«Las primeras camisetas se compraron al poco tiempo de la fundación del club, en 1905, y son las zamarras más antiguas del fútbol español de listado rojiblanco»
Hay elementos de un club de fútbol que son casi sagrados y entre ellos están, cómo no, los colores de la camiseta. En Gijón no se llegó al extremo del Salzburgo, Hull City o Cardiff City en los que los cambios de colores de sus respectivas indumentarias causaron auténticas revoluciones en sus hinchas. Aquí no, pero se estuvo cerca. En la temporada 2011-12 Kappa, con la lógica autorización y visto bueno del Sporting, decidió presentar una innovación radical en la camiseta. El Sporting pasaría de rojiblanco a blanquirrojo, con una camiseta en la que las rayas rojas, aunque muy numerosas, eran casi inapreciables a cierta distancia. El marketing deportivo mandaba sobre la historia, pero la afición no tragó con el cambio. La nueva equipación, bautizada como “el pijama”, se recibió con pitos en su presentación en El Molinón. Las redes sociales llamaban al boicot y el Sporting, ante la presión de la afición, decidió retirarla y sustituirla por una que mantenía las tradicionales franjas rojas y blancas. El equipo disputó un único encuentro con ella, el 5 de agosto del 2011, en Portugal y contra el Paços Ferreira. El partido -que vencieron los portugueses por 3 a 0- pasará a la historia por el nefasto y casero arbitraje padecido y por la camiseta de la polémica. Un día antes el club había presentado la elástica que sustituiría al polémico “pijama”. Una vez retirada como equipación de los equipos profesionales y saldada en la tienda a precios bajos (llegó a venderse hasta a 10 euros), batió récords de ventas. Además, aunque dejaron de llevarla la primera y segunda plantilla, la camiseta “pijama” fue usada por los todos los equipos inferiores del Sporting y por el femenino de la Escuela de Fútbol de Mareo. Unos años más tarde, en la temporada 2018-19, Nike rompió por completo la historia de la camiseta rojiblanca con una primera equipación en la que desaparecían las tradicionales listas rojiblancas para usar una zamarra con degradados en rojo y blanco. Un golpe a la historia de la entidad.
Pero éstas no fueron las únicas polémicas suscitadas por alguna equipación del Sporting. En un encuentro celebrado contra el Almería, un 13 de enero del año 2003, una camiseta, a tonos exclusivamente azules, causó revuelo en un sector de la afición sportinguista. En esa temporada el Sporting tenía únicamente dos equipaciones, la primera, la tradicional rojiblanca y la segunda, completamente roja, por lo que la casa que equipaba por entonces a los equipos del club, Astore, se vio obligada a buscar una rápida solución. En menos de cuarenta y ocho horas apareció, por sorpresa para la afición, la zamarra que mezclaba dos tonalidades de azul. La camiseta no dio especial suerte y el Almería venció por 1 a 0. Las camisetas sólo se usaron en ese encuentro y, posteriormente, fueron subastadas en Ebay. El precio de salida era de 60 euros por camiseta, la de David Villa fue la más valorada, llegando a alcanzar una cifra cercana a los 600 euros. Pero, en realidad, el Sporting ya había vestido completamente de azul en el pasado. Por ejemplo, en su debut en la máxima categoría, en la temporada 1944-45, llevaba camiseta y pantalón azul como segundo uniforme. Ese curso usó la equipación azul en dos ocasiones, contra el Atlético de Madrid (por aquel entonces, Atlético Aviación) y contra el Athletic de Bilbao. Lo hizo en ambas ocasiones en El Molinón, puesto que, hasta entonces, era el equipo de casa quien cambiaba el uniforme en caso de coincidencia de colores con el visitante. A partir de la temporada siguiente la norma cambió, regulándose la coincidencia de colores entre equipos tal y como se hace hoy en día.
