La concejala, que asegura que continuará afiliada al partido, ha recibido duras críticas de su compañera y portavoz Sonsoles Peralta, quien ha acusado a la primera de «traición» y de que «sus siglas son el dinero»
Oviedo ha visto consumada este martes la primera gran crisis política en el seno de su Ayuntamiento. El Pleno de la capital regional ha ratificado la salida del Grupo Municipal de Vox de Elena Figaredo, hasta hoy mismo concejala y, en un plano puramente personal, prima del presidente de dicho partido en Asturias, José María Figaredo, y su paso al Grupo Mixto, en calidad de edil no adscrita. Un cambio motivado, según afirmó la propia interesada el pasado fin de semana, por «motivos personales«, pero que no ha sido bien acogido por sus ya ex compañeros de formación. Tanto es así que su hasta hoy compañera Sonsoles Peral, portavoz de la fuerza y una de las tres concejalas con los que los de Abascal cuenta en el Consistorio, ha afeado a Figaredo, en relación con su abandono del Grupo, que «sus siglas son el dinero».
El cartucho de dinamita prendía el sábado. Ese día Figaredo notificaba su voluntad de desvincularse de la agrupación de Vox en el Ayuntamiento, a consecuencia de «múltiples episodios vividos en el último año y medio«, siendo, aun así, una «decisión dolorosa«. No obstante, confirmó que seguirá afiliada, pues «el mensaje con el que me presenté a las elecciones es el que me sigue representando, y el que voy a seguir defendiendo». Sobre todos puntos ha vuelto a pasar la interesada esta mañana; en el transcurso de la sesión plenaria ha recordado que concurrióa los comicios del año pasado por su «amplia formación en administración local», complementada con sus diecisiete años de experiencia ejerciendo de interventora municipal en diversos Ayuntamientos de España. Figaredo completó su primera intervención agradeciendo su papel a «todos» los que la han animado y ayudado, tanto a «compañeros de Vox, familiares y amigos», como a rivales de otras formaciones, y ha asegurado que ejercerá su nuevo cargo «con lealtad y coherencia».
Nadie más en la sala ha tomado la palabra… Excepto Sonsoles Peralta. Y lo ha hecho en absoluto conmovida por las declaraciones de la edil saliente. La portavoz del Grupo de Vox ha cargado directamente contra la prima del presidente del partido en la región, remarcando que el trabajo municipal implica «un alto sacrificio personal», y que requiere de «mañanas, tardes, sábados y domingos». Peralta, de hecho, ha confesado no entender «otra forma de trabajar que no sea la implicación máxima», y ha asegurado que «nadie puede obligar ni a trabajar, ni a implicarse, ni a responsabilizarse de los temas«. Con la batería de dardos consumida, la portavoz ha concluido incidiendo en que ella sí seguirá defendiendo las ideas de Vox en el Consistorio ovetense «con lealtad, compromiso y convicción».
Todavía restaba un último acto en esta obra: el de la réplica y su inevitable contrarréplica. De la primera se ocupó una enfadada Figaredo, que volvió a alzar la voz para zanjar que «ningún miembro de ese Grupo Municipal» le va a dar «ninguna lección ni de trabajo, ni de esfuerzo, ni de lealtad, ni de coherencia». Bastó con eso para incendiar aún más los ánimos de Peralta, quien cerró el turno de intervenciones reprochando a la anterior que sólo «se representa a sí misma», y que sus siglas únicamente «son el dinero». La puntilla, de boca de la portavoz de los de Abascal en el Pleno, ha sido la recapitulación de que «después de estos minutos de gloria, después de unos días que tanto ansía… Después de unos días será irrelevante, pero será irrelevante como Cristina, como Alejandra, como Carlos, como María, como yo, porque somos irrelevantes; porque aquí trabajamos en equipo por un proyecto común, defendemos unos valores y unos principios que usted ha traicionado por dinero«.