
Adquirir un vehículo, ya sea nuevo o de segunda mano, es una inversión importante que puede verse comprometida si aparecen defectos inesperados. Uno de los problemas más comunes en la compra de coches de segunda mano es que el vendedor no quiera hacerse responsable de esos defectos. Para evitar conflictos y conocer los derechos del comprador, la letrada Nuria Lavín, de Servanda Abogados, ofrece una serie de recomendaciones fundamentales.
Garantías en la compra de un vehículo
Lo primero que debe determinarse es si el vendedor es un profesional o un particular, ya que de ello depende el tipo de garantía aplicable.
Según explica Nuria Lavín: “Si el coche ha sido comprado a un profesional, existen dos tipos de garantía: un año en el caso de un coche de segunda mano y tres años si se trata de un vehículo nuevo (aunque esta puede ser ampliada por el propio concesionario)”.
Además, es importante tener en cuenta que cualquier defecto que aparezca en el vehículo se presume como defecto de origen, salvo que el vendedor profesional pueda demostrar lo contrario.
“Si el profesional prueba que el comprador ha causado el daño, o que se trata de una pieza de desgaste por el propio uso, entonces la garantía no cubre la reparación”, aclara la abogada.
Reclamaciones ante defectos
Es habitual que algunos vendedores se nieguen a responder por los defectos del coche, alegando que no están cubiertos por la garantía. Sin embargo, esto no es cierto.
“Siempre están cubiertos, a menos que puedan demostrar que el problema ha sido causado por el comprador”, insiste Lavín. Por eso, si te encuentras en una situación donde el vendedor no quiere hacerse cargo, lo recomendable es buscar asesoramiento legal para reclamar lo que corresponda.
“Si tenéis dudas o habéis tenido algún problema con la compra o venta de un coche, es importante ponerse en contacto con un abogado para defender vuestros derechos”, concluye la letrada.
Conocer la normativa sobre garantías y los derechos del comprador es clave para evitar problemas durante la compra de un vehículo. Y, en caso de que surjan defectos inesperados, contar con el respaldo legal adecuado puede marcar la diferencia.