El argentino llena la explanada del escenario principal de Metrópoli de fans cantando, a voz en grito, sus éxitos
Pasaban un par de minutos de la hora prevista cuando los altavoces anunciaban los primeros compases de Bohemio y el público enloqueció. Había ganas de ver, de nuevo, a Calamaro en Gijón. La última vez no sabíamos lo que era la Covid y las mascarillas sólo las usaba el dentista. Fue en 2019, demasiado tiempo para los seguidores del argentino en Gijón.
Con luces tenues y la sobriedad que luce por bandera el ex de los Rodríguez, Calamaro mostró gran parte de su repertorio. No podía tener mejor coro, con el público acompañando las canciones a voz en grito. Tocó temas más contemporáneos, pero el argentino no se olvidó de las míticas Maradona o Sin documentos, himnos ya del imaginario del rock en español. Incluso tuvo tiempo para un pequeño despiste, cuando se dirigió al público para decir lo contento de estar «cerca del Cantábrico, en el Sardinero».