En 2014, lo que empezó siendo una broma se convirtió, como afirma el por entonces ‘Batman’, en una “histeria colectiva” en unas incipientes redes sociales
La figura del Joker es inseparable de la de Batman, el caballero oscuro de la ciudad de Gotham… y de Gijón. Al menos una vez fue así. Esta semana se cumplen diez años desde que un extraño personaje vestido de payaso recorriera las calles sembrando intriga, curiosidad y, en algunos casos, incluso miedo. Bajo el nombre de ‘Gijón Clown’, un hombre anónimo (luego se descubrió que eran tres) que se dedicó a aparecer en distintos lugares de la ciudad, capturando imágenes suyas con el misterioso disfraz y publicándolas en las redes sociales. Esta particular iniciativa desató una ola de comentarios y reacciones que rápidamente se viralizó, llegó a los medios de comunicación y hasta movilizó a los cuerpos de seguridad del Estado. No pasaría mucho tiempo hasta que un Batman gijonizado le plantara cara en las redes: “Estoy cerca. Mucho. Te estoy viendo. Tú a mí no. Tu mascarada acaba esta noche”.
Agustín Lobato, el copywriter gijonés que estaba detrás de la máscara del murciélago, comparte con miGijón sus reflexiones tras diez años desde que colgara la capa. Asegura que aquel episodio le hizo replantearse la forma en que se construyen y se difunden las historias en el ámbito digital y mediático: “A ver, era una broma, una tontería. Pero cuando empecé a ver cómo los medios seguían sacando titulares y buscando el siguiente gran giro en la historia, pensé: ‘¿cuántas cosas nos estamos tragando a todas horas y no somos ni conscientes de ello?’”. Desde entonces, Lobato se volvió más escéptico con las noticias y adoptó una postura crítica frente a los titulares llamativos y el clickbait.
Para el gijonés, el fenómeno del Gijón Clown representa una muestra temprana de lo que hoy en día conocemos como fake news y del poder de las redes para manipular la percepción colectiva. En sus palabras: “La gente se contagia de una idea o una historia de la que no tienen pruebas ni información sólida. Fue un poco como una histeria colectiva, un reflejo de cómo los medios y las redes sociales pueden amplificar una situación hasta el límite”.
Por otro lado, señala que el suceso también tiene un lado positivo, ya que podría interpretarse como una señal de bienestar social: “Una sociedad que tiene problemas de verdad no se preocupa por estas tonterías. Me gusta pensar que cuando estas historias absurdas se convierten en noticia es porque las cosas, en general, van bien”. Sin embargo, al recordar cómo los medios cubrieron las batidas ciudadanas para “dar con el payaso” y cómo la Policía tuvo que investigar el caso y terminar identificando a un joven de 22 años, Lobato no deja de cuestionar los recursos que se destinaron a un fenómeno sin impacto real, y cómo se llegó a sobrepasar la broma para convertirla en una especie de evento.
Diez años más sabio, Agustín Lobato define lo que pasó como un “experimento sociológico involuntario”. Más allá de las anécdotas, Agustín no deja de recordar el impacto personal de aquella experiencia en su forma de consumir información. “Yo decidí desconectarme de todo el ruido mediático y no seguir los titulares alarmistas. Entiendo que hay quien vive de esto, de generar contenido que dé clics, y lo respeto. Pero desde entonces trato de mantenerme en una línea de consumir solo aquello que considero relevante y no dejarme llevar por lo que busque solo generar audiencia”.
El Gijón Clown y el Batman de Agustín se convirtieron rápidamente en tema de conversación en redes y pronto captaron la atención de los medios. “Al día siguiente ya empezaron a llegarme mensajes en Facebook, que en aquel entonces era lo que usábamos, preguntándome si yo era el de las fotos. Al final, el fenómeno llegó a las ondas, con programas como el de Julio Otero en la radio, o Buenafuente, que hizo varios chistes. Incluso llegué a intercambiar algún tweet con Berto Romero, que mencionó el ‘follón de payasos’ que había en Gijón”, relata Agustín.
‘Batman Forever’
¿Qué llevó a Agustín Lobato a vestir la máscara de Batman? La historia real es menos espectacular que la pura ficción: “La idea vino de mi amiga Ana y hablando con la gente del podcast FreakCast en el que participaba. Me dijeron que ‘anda por ahí el Joker, ¿por qué no te pones un disfraz y te haces unas fotos?’. Dicho y hecho. Por casualidad tenía en casa un disfraz americano de Batman que había comprado por Amazon, uno de esos súper grandes y ridículos”.
Lobato, acompañado de un amigo, salió esa noche disfrazado para posar en varios lugares típicos de Gijón. Entre ellos, recuerda especialmente el Cerro de Santa Catalina, donde intentaron hacer una pose que “pareciera épica”. A pesar de su disfraz y la llamativa imagen de Batman en medio de la noche, “nadie nos miraba, aunque luego subí las fotos a Instagram y fue como ‘¡hostia!’. Esa misma noche me creé una cuenta de Instagram solo para eso, para ver de qué iba, porque entonces nadie tenía ni idea de qué era esa red social de fotos”. Las reacciones no se hicieron esperar y alimentaron la bola del morbo.
Más allá del episodio de 2014, el amor de Agustín Lobato por Batman le hizo lanzar un canal de YouTube sobre el personaje de los comics que pronto se convirtió en una referencia a nivel nacional: Gotham City Informer. Apartado ahora de su vertiente más mediática, Lobato sigue vinculado al noveno arte y trabaja para la tienda Comics Barcelona, una de las más punteras de España.