POR BORJA PINO Y PABLO R. GUARDADO
Familiares, aficionados, compañeros y hasta los rivales del Cartagena homenajearon al defensa al término de su último partido en casa, que disputó hasta el minuto 79; no obstante, aún le queda el encuentro de este sábado, en campo del Racing de Ferrol

Bien lo sabe la afición ‘sportinguista’… ‘Cote’ es mucho ‘Cote’. ‘Cote’ no hay más que uno. Y, en sólo cinco días, una vez se consume su retirada, ‘Cote’ no habrá habido más que uno. Veintiocho años después de haber dado sus primeras patadas al esférico como canterano del Real Sporting de Gijón, recién llegado del Club Deportivo La Braña, José Ángel Valdés Díaz, ‘Cote’, dirá adiós al fútbol profesional este sábado, al término del partido contra el Racing Club de Ferrol que se jugará en A Malata, en campo gallego. Así, el encuentro de ayer domingo contra el Cartagena, completado con un 3-2 a favor de los locales, fue el último disputado en casa por el defensa de Roces… Y tanto la grada ‘rojiblanca’, como el equipo de su vida, no dejaron pasar la oportunidad de agasajarle con la despedida que merece. Entre aplausos, vítores y algún que otro grito de «¡Guapu!», ‘Cote’ encajó con estoica tristeza y visible emoción el abrazo simbólico de aficionados, compañeros y rivales, acompañado por su familia y agradecido a un club en cuya longeva historia ya ha quedado grabado para siempre, con letras de oro y la rúbrica de la admiración.
La profesionalidad manda, algo de lo que ‘Cote’ ha hecho gala durante toda su carrera, y hubo que esperar a la finalización del partido para dar paso al homenaje. Aun así, durante los primeros 79 minutos del mano a mano con los cartageneros todas las miradas estuvieron puestas en el defensa… Alineado como titular desde el principio del encuentro, el defensa regaló a propios y a ajenos un recital de su habilidad con balón, antes de ser sustituido por Pablo García… Y recibir la primera sorpresa de la jornada. En un gesto en absoluto frecuente en los terrenos españoles, el juego se detuvo y sus camaradas del Sporting desplegados en el campo corrieron a la línea de fondo, donde formaron un pasillo que el saliente recorrió mientras, a su alrededor, los jugadores del Cartagena se sumaban al estruendoso aplauso de la afición. Los minutos siguientes fueron de tensa espera; no sólo ante un posible giro de timón en la evolución del duelo, favorable a los de casa, sino también por la anunciada celebración que se dedicaría al deportistas. Por fin, el árbitro pitó el final del encuentro. Todo estaba a punto: los tres tantos de la victoria, obra de la magia de Gelabert, Gaspar y Nacho Martín; los miles de personas que todavía resistían en la grada… Y ‘Cote’.
Lento, pero decidido, caminando del brazo de su güelu, José Díaz Bravo, el de Roces atravesó un segundo pasillo humano, esta vez formado por las jóvenes promesas de la cantera, hasta el centro del campo, donde les esperaban su mujer, Sara Fidalgo, y su hijo, Nel, acompañados por jugadores y miembros de la directiva del Sporting. Estos últimos agasajaron al defensa con la camiseta con la que debutó, coronada por el orgulloso número 3 y aderezada por un bien visible «Gracias, ‘Cote'», al tiempo que sus compañeros Alberto Lora y Roberto Canella entregaron a la familia diversos obsequios, incluido un póster de gran formato. Sólo entonces el homenajeado reunió el valor para acercarse al micrófono… Breve y conciso, hablando despacio, con voz dubitativa y temblorosa, y después de un absolutamente sincero «no sé qué decir, la verdad…«, ‘Cote’ inició su emocionado discurso de despedida dando las gracias «al Sporting, a todos mis entrenadores, a todos mis compañeros de fútbol base, a los clubes donde jugué…«. Los mismos, continuó, que, «aparte de mejor jugador, me hicieron mejor persona; sin ellos, sería todo más difícil«.
Un nuevo rugido de admiración, sazonado con aplausos, hizo vibrar El Molinón cuando trasladó su gratitud a su familia, «lo más importante». Y, por supuesto, en sus palabras no faltó la afición. Esa afición, ese cercano «vosotros», que, reveló ‘Cote’, en estos años le ha hecho «sentir cosas jugando en este campo que no sentí en ningún otro lugar… Creo que nunca voy a ser capaz de agradeceros todo el cariño que me dais«. Humilde como ha sido siempre durante esta trayectoria preñada de momentos para recordar, el de Roces insistió una vez más en que «creo que no soy nada del otro mundo; hay gente más importante que yo en esta vida… Así que solo puedo daros las gracias«. Y, como perfectamente recoge la inmortal canción de la banda británica Queen ‘The Show Must Go On’, concluyó, antes de iniciar su última vuelta de honor al campo, recalcando que la aventura ‘rojiblanca’ no ha terminado, ni muchísimo menos. «Esto sigue, el Sporting continúa y esta gente os necesita«, aseveró, despidiéndose para siempre, ahora sí, de su amada grada ‘sportinguista’, sumergida bajo un océano de banderas, con un último «gracias, de corazón… ¡Puxa Sporting y Puxa Asturies!«.