Ojalá vea el día en el que el ocho de marzo sea un recuerdo y parte de la historia, de nuestra Historia Feminista. Porque significaría que ya se habría hecho real y efectiva la igualdad
Hace unos cuantos años que milito en el Movimiento Feminista. No es ningún mérito. Es cuestión de edad y yo ese requisito lo cumplo.
Primero, sin pertenecer a la Tertulia Feminista Les Comadres y luego ya como militante y parte de la organización junto con las asociaciones feministas de esta Asturias nuestra. Muchas reuniones, muchos debates y grandes acuerdos.
Asistí orgullosa al crecimiento de la conciencia feminista en un gran número de mujeres. Muchas de ellas alejadas completamente de lo que es el Movimiento Feminista y otras que ya eran feministas sin ni siquiera saberlo. Salíamos muchas menos a las calles y prácticamente nos conocíamos todas…o casi todas.
Es justo que se reconozca que fue a raíz de la manifestación del 1 de febrero de 2014 en Madrid, El Tren de la Libertad, cuando en todo el Estado español el 8 de marzo siguiente fue masivo. Afortunadamente así sigue.
Cuando pienso en cómo me gustaría a mí que se conmemorara, siempre pienso lo mismo: ojalá vea el día en el que el ocho de marzo sea un recuerdo y parte de la historia, de nuestra Historia Feminista. Porque significaría que ya se habría hecho real y efectiva la igualdad de mujeres y hombres. Esa igualdad que es compatible con la diferencia pero incompatible con la subordinación. Subordinación que la organización patriarcal nos tiene reservada a las mujeres solo por el hecho de haber nacido mujeres.
Y esa IGUALDAD, consistiría en que ninguna mujer sufriría violencia machista. No sería tratada como mera mercancía: ni la trata, la prostitución, la pornografía, el alquiler de úteros o la “venta de óvulos” formarían parte de esa mal llamada industria que se lleva a cabo con nuestro cuerpo. El derecho a decidir sobre nuestra maternidad estaría blindado -enhorabuena a las y los franceses- en nuestra Constitución y sería legal en todos los países y para todas las mujeres. A igual trabajo igual salario, sin trampa ni cartón. Compartir es el verbo que me gusta para la crianza y los cuidados.
Y como el Feminismo es internacionalista, no hay que olvidar que las mujeres somos las grandes perdedoras en todos los conflictos bélicos que existen ahora o en el futuro. Y tener siempre presentes a las mujeres de Afganistán que son tratadas como no queremos que se trate ni a los animales.
Pero como a mi sueño y deseo le queda mucho por ser real no me queda más remedio que decir: porque no todas las mujeres son feministas pero el feminismo es para todas las mujeres, COMPAÑERA DAME TIRA.
Begoña Piñero es presidenta de la Tertulia Feminista Les Comadres