Fue la victoria más celebrada en mucho tiempo. El pasado sábado, los campos de fútbol de Gijón volvían a recuperar su estampa habitual de cada fin de semana. Gritos, celebraciones y pasión. Los variopintos uniformes de los diferentes equipos gijoneses reponían el color a los campos de la ciudad, descoloridos desde hace más de un año. Una espera dura que se ha hecho eterna para los equipos del fútbol base. El CD Montevil ha sido uno de los muchos que el sábado pudieron celebrar la victoria más importante: poder volver.
«Los niños estaban muy nerviosos antes del partido. Parecía que iban a jugar la final de la Champions League«, cuenta Hugo Cuervo, entrenador del Alevín del Montevil. Compagina su labor al frente del equipo con su profesión como maestro y pedagogo, funciones que le han permitido convivir con los más pequeños durante esta etapa tan diferente para ellos. «Creo que no son conscientes de la situación, como lo puede ser un adulto. Ese desconocimiento de la situación real hace que todavía conservaran esa ilusión por volver a vivir el fútbol», explica. Es por ello que, tras más de un año sin poder jugar un partido, las emociones estaban a flor de piel.
«Los prebenjamines estaban muy nerviosos porque iban a jugar su primer partido oficial. Unos padres me decían que, aunque jugaban por la tarde, estaban vestidos ya con la ropa del Montevil desde por la mañana”. Lo cuenta Juan Carlos Cortina, coordinador del fútbol base del club. Son los nervios de aquellos que, por primera vez, van a poder competir. Ha sido un camino largo, de mucho esfuerzo y, sobre todo, muchos cambios. “La gestión de la pandemia ha sido un trabajo extra para todos nosotros. Tuvimos que gestionar la vuelta con unas normativas de sanidad que no hacían más que cambiar, nos volvimos un poco locos”, explica.
Odisea con un final feliz: un año plagado de cambios
Que la temporada no iba a ser normal era algo al alcance de cualquiera. A pesar de ello, el año futbolístico ha estado lleno de más cambios de los esperados, con parones repentinos de la actividad que tambalearon cualquier tipo de previsión. «Desde el club, tuvimos que actuar como mediadores con las familias, explicándoles todos los cambios que se daban. Agradecemos mucho a los padres, fueron muy comprensivos con la situación», comenta Juan Carlos.
Afortunadamente, el pasado sábado se volvió a dar el pistoletazo a la disputa de partidos. Es el final de una carrera de largo recorrido, tanto para niños como para entrenadores. «Es complicado entrenar sin el aliciente de jugar un partido. Esta es la recompensa a todos los meses sin fútbol«, explica Hugo, que también reconoce el papel importante que juega la disputa de los partidos en el desarrollo deportivo de los pequeños. «A nivel futbolístico, es muy importante competir contra otros equipos. Entrenando se puede pasar genial, pero un partido es otra cosa», añade.
Labor incansable, recompensa insuperable
Todo trabajo tiene su recompensa. Para Juan Carlos Cortina, el arduo trabajo de este año tiene como gratificación la ausencia de casos positivos relacionados con el club. «Somos un equipo que alberga a 290 jugadores y no hemos tenido ningún caso de coronavirus. Desde la Federación Asturiana de Fútbol, nos han llegado a felicitar por lo bien que lo tenemos organizado todo», explica el coordinador. Sus horas de trabajo les ha costado. Y, como era previsible, se han añadido gastos extras. «A los gastos habituales, sumas lo que tuvimos que comprar para la prevención (gel, cintas o pintura para delimitar zonas de seguridad). Además, tenemos gastos enormes. Por ejemplo, la luz tiene un gasto mínimo de 800 euros al mes«, lamenta.
Pese a las adversidades, el fútbol ha vuelto a La Llosa. Custodiando desde lo alto a los barrios de Montevil y Contrueces, el hogar del CD Montevil vuelve a disfrutar cada fin de semana de la mano de los más pequeños. La Federación Asturiana ha promovido una liga sin carácter competitivo, sin ascensos, ni descensos. «El único premio es la simple vuelta a jugar partidos, poder celebrar el volver es la mayor victoria», dice Hugo. Y es que no hay mayor victoria que recuperar la normalidad. Eso siempre serán algo más que tres puntos.
Borja Fernández es colaborador en miGijón y periodista en Radio Marca Asturias