«Me he demostrado a mí misma que los sueños se pueden cumplir. Llevo tres años en EEUU, algo que soñé con ocho»
“Los asturianos tenemos algo que engancha, somos muy de calle, muy cercanos y en Estados Unidos eso se echa mucho de menos”
María Echezarreta ‘Cheza’ (Avilés, 2001) acaba de entrar en la veintena. Sin embargo, pese a su juventud la vida que ha elegido le ha obligado a madurar a marchas forzadas. Portera que se trata de labrar un futuro en EEUU, hace tres años decidió hacer la maleta cuando, seguramente, lo fácil hubiera sido quedarse en casa. María es una guerrera cuyo sueño es el fútbol, pero la prioridad es su formación. Una valiente que siempre va con la sonrisa por delante, amante de los viajes y con sus raíces en primer plano. Una mujer de altos vuelos que repasa su vida en miGijón.
Portera era el puesto que no quería nadie cuando éramos niños.
Era el hueco que quedó. Empecé con cuatro añinos y era central, pero el año siguiente no había portera y yo siempre andaba por los suelos. Dije que me ponía y todavía recuerdo que el entrenador no me dejaba porque era la central titular y no quería perderme en el puesto. Mis padres pensaban que me iban a dar un pelotazo y me iba a marchar, pero ahí quede. Al año siguiente estaba de capitana manejando el barco.
¿Qué siente cuando llega una niña y se muestra emocionadísima por conocer a una de sus ídolos? Eso le ha pasado recientemente.
Lo primero que me viene a la mente es que un día yo fui esa niña con su ilusión y siempre tuve la idea de que tienes que dar a la gente que te quiere mucho más de lo que te das a ti misma porque, al fin y al cabo, de eso vives el día a día. Todavía no me lo creo, pero vienen con la alegría y estoy dispuesta a sonreírles y decirles lo que ellas quieran.
Tiene 20 años y la experiencia con la que cuenta parece la de toda una veterana. ¿Comparte esta sensación?
El otro día lo hablaba con mis padres. A lo tonto llevo tres años en América, solamente me quedan dos y se acaba todo. Empiezo a mirar hacia atrás desde que me fui a Suiza con el Madrid con 14-15 años, jugué la ‘Donosti Cup’, el europeo, todo lo que viaje a Escocia… y es espectacular. Hay una diferencia que dices “madre mía, cambia absolutamente todo”.
Con 17 decide irse a EEUU. ¿Hubo vértigo?
No. Todavía recuerdo un vídeo en el que con ocho añinos decía “me quiero ir a Estados Unidos y que me paguen los estudios para poder jugar al fútbol”. Tomé la decisión antes de ganar el europeo porque sabía que lo había intentado todo con el Oviedo, había llegado a un tope y era el momento de volar. Coger las ofertas de Primera División era el camino fácil: seguir en casa, intentarlo otro año… y lo tenía muy claro. Quería irme, aprender y, al menos, poder decir que cumplí mi sueño. Igual me volvía al año, pero lo había intentado.
Pero tiene que ser difícil tener propuestas de Primera encima de la mesa y liarse la manta a la cabeza. Alguien puede pensar que se ha vuelto loca.
Hoy en día sigo con la misma situación. Muchos clubes me hacen muy buenas ofertas y siempre hago la misma pregunta: “¿Me vas a pagar los estudios?” Normalmente en España casi ningún club lo hace y es que son cuatro años de mi vida y lo pueden cambiar todo: una lesión, un mal gesto, un mal año… Puedes quedarte sin nada con el fútbol. Me gusta estudiar, soy muy joven y voy a acabar una carrera con 22 años. El año pasado cuando entrené con la portera del Atlético de Madrid me sacaba 20 años, va cumplir 40 y sigue. Hubo momentos en mi carrera que sí pensé en qué habría pasado si me hubiera quedado. Christiane Endler (Olympique de Lyon), la mejor portera del mundo ahora mismo, fue a la universidad en América y ahí está. Ese tipo de gente ha demostrado que tengo todo el tiempo del mundo y encima puedo sacar los estudios y asegurarme un futuro, aparte del fútbol.
Es decir, usted a la hora de elegir pone la formación académica por encima del balón.
Siempre. El fútbol ha sido el timón del barco, pero el barco siempre ha estado dirigido a los estudios, a lo que iba a ser mi formación. No me refiero solo a formación académica sino también personal, formación de mi cabeza. Ahora me paro a pensar y no sería la futbolista que soy hoy en día de no ser por los tres años que llevo de curro yo sola. Me he encontrado en situaciones en América en las que nunca me hubiese encontrado en España porque me lo hubieran dado todo en la manina, sola contra el mundo, no iban a venir papá o mamá a rescatarme y tu cabeza se va formando de tal manera que cuando dé el paso profesional que me echen lo que quieran que vengo con muchas ganas porque quiero ser la mejor.
