El club “playu” aparece de forma oficiosa en el verano de 1918, como consecuencia de la fusión de los dos equipos existentes en el barrio: el Marino y el Rey Pelayo, fundados ambos en el año 1910

El Cimadevilla C.F., un histórico del fútbol asturiano, está de cumpleaños. Ciento cuatro años de historia que dan para mucho. El club “playu” aparece de forma oficiosa en el verano de 1918, como consecuencia de la fusión de los dos equipos existentes en el barrio: el Marino y el Rey Pelayo, fundados ambos en el año 1910. En sus primeros tiempos no ejercen como un club en pleno derecho y se limitan a disputar los populares “desafíos” contra otros equipos locales. El club se oficializa como tal dándose de alta en el Registro de Asociaciones de la Provincia de Oviedo el 12 de diciembre de 1919 y haciendo lo propio en la Federación Asturiana de Fútbol el 6 de septiembre de 1920. Es a partir de ahí cuando el club gualdoazul (o azulgualdo, que tanto monta) comienza a disputar partidos oficiales. El uniforme elegido para ese primer año fue el de camisa azul, pantalón de idéntico color y medias negras. La elección de tal color obedecía a representar el azul del mono de trabajo de los hombres de mar. Es en la temporada siguiente, la 1921-22, cuando incorporan el amarillo al uniforme, aunque en las temporadas 1923-24 y 1924-25 retoman la originaria camisola azul. En el verano de 1925 la sastrería avilesina Azcárate confecciona las equipaciones rayadas azules y amarillas que lucirá el club hasta la actualidad. En cuanto a los promotores de la histórica sociedad deportiva, señalar que su primer presidente fue Cristóbal Posada, apoyado por personas vinculadas al barrio marinero como Arrigorriaga, su histórico presidente que antes ejerció como tesorero, Lecumberri, Pidal o Nuevo.
Pero, curiosamente, la primera competición oficial en la que participó el club (el Campeonato Regional de Asturias de segunda categoría) el equipo saltó al campo con el nombre de Cultura e Higiene de Gijón, que patrocinó la participación del equipo “playu” en el referido campeonato. Cultura e Higiene era una sociedad nacida en Gijón y fundada por Francisco Suárez Acebal en el año 1903. Los fines de ésta eran la formación en valores de los hijos de los obreros de la ciudad, muchas veces en situaciones de desamparo, así como prevenir el alcoholismo o el tabaquismo por medio del deporte y favorecer un incipiente ecologismo, con campañas a favor de la plantación de árboles o en contra de los espectáculos taurinos, por ejemplo. Benito Arrigorriaga fue quien medió para tal patrocinio, al ser tesorero del club y responsable de zona de Cultura e Higiene (posteriormente llegaría a ser secretario de dicha asociación, ya extendida por buena parte de las villas asturianas).

Poco a poco el club se convirtió en uno de los referentes del fútbol asturiano, en un equipo que incluso llegó a disputar partidos como local en el mismo estadio de El Molinón. El primer partido que disputó el Real Oviedo en El Molinón lo hizo vistiendo las del Sporting. Ese mismo año 1926 sucedería algo hoy impensable, el Real Oviedo jugó con las camisetas del Sporting en El Molinón. Sucedió en la máxima categoría del campeonato regional, que entonces disputaban ocho equipos. Se jugaban dos vueltas en un sistema de liguilla todos contra todos, idénticamente a como se juega hoy la Liga. En la quinta jornada, disputada el día 21 de noviembre, el Real Oviedo tenía que enfrentarse al Cimadevilla C.F. que, como quiera que no disponía de campo propio, compartía con el Sporting el de El Molinón. Era la primera visita del conjunto azul al estadio decano del fútbol español. El Cimadevilla sacaba en esos momentos cuatro puntos al conjunto ovetense y el Sporting iba líder de la competición, habiendo ganado todos los partidos diputados hasta la fecha. Los oviedistas hicieron el desplazamiento en tren y, al llegar al vestuario de El Molinón, se dieron cuenta de que faltaba una de las bolsas en las que traían el material. Se les había quedado olvidada en Oviedo y sólo disponían equipación para seis jugadores. Se planteó la posibilidad de aplazar el partido un par de horas, pero la falta de luz y la excelente entrada que había imposibilitaba hacerla efectiva. El Comercio del día 23 de noviembre destacaba el gran número de coches que se habían juntado en los alrededores de El Molinón y felicitaba expresamente al jefe de la Guardia Municipal, Sr. Zarracina, por haber realizado un excelente servicio dirigiendo el tráfico antes y después del partido. En cualquier caso, en vista de que la ropa no iba a llegar, se consideraría como no presentado al Real Oviedo y la victoria caería para el lado del Cimadevilla C.F. Lo evitó la intervención del entonces ya ex presidente del Sporting, Enrique Guisasola, que se encontraba en El Molinón para presenciar el encuentro. Ordenó traer camisetas del Sporting para los jugadores de campo ovetenses y así, por una única vez en la historia, el Real Oviedo vistió de rojiblanco. El resultado final del partido fue de 2 a 3, con victoria para el equipo visitante y con un arbitraje polémico por parte del colegiado de la contienda, Eulogio Sánchez, que motivó que el presidente del Cimadevilla C.F. protestara mediante carta a la R.F.E.F. La competición, finalmente, la volvería a ganar el Sporting, quedando como segundo clasificado el Fortuna de Ceares y teniendo que conformarse el conjunto carbayón con ocupar la tercera plaza.
De todas formas, las relaciones entre el conjunto del barrio alto gijonés y el equipo rojiblanco, fueron siempre excelentes, llegando a convertirse en equipo convenido del club rojiblanco, que no filial, en las temporadas 1939-40, 1940-41 y 1941-42. En ese último curso sucedió una grave polémica con la Federación Astur-Montañesa de Fútbol que llevó a la primera de las tres desapariciones de la entidad (siempre vinieron acompañadas, eso sí, de otras tantas resurrecciones). En ese curso, el Cimadevilla se proclamó campeón de Asturias de aficionados al vencer por 4 a 0 al Luarca, lo que -conforme a lo reglamentado a principios de temporada- garantizaba su ascenso directo al grupo asturiano de Primera Regional, pero sorprendentemente, la federación modificó su planificación para la siguiente temporada y con ello las normas en lo relativo a ascensos y descensos para la siguiente y cambió el ascenso directo del campeón por una promoción a enfrentarse con el penúltimo de la categoría antes citada. El rival fue el Siero, y los de la Pola derrotaron a los de Gijón. El enfado de la directiva y de los aficionados fue mayúsculo y se acordó, tras una acalorada junta, no sólo retirarse de las competiciones, sino hacer desaparecer el club. Por suerte, gracias a la iniciativa de Benito Arrigorriaga, el club volvería a la vida en el verano de 1947.
PUXA PLAYOS.