«Me resulta chirriante que a la vez que en los ayuntamientos de Gijón y Oviedo se pierde el tiempo en quién tiene más méritos culturales o sidreros, hablen de optar al título de ciudades inteligentes»
“¿Viste lo de Oviedo?” La verdad es que mi primera reacción a la pregunta fue de sorpresa por inesperada y por que en mi paseo dominical no entraba acabar encontrando el argumento para esta columna semanal. De la sorpresa inicial pasé a las cábalas deportivas. Sabía que el Sporting perdió en Valladolid pero en ese momento desconocía el resultado del Oviedo-Almería, así que pensé que la interrogativa de mi interlocutor iba por ese camino. ¡Craso error!. Lo comprobé en la explicación que sucedió a la pregunta inicial.
“Que resulta que ahora el alcalde pretende que Oviedo sea la capital de la sidra en Asturias. ¿Pero, de qué va? Entonces, Villaviciosa, Nava o mismamente Gijón, que sean capitales de los Premios Princesa de Asturias”, me espetó el contertulio ante mi mezcla de estupefacción matinal por la vehemencia de los argumentos y mi expectante espera del previsible colofón al que llegaría su discurso. “Y como ahora Gijón quier ser Capital Cultural en 2030, también lo quieren. ¡Piensen que por ser la capital todo tien que ser pa ellos!”.
Ni añadí ni quité, ya que el encuentro fue tan fugaz como la descarga de localismo a la que asistí de buena mañana y que para lo único que me sirvió fue para refrescarme la memoria de similares episodios vividos en esta región que tiende con demasiada facilidad al infértil, absurdo, cansino e infructuoso cainismo localista. Tomen nota.
En 2006, el entonces alcalde de Oviedo, Gabino de Lorenzo, montó la tremolina cuando el Gobierno regional que presidía Vicente Álvarez Areces anunció la construcción en Avilés del centro cultural diseñado y cedido por el arquitecto brasileño y Premio Príncipe de Asturias, Óscar Niemeyer. La ira de De Lorenzo -llegó a decir que el objetivo del Gobierno asturiano era quitarle los Premios a Oviedo- provocó el enfado y pataleta del entonces alcalde de Avilés y hoy presidente del Autoridad Portuaria de esa ciudad, Santiago Rodríguez Vega que ese año no asistió al ayuntamiento de Oviedo a la tradicional copa de Navidad.
En 2009, la polémica localista llegó “enlatada”. El que entonces era concejal de Cultura en Oviedo, José Suárez Arias-Cachero acuso al Principado de plagiar en una lata de refresco la imagen y formato que se utilizó en un folleto con la programación del Festival de Música de Oviedo para anunciar el Festival Cultura Asturias Joven que se celebró en la Laboral de Gijón.
Y la última. Los ayuntamientos de Oviedo, Gijón y Avilés, de la mano del Gobierno regional, elaboraron entre 2008 y 2010 una candidatura conjunta para optar a la capitalidad europea de la cultura en 2016. Todo fue bien hasta que a Gabino de Lorenzo le dio un nuevo ataque de autoestima y en otra de sus ventoleras políticas decidió que la triple candidatura era un fiasco. Rompió el acuerdo, montó su propia candidatura titulada “Camino de Europa”, y los tres ayuntamientos se quedaron a dos velas viendo como San Sebastián se llevó el triunfo.
¿De verdad que a estas alturas de la película vamos a volver a lo del “cerco a Oviedo”, “nuestra capitalidad peligra”, “como ciudad más poblada de Asturias…” “somos siempre los terceros”? Me resulta chirriante que a la vez que en los ayuntamientos de Gijón y Oviedo se pierde el tiempo en quién tiene más méritos culturales o sidreros, hablen de optar al título de ciudades inteligentes. Sinceramente, si no quieren que ese título al que aspiran no sea más que un oxímoron político de los muchos vividos en esta región trabajen de una vez por todas en la misma dirección porque para ser Europa nos hace falta una clase política con sentido común.
Espero y confío en que la decisión del equipo rectoral de la Universidad de Oviedo de elegir el Campus de Oviedo como sede de un futuro grado de Deporte no se convierta en nuevo agravio para Gijón, Avilés y Mieres, que también aspiraban a esta titulación.