La actividad de Laboral Centro de Arte, guiada por el geógrafo David Alonso, repasó la evolución del primer barrio industrial de Gijón a través de su paisaje urbano y su historia social
El barrio del Natahoyo fue ayer viernes el escenario de una nueva ruta urbana organizada por Laboral Centro de Arte y Creación Industrial, en el marco de su programa de actividades vinculadas al territorio y la memoria local. La visita, dirigida por el geógrafo y guía David Alonso, permitió a los participantes descubrir sobre el terreno los vestigios del proceso de industrialización que transformó este enclave gijonés desde mediados del siglo XIX.
«Estuvimos recorriendo el primer barrio industrial que tuvo esta ciudad para conocer cómo el paisaje urbano y la geografía de su entorno fueron modificándose por la industrialización», explicó Alonso, quien señaló como punto de partida la llegada del ferrocarril de Langreo en 1852 y la posterior inauguración de la Estación del Norte, hitos que marcaron el despegue industrial de la zona.
Durante la ruta, el grupo visitó algunos de los elementos más representativos de aquella época, como las casas obreras de Agustín Suárez, los restos de la ciudadela de Maximino Villar o los vestigios de otros conjuntos residenciales vinculados al desarrollo fabril. También hubo ocasión de detenerse ante lo que queda de la antigua sede de la Asociación Popular de Cultura y Higiene, en la calle Coroña, así como en naves industriales y viviendas tradicionales que aún perviven entre el tejido urbano actual.
El recorrido permitió además observar la evolución del barrio a lo largo del siglo XX, con ejemplos como el grupo residencial Santa Olaya, de las décadas de 1940 y 1950, que ilustra el cambio de modelo urbano y social en los años posteriores a la guerra.
Como cierre, los asistentes pudieron disfrutar de un pequeño hallazgo arquitectónico: «Hemos terminado con el descubrimiento de una obra de Mariano Marín de la Viña, en la calle de Pavía, un edificio espectacular», relató el guía, que mostró su satisfacción por la acogida de la iniciativa.
«Estamos muy contentos con la participación, con la cantidad de gente que se ha acercado y con el interés que ha despertado la ruta», destacó Alonso, quien quiso agradecer al público y al equipo de Laboral Centro de Arte su implicación. «No me canso de decirlo: gracias a todos por hacerlo posible y por venir». Con actividades como esta, Laboral Centro de Arte consolida su compromiso con la divulgación del patrimonio industrial y urbano de Gijón, conectando arte, territorio e historia local a través de experiencias participativas.




