
Hay que poner a la luz el hilo conductor que va desde la discriminación pequeña, los micromachismos, a la muerte
A medida que se acerca el 8 de marzo se incrementa mi nivel de enfado y esa sensación frustrante de que nada avanza a la velocidad que sería justa, racional y deseable.
También por estas fechas siento la corriente de cercanía de muchas otras mujeres, empezando por mi hermana Marian, referente de la coeducación en este país, y siguiendo con mujeres cercanas, luchadoras , directas y claras en sus planteamientos, coherentes en sus actuaciones , y en ese momento la frustración se convierte en acción en todos los ámbitos de la vida diaria.
Pertenezco a una generación que escuchó de algunos catedráticos que la Universidad era un sitio para “cazar maridos”, que escuchó en los primeros trabajos que “eras la secretaria del abogado” y , no hace tanto, que el lenguaje inclusivo era “una moda para ocultar ausencia de razones”.
La manifestación cotidiana de la desigualdad es el germen de las tragedias a las que esa desigualdad nos lleva. La tolerancia con la desigualdad cotidiana es el inicio de la inmunidad que pueden sentir quienes maltratan, acosan y matan mujeres. Por esa razón es tan importante la ausencia de tolerancia ante la desigualdad de todos los días, la actuación contundente frente a quienes creen que el lenguaje no es necesario para la visibilidad, quienes opinan que en los puestos de dirección no hay que potenciar la igualdad, quienes hacen chistecitos y dicen frases hechas que nos minusvaloran esperando de nosotras la sonrisa rancia de asentimiento, o simplemente frente a quienes no entienden que la igualdad entre mujeres y hombres se fundamenta en la justicia y el raciocinio. Que solo un minuto de razonamiento serio, desmonta planteamientos que empiezan por minusvalorarnos, después nos arrinconan y terminan por matarnos.
Hay que poner a la luz el hilo conductor que va desde la discriminación pequeña, los micromachismos, a la muerte. Puede parecer excesivamente trágico pero creo firmemente que es el camino, largo y tortuoso, para educar en igualdad, no solo en el aula sino en la vida.
A todas las personas que creen en una sociedad justa e igualitaria y son coherentes con sus creencias mi agradecimiento por el ejemplo y la fuerza que trasmiten.
Carmen Moreno Llaneza es abogada y actual gerente de la Unión de Comerciantes del Principado de Asturias