La directora de ‘Gregoria’ estrena su cortometraje en la Sección Oficial del 61FICX el lunes 20 a las 22.00 horas en las salas de Ocine Los Fresnos
Celia Viada Caso (Gijón, 1991) vuelve al Festival Internacional de Cine de Xixón (FICX) un año más con ‘Gregoria’, su nueva propuesta incluida en la Sección Oficial de Cortometrajes. En este, retrata a una mujer de noventa años que nunca dejó de trabajar la tierra para llevar sus productos al mercado de El Fontán todas las semanas. La cámara de Caso captó esa manera de vida en los márgenes, aquella que le permitió disfrutar de los placeres sencillos y «vivir como quería», como explica la directora. Con estreno el lunes 20 a las 22.00 horas en las salas de Ocine Los Fresnos, el FICX dará a conocer al resto del mundo los secretos de esa forma tan liviana de existir.
Con su primer largometraje, La calle del agua, obtuvo 7 premios en su estreno en el FICX de 2020. ¿Cómo recuerda ese festival y la grabación de aquella historia?
En el 2019 hice la película y esta formó parte de los laboratorios de proceso en desarrollo ‘Semilleru’. Recordemos que se estrenó en 2020, plena pandemia, y al final se canceló la presencialidad del festival, entonces tuvo que organizarse como evento online. Fue una experiencia muy rara, la gente veía la película en sus casas, quizá por eso también llegó a mucha más gente y se compartió a un público muy amplio a nivel España, ¡pero no se podían compartir impresiones cara a cara! Y claro, no tuve un estreno como tal con ella, en aquellos meses no nos podíamos juntar casi ni cuatro personas. Respecto a la grabación, se trató de algo muy espontáneo y muy cortito porque trabajé mucho con material de archivo: las fotos de Benjamina por un lado, material cedido por el Muséu del Pueblu d’Asturies con películas de los años 20 y 30, y sobre todo grabaciones en donde vivió ella.
Ahora presenta en la Sección Oficial de Cortometrajes a Gregoria, la historia de otra mujer muy vinculada a su territorio.
El caso anterior siempre lo traté como una “película de fantasmas” podemos decir, porque no tenía a la protagonista conmigo ni pude preguntar. Mi relación con Gregoria, en cambio, siempre fue como una relación de amistad. A través de una amiga mía, Ula Halszka, quien también aparece en la grabación, pudimos ir acercándonos cada vez más a Gregoria, pasábamos por su casa a visitarla y compartimos bastante tiempo con ella. Grabé con ella durante el verano de 2019 y ella estaba perfectamente, por eso pudimos trabajar juntas. Finalmente falleció en 2021. Todo lo grabado sobre ella pasó a ser un material que se quedó ahí durante todos estos años porque no lo consideraba interesante ni de mucha calidad al tener muchos errores técnicos. Ha sido con el tiempo cuando me he ido dando cuenta de todo lo que había ocurrido en esos momentos de grabación y de toda la verdad que se había colado que antes no era capaz de ver. Al final fue importante hacer el montaje de la película con algo de distancia y perspectiva. Ambos metrajes retratan a dos mujeres, unidas porque las dos tenían dos profesiones a las que entregaron su vida y ambas eran muy “hacia afuera”. También las dos fueron muy invisibilizadas, incluso quizá ellas mismas jugasen con eso y al permitirles vivir como querían.
Sus obras siguen ese patrón; muestran y dignifican la vida de asturianas de otro tiempo. Le dedica el corto “a todas las Gregorias que consiguen vivir como les da la gana”. ¿Por qué sus historias y no otras? ¿Tenemos una deuda con las Gregorias y las Benjaminas en Asturias?
Yo creo que representan el fin de un mundo ¿no? De algo que se termina, por eso a mí me interesó reflexionar es sobre la continuidad o la falta de continuidad detrás de ellas. No planteo una respuesta a esa incógnita, pero creo que sí que es importante que nos hagamos esta pregunta, sobre todo en el momento actual en el que es tan urgente volver a mirar con detenimiento alrededor. A mí me interesa mirar gente que es capaz de vivir un poco en las grietas del sistema, porque eso es lo que les permitió a las dos vivir con gran libertad y haciendo lo que les gustaba hacer, cada una dedicada a una cosa muy distinta de la otra. Pudieron vivir y desempeñar toda su vida un trabajo de manera bastante libre, por eso mi mirada cae sobre ese tipo de personas y las acabo convirtiendo en personajes.