Usted empezó en el Femiastur y después el Oviedo Moderno. ¿Aquella niña que se puso los guantes pensaba en todo lo que ha venido después?
No. La gente que me rodea sabe que pienso mucho en el futuro, tengo mi vida planificada desde muy pequeña, pero si es cierto que, en el día a día, mi cabeza no pasa del día siguiente porque tengo tantas responsabilidades… Sí tengo un plan de futuro, sé dónde quiero jugar cuando tenga 40 años, pero hay tantas cosas que hacer mañana que me centro en eso aunque una parte de mi mente esté en los sueños.
Vamos a la primera etapa en el Northfield Mount Hermon. Compaginó fútbol y bachillerato.
Fue una experiencia totalmente diferente, un mundo que era de película. Es uno de los colegios más complicados de Estados Unidos. Desde los 8-10 años mis notas tenían que ser perfectas para poder entrar en un lugar así. Me encontré en un equipo donde jugábamos al fútbol, pero para algunas compañeras era el tercer o cuarto deporte y, aún así, hicimos historia. Era un reto diario y lo cambió todo.
Luego salta a los Boston Breakers. ¿El fútbol cambia mucho con respecto a España?
Es increíblemente diferente. El Boston Breakers es lo que se llama un club externo y hubo una cosa que no me gustó. Para poder jugar en un club, salvo que tengas unas condiciones como las mías, o pagas o no juegas con los mejores. Son clubes que los padres tienen que pagar un montón de dinero y me encontraba jugadoras muy buenas, pero no tenían las posibilidades económicas. Tuve la suerte de que por mis condiciones futbolísticas y de dónde venía estuve en la élite y probé. Allí me encontré con algunas futbolistas a las que me voy a enfrentar en Primera División o sé de otras que ya están entrando en las selecciones americanas absolutas. Es otra mentalidad, es como un ‘plan B’ para la gente.
¿Le llegaron a decir alguna vez que pagara?
Sinceramente no. Allí fui a luchar por los estudios, pero mi objetivo principal era el fútbol, el motor de todo. Igual que hice en España, escuché ofertas, tuve entrevistas, fui a entrenamientos… Observé y aprendí mucho y supe escuchar a la gente. Estudié un montón a todos los equipos: de dónde venían, retos, futuro… Me encontré situaciones parecidas, no tan radicales, pero en ese sentido no tengo queja.
En ese tiempo estuvo en la Development Academy, un centro que supone el inicio de algunas jugadoras internacionales en el país. ¿Ahí fue consciente de que podría ganarse la vida con el fútbol?
Mi mentalidad cambió mucho con el COVID y lo que acaba de pasar en nuestro país económicamente. Siempre tenía claro que el fútbol, entre comillas, nunca me iba a dar de comer. Por eso siempre he creído que tenía que estudiar al máximo para poder tener una base. El fútbol femenino en España ahora es un boom, pero la realidad es que se acaba de profesionalizar. Viniendo de donde vengo, veo lo que hay en España y nos queda mucho, estamos empezando. Igual ahora sí que con todo eso se puede ver esa opción, pero sé que en lo que quiero trabajar me va a gustar así que, aunque gane mucho dinero y pueda vivir de ello, voy a trabajar.
¿Y cuál es ese trabajo?
Tengo el nivel 1 de entrenadora y quiero entrenar. En el mundo del fútbol me voy a meter con lo que estoy estudiando: deporte, empresa… Pero mi pasión de toda la vida son los niños pequeños. En una escuela acabaré fijo, pero en algún momento de mi vida seré profesora de Educación Física.
Creo que lo que estudia es ligerito.
(Risas) Ahora mismo como carrera principal estoy con una especie de INEF más empresarial tirando a director deportivo y he decidido especializarme en tres cosas diferentes: Ciencias del Deporte, Nutrición y Psicología. Veremos si lo consigo.
¿La educación americana y española son muy diferentes?
En España aprendemos, pero empollamos. La realidad es que nos dan muchos libros y luego tienes que clavarlos en el examen. Aquí razonas, aprendes. Por ejemplo, en Historia te mandan hacer una investigación y comparar dos presidentes. A lo tonto estudias todas las políticas. De hecho, me sé toda la Constitución Americana y de la Española no tengo ni idea. Es muy diferente, le dan la vuelta a todo.
