupo Mixto Covadonga Tomé, sobre si el Gobierno asturiano tiene un plan para atajar la pérdida de tejido empresarial. Y el líder de la región ha continuado en la línea de esa sinceridad, confesando que «no puedo decirles que el brazo de un Gobierno, sea el de Asturias o el de Cataluña, es capaz de doblarle el brazo a una multinacional«. De hecho, tal como ha añadido, el fondo de la cuestión radica en que «Europa rompa con el corsé y empiece a intervenir en la economía y salvar estas empresas», aunque también ha reconocido que comportamientos como el de Saint-Gobain «son habituales en multinacionales que no obedecen a dinámicas propias de nuestra comunidad autónoma, que obedecen a otro tipo de dinámicas, y que, desde luego rechazo».
No obstante, nada de todo eso ha impedido a Barbón ponerse del lado de los trabajadores, y trasladar a la plantilla su solidaridad, además de reconocer el esfuerzo negociador que se está realizando desde los Ayuntamientos de Avilés y Castrillón. También ha expresado su confianza en que, al final de este tortuoso camino, la multinacional «se atenga a negociar y, evidentemente, se puedan salvar los empleos». Ahora bien, ha continuado poniendo el foco en «esa voracidad empresarial» que «yo no la comparto». Y ha insistido una vez más en que, a pesar de los esfuerzos de cualquiera de las Administraciones participantes en la negociación, «lo que no tienen es capacidad de intervenir en el mercado», afeando a Tomé que «parece que se deduce de sus palabras que nosotros podríamos rescatar Arcelor, podríamos rescatar Duro Felguera o podríamos rescatar Sekurit, y eso es falso, porque los presupuestos del Principado no serían capaces, por el valor que tienen esas empresas. Es imposible».
Tomé apunta a un «nuevo cierre especulativo», que coincidiría con la expansión de Saint-Gobain en Rumanía y Marruecos
La réplica por parte de la parlamentaria del Grupo Mixto no se ha hecho esperar. Tomé, que ha portado un chaleco que le han facilitado los trabajadores de Saint-Gobain presentes en la Cámara, ha recordado que en 2022 se redujo personal en la planta de la multinacional de Avilés, y se llegó a un acuerdo con los sindicatos de reducir personal para poder mantener la actividad, dada la reducción de la carga de trabajo. «A cambio, se invertirían doce millones de euros para renovar los equipos productivos y asegurar así la permanencia de la línea Sekurit en Asturias. La inversión no se hizo y yo no sé si el Gobierno hizo algo para mediar en aquel momento con la empresa y asegurar su permanencia en Avilés», ha lamentado. Más aún, ha recalcado que, «un año después, el Principado invirtió medio millón en un proyecto para el reciclaje de vidrio. No sé si también fue a fondo perdido».
En este sentido, Tomé ha incidido en que el cierre se anuncia en un momento en el que la multinacional se expande en Marruecos y en Rumanía, «donde las condiciones laborales son inhumanas, donde no hay aranceles, donde hay una serie de cuestiones que permiten que todo le resulte mucho más barato a esta empresa». Un conjunto de factores que, a juicio de la diputada, «apunta a un nuevo cierre especulativo«, algo, a sus ojos, inadmisible. «No puede ser que las empresas multinacionales desestabilicen la economía de una comunidad autónoma sin que ésta tenga competencia ni capacidad alguna para defender los intereses colectivos de la ciudadanía», ha zanjado Tomé.