Barbón nos invita al federalismo. Uno cree que una España federal es la solución a muchos de nuestros problemas.
Ha dicho Barbón en Bilbao, durante los actos del 135 aniversario del Partido Socialista Vasco, que España tiene que ser más federal. La evolución natural de España es el federalismo, según el Presidente asturiano, que llega a la capital vasca con los deberes de la vacuna hecha. Como el federalismo liga mal con la monarquía, el socialismo español habla de una vía natural, sin cartas, ni reformas constitucionales, por la vía de los hechos.
España es federal hasta en su geografía, tan dispersa, tan diversa, y sin embargo, políticamente, ni la República ha logrado consignarla negro sobre blanco en la carta magna. La primera federalización la trajo Aznar que, impúdicamente, fue desprendiéndose de competencias con la misma facilidad con la que que uno se despoja de la ropa antes de meterse en la cama. Entonces, en la cama estaba también Pujol y ambos, 1996, hablaban catalán en la intimidad.
Uno cree que el federalismo, irónicamente, lo ha traído a España siempre la derecha, que no es capaz de gobernar sobre ideas, pero sí sobre cosas, sobre números. El federalismo es un reparto de números, de parné, antes que de ideas. Azaña no logró alcanzar su sueño federal, interrumpido por la larga y negra noche del franquismo, porque inclinó la balanza sobre las ideas antes que sobre los números. Felipe González prolongó el Estado de las autonomías, sin mayor misterio, porque FG estaba en Europa antes de quitarse la chaqueta de pana tras ganar en el 82. Con la misma elegancia y condescendencia de David Niven, él tampoco estaba para pequeñeces. Por eso fue Aznar, un hombre pequeño y con bigote, quien transfirió la educación y la sanidad, asumiendo la tarea federal con desparpajo y sin sonrojo. Será Zapatero quien, finalmente, revuelva el avispero anunciando un segundo proceso autonómico que terminó como el rosario de la aurora, con unos cuantos independentistas en la cárcel, un estatuto censurado y el nacimiento de un partido fascista que inició su andadura hasta hoy.
Barbón quiere iniciar la tarea de reformar el estatuto, aprobar la oficialidad, con amabilidad, como ha dicho él, a la asturiana. Barbón nos invita al federalismo. Uno cree que una España federal es la solución a muchos de nuestros problemas. Lo que no ha percibido es que la cuarentena nos ha traído una España más cantonal que federal desde que Pedro Sánchez renunció a la cogobernanza. Tiene razón el presidente gallego Núñez Feijóo cuando afirma que gobernar desgasta, pero que desgasta mas desgobernar. Algo de esto hay en la gestión de esta pandemia porque los números en las últimas elecciones de Madrid nos han hecho comprender mejor que cualquier Pi y Margall de hoy en día que la mejor campaña para ganar unas elecciones es atacando al gobierno central. Ni mi bisabuelo, Don Florentino, que fue hermano de leche de Buenaventura Durruti, y un federalista de la CNT convencido, se habría creído nunca que el federalismo lo iba a traer una pandemia. Como para fiarse uno de sus bisabuelos.