David Villa se convirtió por tesón y talento en uno de los mejores futbolistas en la historia de este deporte en España. Dorita y Mel están orgullosos pero también lo estarían si David fuese albañil y buena gente
Dorita Sánchez y Mel Villa están muy orgullosos de ese guaje que se fracturó el fémur con cuatro años jugando en el patio del Colegio Regino Menéndez Antuña. Aquel «ratonín» que años después sería rechazado por los ojeadores del Real Oviedo por «ruín». «Era listo como un raitán», decía el paisanaje de Tuilla que veían al guaje esquivando patadas, regateando a la velocidad de la luz, marcando goles por la escuadra con la camiseta del «Mesón Cortina de Carbayín».
David Villa se convirtió por tesón y talento en uno de los mejores futbolistas en la historia de este deporte en España. Dorita y Mel están orgullosos pero también lo estarían si David fuese albañil y buena gente. Porque Dorita y Mel son los padres de David y el auténtico orgullo y también el amor se mide por el corazón, nunca por los ingresos, la cartera o el oropel. Dicen los que conocen bien al minero Mel y al futbolista Villa que los dos son nobles y sentimentales. No sabemos si el equipo del alma del guaje es el Sporting mas lo cierto es que los sportinguistas queremos a Villa, aunque en ocasiones nos lo puso difícil.
Después de dos temporadas fantásticas en el Sporting: 2001-2002 y 2002-2003, con 79 partidos jugados y 38 goles. Fue traspasado por 2,5 millones de euros al Real Zaragoza. El fichaje de los maños salvó el cuello de un agonizante club rojiblanco. Un club que lleva demasiados años agonizando para la paciente y resignada afición. Jugó en el R. Zaragoza, Valencia, Barça, At Madrid, Melbourne, New York City y Vissel Kobe, donde se retiró en 2019. Ganó Ligas, Copas, Supercopas. la Champions. El guaje afirma que se hizo futbolista antes de aterrizar en el filial del Sporting, en el Unión Popular de Langreo y gracias a Manuel Cases que apostó por un pequeñín de 9 años con toda la energía del mundo repartida entre la cabeza y sus piernas. Sus diminutos pies disparaban cañonazos buscando el punto débil de los porteros rivales.
El entorno de «La náusea blanca» quiso enfangar durante años al 7 de la Selección. Quedó demostrado que el bueno no era Raúl, el de Sobresaliente nació en Asturias y ganó una Eurocopa y un Mundial, marcando 59 goles en 98 encuentros. Busquen un delantero español con mejores números, no van a encontrarlo. Da igual si le ponen la zamarra blanca, la de las glorias deportivas. Para glorias deportivas las del guaje. David Villa, el gol de Tuilla. Seguirá esperando el sportinguismo el abrazo del guaje, el que no recibió cuando David iba cumpliendo años, jugando en Australia, EE UU y Japón. Llegará ese abrazo, estoy convencido, aunque tengamos que visitar al 7 en ese tierra feliz de verano para el astur más veterano. El abrazo de las gracias y la querencia se lo daremos cualquier día en Benidorm, puede que en esa calle que rima con moño.