«Esta bebida es una expresión viva de la cultura asturiana que debe ser protegida como patrimonio cultural inmaterial»
La Plaza de la Catedral de Oviedo ha sido el escenario de una celebración multitudinaria este lunes con motivo del Día Mundial de la Sidra. Allí, centenares de personas se han congregado para participar en un escanciado simultáneo de la bebida asturiana más emblemática. La conmemoración incluyó la lectura de un manifiesto en el que se ha resaltado la importancia de la sidra asturiana, no solo como producto de mercado, sino como un elemento fundamental de la identidad y cultura de Asturias. Según el mismo, «esta bebida es una expresión viva de la cultura asturiana que debe ser protegida como patrimonio cultural inmaterial». Además, se destacó el papel de la sidra como una industria que «favorece el terruño, no se deslocaliza y da vida a los entornos rurales en riesgo de despoblarse».
Durante el acto, el presidente de Otea, José Luis Álvarez Almeida, el concejal de Turismo de Oviedo, Alfredo García Quintana, y la viceconsejera de Turismo del Gobierno asturiano, Lara Martínez, tomaron la palabra. Almeida subrayó la singularidad de la sidra asturiana, «la única que se escancia», y enfatizó la importancia de la cultura que la rodea. «Hoy venimos a reivindicar que cuando un asturiano levanta un brazo y baja otro, estás delante de un paisano que echa sidra, una paisana, y que por lo tanto queremos hacerle un guiño y hacer un homenaje a esa labor del escanciado, porque el día que el escanciado desaparezca, nuestra sidra no tendrá sentido», afirmó.
Por su parte, García Quintana expresó su satisfacción por celebrar esta efeméride en un año en que Oviedo ostenta el título de capital gastronómica de España. Destacó también que este acto apoya la candidatura de la cultura sidrera como patrimonio inmaterial de la Unesco. Finalmente, Lara Martínez destacó la importancia de la colaboración entre todos los agentes implicados en la cultura sidrera para potenciarla, subrayando que este evento es «un acto más» que refuerza las tradiciones que «unen» a los asturianos y que se enmarca en el objetivo de obtener, a finales de año, la distinción de la Unesco.