En medio de todo esto, estalla la mayor crisis sanitaria. ¿Le cogió en Estados Unidos?
Estaba viendo un partido entre España y EEUU en el estadio Red Bull Arena en New Jersey. Tenía cinco días de vacaciones y volvía a casa. Llevaba una mochila, una muda y un ordenador. Justo llegué a España y cerraron. Me quedó todo en América y un año en casa. Tuve la mayor suerte del mundo.
¿Mentalmente le ha resultado complicado este tiempo de coronavirus? Lo digo porque ha tratado de mantener la rutina y los entrenamientos, pero al final ha estado sola.
Es muy difícil. Llevaba en EEUU año y medio cerca de dos tirando de mi misma. Me considero una persona muy exigente. En mi casa, durante el COVID, no he tenido queja porque tengo una finca enorme con portería que me permitía entrenar casi todos los días. Disfrutaba de estar con los míos y es cierto que hay días que costaba, pero este año me ha dado aire porque he hecho cosas nuevas.
¿De dónde le viene esa fuerza por ver siempre el vaso medio lleno?
Los sueños me pueden. Me he demostrado a mí misma que se pueden cumplir. Llevo tres años en EEUU, algo que soñé con ocho. No sé, va solo.
Ahora ha vuelto a saltar el charco, pero no quiero olvidar que por el medio también fichó por al Atlético de Madrid. ¿Le costó acoplarse, de nuevo, al fútbol español?
Fue una sensación espectacular. Soy un perfil de portera que me gusta jugar con los pies, el juego aéreo, picardía, ese fútbol europeo que se vive de otra forma, me dio vida. El fútbol americano me estaba cansando. Al final soy española y me crié con un estilo de juego muy diferente. Cuando trabajaba con el primer equipo todas las semanas me costó quince días coger el ritmo, pero lo pasaba como una enana en cada entrenamiento.
¿Cómo ha sido el retorno a EEUU? Es decir, estudios y fútbol con normalidad o les han comunicado algún tipo de protocolo.
Tenemos protocolos y normas. Todo el mundo está vacunado, pero hay burbujas de equipos. En la universidad somos cerca de 35.000 alumnos y el departamento de Deporte esta en una burbuja con test cada poco tiempo. No va a ser lo mismo, pero las gradas van a estar llenas otra vez, se va a viajar, va a ser más normal. Aún así el entrenador nos dijo en una reunión que no nos la juguemos porque nos quedamos sin ello.
Ha vivido también el cambio del presidente Trump al mandatario Joe Biden. ¿Le interesa algo la política?
No tengo ni idea ni en España ni en EEUU. Lo que sé es que pasé mucho miedo porque había días en que no podías caminar por la calle, era peligroso. Ver la locura de mis compañeras, no entendía nada. Además tienes que ser súper cuidadoso con tus palabras, sobre todo, ahora que están con que si te gustan los chicos o las chicas, si eres blanco o negro. Callaba, escuchaba e intentaba aprender, pero sigo sin entender casi nada.
En su carrera también ha sido internacional. De hecho fue campeona de Europa sub19. ¿Aquella final en Alemania es inolvidable?
No solo la final, el grupo que se hizo, la aventura. Ese grupo no se va a volver a juntar en la vida. Teníamos a Jorge Vilda y Montse Tomé de entrenadores, nadie daba un duro por nosotras y mira donde llegamos, fuimos una familia en el campo. No recordamos que lo ganamos, recordamos los buenos momentos cuando hablamos de ello. Esas cosas no se olvidan nunca.
¿Sueña con volver al combinado nacional?
Si hombre si. Ser la mejor significa ganar mundiales y eso es un sueño que nunca se va a ir de la cabeza. La situación es muy complicada. He estado en todas las pre listas de las últimas convocatorias, los entrenadores me conocen. Estoy en un fútbol totalmente diferente, en otro país lo cual no es fácil, pero esto no es un sprint, es una carrera de larga distancia y son muchos años así que paso a paso.
¿Qué le parece el seleccionador, Luis Enrique Martínez?
Ha sido un valiente. Estoy de acuerdo que tocaba un cambio generacional, tenía que salir la juventud, apretar los dientes y aprender a base de caerse. La selección llegó muy lejos pese a lo jóvenes que eran. El tema de a quien llevas es la decisión de una persona y tienes que respetarla. Mucha gente criticó a España, pero ante todo tienes que sentirte español. Le aplaudo, digo adelante y a por la próxima.
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