Agustín Menéndez: «Es el embutido más versátil del mundo. Se puede servir frío, caliente, como plato principal, en ensalada, acompañado de cachelos e incluso llegué a comerlo en un postre”
Es el gran olvidado del Principado. Gastronómicamente, el chosco no ha conseguido aún la relevancia de otros productos asturianos, como la fabada, la sidra o el Cabrales. Sin embargo, desde la IGP Chosco de Tineo, siguen peleando por conseguir que este embutido alcance el puesto que se merece en las cocinas españolas. Así lo defiende estos días en Madrid Fusión Agustín Menéndez, presidente del Consejo Regulador de la IGP Chosco de Tineo, que presenta su producto de la mano de Cocina de Paisaje en la sala VIP de la cita.
“Para nosotros es una gran oportunidad de dar visibilidad a un producto que sigue siendo el gran desconocido”, señala, pero puntualiza que, sin embargo: “Cuando la gente lo prueba, le encanta”. Este año, las ventas han acompañado y se va notando la labor que sus productores llevan a cabo expandiendo la cultura de este manjar dentro y fuera de los límites del Principado.
“Ya hemos conseguido tener presencia en la zona centro de Asturias. En cualquier sidrería de Gijón u Oviedo tienen el producto y saber tratarlo, pero es verdad que el Oriente aún se nos escapa”, confiesa. Durante estos días, son muchos los curiosos que por primera vez han probado el chosco, muchos de ellos extranjeros, y el resultado, explica satisfecho Menéndez, es el mismo: “A todos les gusta”. Hay quien lo compara en su aspecto con el botillo o el morcón, similitudes que se despejan al meter en boca el preparado asturiano.
La elaboración no ha variado a lo largo de los años: cabecera de lomo y lengua de cerdo en piezas enteras adobadas con ajo, sal y pimentón. Todo ello, embutido en el ciego del cerdo, se deja ahumar cinco días, se cura algo más de una semana y se vende ya cocido, listo para comer. “Me atrevo a decir que es el embutido más versátil del mundo. Se puede servir frío, caliente, como plato principal, en ensalada, acompañado de cachelos, e incluso llegué a comerlo en un postre”, presume el presidente de la IGP. Una flexibilidad que permite incorporarlo a la dieta en cualquier estación del año, y que, unida a su intenso sabor, seguro seguirá conquistando paladares en la capital española.