Desde el grupo de investigación ‘Geocantábrica’ llaman a aplicar una estrategia proactiva, en lugar de reactiva, mediante el aprovechamiento de los mapas de susceptibilidad existentes, y el uso de modelos digitales y estudios de terreno
Es muy posible que, de aquí a unos pocos años, si no a unos meses, la gestión del desbloqueo de la autopista del Huerna, aún hoy cerrada al tráfico mientras se intenta retirar el ‘argayo’ que la seccionó hace poco más de una semana, sea estudiada como modelo de respuesta ágil y coordinada ante una crisis. Sin embargo, como siempre en estos casos, a la variable de la reacción debe sumarse otra igualmente importante: la prevención. En otras palabras… ¿Qué hacer para adelantarse a futuros desprendimientos, y evitar que lleguen a materializarse? En el grupo de investigación ‘Geocantábrica’ adscrito a la Universidad de Oviedo, tienen la respuesta. Sus miembros han propuesto apostar por una estrategia proactiva, combinando los recursos ya existentes con otros de nueva implantación para, en conjunto, prever dónde y cuándo podría suceder otro acontecimiento semejante.
Bajando al detalle, los investigadores destacan que sería deseable rentabilizar los mapas de susceptibilidad existentes frente a estas inestabilidades, actualizándolos con cartografías geomorfológicas, modelos digitales del terreno y estudios del macizo rocoso. Estos mapas, subrayan los expertos de ‘Geocantábrica’, contribuirían a reflejar las zonas más propensas al desencadenamiento de ‘argayos’. Más aún, dicha información espacial se podría combinar con datos temporales como precipitaciones y humedad del suelo, y así podríamos aproximarnos a la predicción temporal y establecer un sistema de alerta temprana, como los que se emiten en relación con los incendios forestales.
Los investigadores que trabajan en ‘argayos’ en la institución académica asturiana forman parte del grupo de investigación ‘Geocantábrica’, coordinado por Montserrat Jiménez Sánchez, reconocido oficialmente desde 2018. Y su veteranía es incuestionable… Algunos miembros de este grupo llevan trabajando en procesos de inestabilidades de ladera desde los años 90 y continúan con esta labor en la actualidad. Sus principales líneas de trabajo son geomorfología y geodinámica externa, por un lado, y geotecnia y geomecánica, por otro.