En un encuentro con los directores asturianos de esta edición celebrado hace días, la cineasta Lía Lujilde era una de las pocas mujeres allí presentes. Ella se presenta en la categoría Asturies Curtimetraxes y participa en Semilleru. Contaba que en esos laboratorios de creación tiene a muchas compañeras que graban y con ideas muy valiosas, pero quizá luego no percibe la misma visibilidad. ¿Comparte la visión con ella en que falta ver más cine hecho por mujeres en la región?
Este año por ejemplo comparto Sección Oficial con Elisa Cepedal, que para mí es una de las referentes y lleva muchos años haciendo cine desde Asturias y sobre Asturias; también estuvo en Semilleru Lab la película de Alicia Moncholí, ‘Los fines de semana’, que ha sido seleccionada para la Residencia de la Academia de Cine de Madrid. Tenemos a Inés Aparicio con animación… No sé, a mí me parece que somos bastantes, que estamos aquí desde hace tiempo y trabajamos en cosas muy interesantes, así que el problema de la invisibilidad habría que buscarlo fuera de nosotras. Una cosa de la que me di cuenta hace unos días y me hizo bastante gracia es que resulta que el estreno de mi cortometraje y el de Elisa es el mismo día y a la misma hora en salas distintas, el lunes 20 a las 22.00 horas. Eso quiere decir que si a alguien le interesase ver todo ese cine hecho por mujeres del que hablamos, no podría asistir al estreno de ambas. Sé que son muchas proyecciones y es muy difícil coordinar tantas cosas, pero me paré a pensarlo casi inocentemente y es como… ¡Justo con dos directoras! (risas).
Menciona a Elisa como compañera que la acompaña este año en Sección Oficial. Son tres metrajes asturianos junto a Samu Fuentes, algo que hace años era impensable en el FICX. Todas tienen el denominador común de recuperar o preservar historias de aquí: un pueblo minero en Asturias, una tradición de pastoreo… ¿Qué le está ocurriendo al cine asturiano?
Al margen de temáticas y aunque suene sorprendente, hay algo que también une todo esto y es la falta de recursos. Esta te obliga a llevar las películas hacia un estilo documental porque es más barato que la ficción y el género documental implica mirar a tu alrededor, a las historias regionales en este caso. Por un lado, sí que existe una necesidad de mirar hacia lo que ocurre u ocurrió, pero creo que, por otro, se ha dado esta dinámica como manera de sacarle partido a los inconvenientes de hacer cine en una región que está a la cola del resto de comunidades autónomas en España que invierte par de sus presupuestos al cine. Al final, lo que estamos demostrando es que, aunque no haya tanta ayuda, la gente utiliza todas sus capacidades para hacer un buen metraje. El ejemplo de esta edición para mí es el de Diego Llorente con ‘Notas sobre un verano’. Ha conseguido un estreno increíble y una proyección espectacular con una ficción que sé de primera mano que apenas ha contado con ayuda. Ha estrenado para la Berlinale, es candidata para los Goya en varios premios y se trata de una peli 100% asturiana.
En el Principado hay unas ayudas anuales a cultura procedentes de unos presupuestos que hasta hace dos años no se dividían por sectores, nos metían a todos en el mismo saco. Es un presupuesto muy bajo y tiene unos requerimientos que habría que mirar con detenimiento, algo que los directores hemos planteado. ¿Qué tipo de bases se establecen para la concesión de las ayudas que solo cumplen un porcentaje mínimo de productoras? A mí este año no me la concedieron, ‘Gregoria’ se ha hecho gracias a la ayuda de La Laboral Cinemateca. Es una situación muy desesperante dentro del proceso; cada estreno de calidad hecho aquí me sigue sorprendiendo.
Es licenciada en Antropología y en ocasiones ha definido sus documentales como “antropología visual”. ¿Es el cine documental una labor antropológica?
A mí la antropología me sirvió como una herramienta para mirar el mundo, es lo que aprendí en la carrera, son maneras de pensar y mirar alrededor y en consecuencia, el documental para mí solo es interesante desde ese planteamiento, desde interrogarse cómo se mira hacia la realidad y las maneras infinitas de contar una historia que pertenezca al mundo real, no solo con la ficción. A mí particularmente siempre me interesa más partir de la calle y de las cosas que existen, pero creo que la mirada central en cualquier circunstancia. Esta antropología se puede hacer de dos formas: una de ellas es llevar a cabo ese trabajo de indagación con herramientas de creación de lo audiovisual; la otra consiste en estudiar la cultura de lo audiovisual ya existente. Yo me quedo con ambas.