
Título: Carboneras
Autora: Aitana Castaño / Alfonso Zapico
Editorial: Pez de Plata
Número de páginas: 208
Primera edición: 2020
Rústica: 18,90 €
Sinopsis
Trabajaban en las tolvas eligiendo el mejor mineral y descartando restos de piedras y madera. Cuidaban de las casas, de las familias, de los niños, de los mayores… También se cuidaban entre ellas. Todo el polvo del carbón de las minas asturianas pasaba por sus pulmones. Luchaban contra la silicosis, contra el olvido, contra una sociedad que las ignoraba y contra ellas mismas y sus destinos. Eran las carboneras. Madres, abuelas, tías, hermanas, vecinas, amantes y esposas de todos los niños de humo que nacieron, se criaron y murieron con las cuencas mineras metidas en el corazón. Sus vidas están llenas de llantos, amores y batallas, a las había que sumar la de una clase dirigente represora que no dudó en hacer de las comarcas carboníferas uno de sus laboratorios de torturas. El espacio en el que se localiza la acción es Montecorvo del Camino (un lugar ficticio del universo que Alfonso Zapico dibujó y creó para contar la Revolución del 34 en su trilogía La Balada del Norte), en algún momento de los años sesenta.

Reseña
Carboneras es una novela ilustrada, escrita por Aitana Castaño, periodista y escritora asturiana, y con dibujos de Alfonso Zapico, ilustrador, historietista y autor de comic. La obra nos transporta a esa España de la postguerra, donde la mina era el lugar de trabajo más común en la cuenca asturiana. Lo que muchos no sabíamos, es que las mujeres tuvieron un papel importante vinculado con el carbón.
La Guerra Civil española ha terminado y la dictadura franquista toma el control. En Asturias, en el pueblo minero de Montecorvo, la vida avanza y no sin complicaciones. El marido de Teresa, Jacinto, ha huido al monte mientras lo busca la Guardia Civil para fusilarlo; ella, que ayuda a repartir panfletos comunistas, se ve obligada a desaparecer también junto con su hija. Rosa ha llegado al pueblo con su marido, Abel, que ha encontrado trabajo en la mina; un fatal accidente la obliga a unirse a las carboneras y sacar adelante a su familia. Y también está Don Bernardo, el nuevo párroco, que llega al pueblo desde Madrid, proveniente de una familia acomodada, que se encuentra una Asturias donde las huelgas por los derechos de los mineros están provocando levantamientos y enfrentamiento contra los empresarios y la Benemérita.
Estas son solo algunas de las historias que se cuentan en la novela. Historias de mujeres (y algún hombre) que tuvieron que sobrevivir a las penurias de un país hundido por la guerra y la falta de derechos, donde la violencia y las vejaciones eran algo normal para acallar a las revueltas, siendo el miedo la baza más usada por los altos mandos para controlar a la mayoría de la población.
Y es en este caos donde aparece la figura de las carboneras, las mujeres (viudas la gran mayoría) que también trabajaban en la mina seleccionado el mejor carbón que había sido extraído previamente por los hombres. La camaradería y la lucha por conseguir un trabajo más seguro y con más derechos, las lleva a pelear y sublevarse (menos de lo que habrían querido) contra los que están por encima de ellos.
También la dura vida de los niños, que tenían que ponerse a trabajar ya con nueve años, se describe parcialmente en la obra. «Los pobres a la mina, que los libros no traen dinero a casa.» Esta frase, que se menciona en el libro, remarca la dureza de la época y el sacrificio que muchos tuvieron que hacer por sobrevivir. Los mismos autores tienen otra obra, Los niños del humo, donde nos explican un poco la vida de aquellos que tuvieron la mala suerte de nacer en aquellos tiempos y en zonas mineras donde el humo y la ceniza era algo que impregnaba el aire y sus pulmones.
Las ilustraciones de Alfonso Zapico son geniales y representan a la perfección las palabras de Aitana Castaño. Dan ese toque de acercamiento y describen el pueblo y sus personajes con un estilo impecable, que recuerda a las historietas de nuestra infancia.
En definitiva, una obra necesaria para conocer nuestro pasado, y más si eres de Asturias, y aún más si vives o has tenido familia de las cuencas mineras asturianas, donde todos, no solo los hombres, pusieron su granito de arena para soportar las penurias de la postguerra y sacar adelante, no solo a sus familias, sino sus derechos fundamentes como seres humanos.