«En la Batcueva decidirán los asuntos importantes: las prohibiciones (es más fácil prohibir que encontrar soluciones), zonas azules, multas, nuevos contenedores»
Cuando cae la noche en Jovellanos City casi todos los gatos pardos se van de pingo por las calles del barrio alto. Algunos perros aúllan a una luna que perderá su blanco satén entre los vapores del azufre que conquistan la vasta noche gracias a las chimeneas de Arcelor. Salía el menda en el confinamiento a tirar la basura, a las dos o las tres de la madrugada por aquello de vivir unos minutos de nocturnidad sin alevosía. Y justo al final de Honesto Batalón contemplaba las metódicas chimeneas, no fallaban, cumplían con su función. Contaminando cielos y silencios.
Lo siguen haciendo, Batman y Robin lo saben pero prefieren poner el acento en la pijadina cotidiana para que el plural no se convierta en maleza. La lucha ahora está en el reciclaje y en el coche del pobre, que en la próxima primavera ya no tendrá cabida en el centro de este Gotham City Cantábrico. Aurelio y Ana, Ana y Aurelio, Batman y Robin, Robin y Batman velan por nosotros. Por nuestra salud de cintura para abajo: corran, caminen, pedaleen, saluden a los turistas… y no rechisten. Conozcan este «Gijón del alma que tanto adorooooo» desde Cimavilla al Molinón, respiren profundamente en su paseo el aroma a letrina cuartelera que desprende el mayor arenal gijonés y su compañero el río Piles…
En la Batcueva decidirán los asuntos importantes: las prohibiciones (es más fácil prohibir que encontrar soluciones), zonas azules, multas, nuevos contenedores… «que Cimata no es barrio para viejos, que no se empecinen con el centro de salud o los minibuses». «Abonen el taxi o compren bicis eléctricas». A Batman le encantan las bicis eléctricas. Robin sonríe mientras acaricia un lustroso felino en su regazo. Está pensando en el discurso de mañana, lo del carbón del Castillo de Salas ya no cuela, hay que descartarlo para siempre. Batman prefiere concentrarse de una manera bio: tomando en una terraza una o dos cañas (tostadas).
A Robin no le apetece dar explicaciones del ambicioso plan de vías, otra vez. De la miseria que le asignan los presupuestos del estado, dice que «habrá que leerlo con calma»: cuarenta mil euros, con calma, por favor. Cuarenta mil euros, esperen, otra vez, en realidad son 39.800 euros y 100.000 para el nuevo vial de Jove. Habrá que esperar con calma a la nueva estación de autobuses, que no se inunde el metrotrén en invierno. Con calma abriremos las puertas de Tabacalera y con calma nos iremos del gobierno local. El dinero no crece en los manzanos y menos en el País Astur y los cargos se están poniendo en chino mandarín, últimamente. «Estos chismosos de los medios, ¿no podrían hablar del Sporting?».
A Batman y a Robin les duele que no se dediquen más páginas a la bandera deportiva de la ciudad. «¿Ya no somos sportinguistas?, aunque no jueguen hay que hablar de este equipo famoso de rancia solera y brillante historial». «¿Me van a comparar el plan de vías con el sentimiento rojiblanco?». «Qué hacemos Robin». «No lo sé, Batman, pero que nadie se entere; Gotham City, Costa Verde City, Jovellanos City (o como se llame esta maldita villa) nos necesita.