Pero volviendo al origen dela equipación sportinguista, las primeras camisetas se compraron al poco tiempo de la fundación del club, en 1905, y son las zamarras más antiguas del fútbol español de listado rojiblanco. La uniformidad fue elegida, a propuesta de Anselmo López, el rojo y el blanco, que eran los de la bandera marítima de la ciudad y se acordó que además fueran simétricos y rayados en vertical, coincidiendo con los colores de las zamarras del Sporting de Vigo (aunque en el equipo gallego no eran listadas), club con el que el primer presidente sportinguista mantenía unas excelentes relaciones. Se delegó, según el añorado historiador rojiblancco Joaquín Aranda, en la persona de Conrado Pineda para responsabilizarse de la gestión para adquirir las camisetas. Junto con algunos compañeros, aunque sólo el delegado entro en el establecimiento, fueron a comprarlas a Almacenes El Águila, negocio que estaba situado en la calle San Bernardo, frente a la conocida tienda de vinos El Xoveru. Era un gran comercio con un pequeño taller especializado en la confección y venta de trajes de caballero y vestidos de señora y también en ropa infantil, muy especialmente para fiestas y primera comunión. El negocio era propiedad del abogado barcelonés Pere Bosch y tenía unos grandes talleres centrales de sastrería en Barcelona, además de los que poseía en la trastienda de cada comercio. Poseía, además de la central de la capital catalana, otras catorce sucursales por toda España y, durante muchos años, vistieron “a medio Gijón”. Fue uno de los primeros grandes almacenes que hubo en España y empleaban una técnica de marketing moderna. Se instalaban en el centro de las ciudades más pobladas del país y empleaban todos los medios posibles para publicitarse. Todo lo podían conseguir. Los jóvenes fundadores del Sporting recurrieron a estos almacenes quienes encargaron inmediatamente la confección a sus talleres de Barcelona para los primeros pedidos. De allí salieron las primeras camisetas sportinguistas. Una vez recibidos los patrones y el algodón apropiado en los almacenes de Gijón, se confeccionarían directamente en la sucursal asturiana. Almacenes El Águila fue, durante años, el único suministrador de las camisetas rojiblancas del Sporting en los primeros tiempos de existencia del club.
En lo que se refiere a las marcas deportivas, la primera en llegar a un acuerdo económico para vestir al Sporting fue Adidas. Firmaron un acuerdo por cinco años con la empresa alemana, por el cual, se comprometieron a enviar material por valor de cerca de seis millones de pesetas anuales para vestir al Sporting, no sólo de fútbol, sino también de sus secciones de rugby, balonmano y atletismo. En el mismo se respetaban los contratos publicitarios que Quini, Uría y Rezza ya tenían firmados con anterioridad. Posteriormente, el contrato fue renovado y Adidas fue la marca de las prendas sportinguistas entre 1979 y 1989. El material sportinguista de Adidas no se comercializaba y se trataba de una cuestión puramente publicitaria para la casa de ropa deportiva. No es hasta la llegada de Lotto, en 1991, cuando las camisetas oficiales del Sporting pueden comprarse en tiendas especializadas. Hasta entonces, la ropa que estaba disponible eran réplicas en las que no figuraba marca alguna, generalmente de algodón y en las que el escudo, por ejemplo, venía aparte para ser cosido o pegado. Las bufandas empezaron a comercializarse de forma ajena al Sporting en 1980, hasta esa fecha las pocas que se podían ver por El Molinón era únicamente de lana caseras (a menudo acompañadas de gorro también de lana) o de idéntico material pero fabricadas en serie, rayadas en rojo y blanco y con el escudo, comprado aparte en mercerías y pegado o cosido sobre las mismas. En ese año, durante el campeonato de Liga, aparecen dos modelos industriales a la venta (uno es rojiblanco y el otro con predominio del blanco sobre el rojo) y, aunque con una serigrafia pobre, tienen notable éxito. Para la final de la copa se comercializa una tercera bufanda barrada en rojo y blanco y se hace lo propio con banderas rojiblancas de considerable tamaño y con el escudo, en pequeño, en medio. Pero el “merchandising” da su salto definitivo con la llegada de la marca italiana Lotto, el aficionado pasa a poder usar las mismas camisetas que usaban sus ídolos en el terreno de juego. El éxito es tremendo y ahí comienza el “merchandising” moderno para el Sporting. La ropa deportiva y de paseo oficial del club se convierte en una fuente de ingresos muy importante para el club y el aficionado las luce, cada vez más, sujeto a las novedades que surgen cada año. En el año 2015 el Sporting externaliza la comercialización de artículos oficiales del club: desde pins a toallas pasando por vasos de sidra. El acuerdo se firma con una empresa gijonesa y excluía la línea textil, lógicamente, en esos momentos en manos de la italiana Kappa, además de las bufandas por las que mantiene un contrato aparte con una tercera empresa. En la actualidad, tras un desfile de marcas que llevaron a vestir al club a Adidas, Rasan, Lotto, Joma, Astore, Kappa y Nike, llega ahora la alemana Puma que seguro sabrá aprovechar el enorme potencial económico que supone la numerosa afición sportinguista. Esperemos que con ella, y de la mano de la nueva propiedad de la entidad, lleguen también los éxitos deportivos.