miGijón se da una vuelta por la Feria del Libro de Xixón para departir con editores, libreros y lectores. «En Gijón hay un nivel cultural alto y un hábito de lectura potente; en otros sitios no es tan habitual, buscan al famoso», destacan

La Feria del Libro de Xixón (FeLiX), que arrancó en la tarde del miércoles, encara su tramo de más afluencia de visitantes. La tarde del viernes, el sábado y el domingo son las jornadas de mayor número de ventas, pero las dos primeras jornadas dejaron un buen sabor de boca en las 90 casetas participantes instaladas en Begoña y la calle Francisco Tomás y Valiente. miGijón aprovechó el segundo día de la feria para dar un paseo por Begoña y departir con editores, libreros y lectores para conocer sus primeras sensaciones sobre la edición de este año.
Allí se sitúan el grueso de las casetas, 58 de las 90, y, aunque no cuenta con el beneficio de la cercanía a las actividades de la Escuela de Comercio y el Antiguo Instituto, sí es la zona de mayor paso y dispone de dos carpas donde se celebran presentaciones. «Es el primer año que estamos en este emplazamiento y vamos a ver la Feria con otro punto de vista», apunta Alicia Álvarez, de La Fabriquina, editorial que cumple su tercer año en el certamen. «Veremos a ver al final de estos días cuál es un poco la sensación, pero sí que es verdad que Begoña es un poco el núcleo neurálgico y, al menos, en lo poquito que llevamos, estoy viendo que en el paseo hay un flujo de gente muy, muy, muy grande».
Un gran cartel en el que destaca la palabra ‘Fabada’ y una ilustración de este plato tan simbólico de nuestra gastronomía, cubierta del último título de la editorial, el ensayo coral ‘Fabada. Historia y simbolismu d’un iconu asturianu’, con versión, como es habitual en La Fabriquina, también en castellano, llama la atención de todos los paseantes, que se paran a observarlo y a comentarlo. Y de paso, a ver la amplia oferta del puesto para público adulto y, sobre todo, infantil. «Los clásicos nuestros son toda la colección de música en asturiano, pensados para compartir en casa con los ‘guajes’ pequeños», apunta.

Lo que tiene claro la también mitad de Pauline en la Playa es que la FeLiX «es una feria que crece. Ya hay 90 casetas, 3 más que el año pasado. Y lo que yo siempre digo, con respecto a otras, es que en ésta hay un espíritu de venir a celebrar la literatura, de comprar, de enterarse, de preguntar, de que te asesoren, de que te cuenten en cada una de las casetas. Todo el mundo acaba con una bolsina de alguna de las casetas, con un libro para casa», valora.
A la altura del Jovellanos se encuentra la caseta de La Revoltosa, librería habitual en las diferentes ferias con espacio para la literatura de la ciudad. «Venimos desde la primera edición y la verdad es que estamos muy bien. Encima cada año va a más y ya empieza a haber editoriales de fuera como Consonni o Pepitas, que son muy buenas. El modelo funciona», considera Oriol Díez, que también destaca que «el nivel de las presentaciones es muy alto”. Él y Verónica Piñera no se obsesionan con las ventas, «pero es verdad que a nosotros cada año aquí nos va mejor», celebra.

A diferencia de una editorial, que lleva títulos de su catálogo, una librería tiene que hacer una selección de los libros que traslada a la feria, algo «complicado», confiesa Díez. «Nosotros intentamos traer una parte representativa nuestra, pero tenemos el espacio que tenemos. Al final contamos con una parte muy pequeñita ahí de infantil, ensayo, algo de gráfica, y luego más de la mitad de la caseta es narrativa, con cosas que nos molan», a lo que hay que añadir obras «de las presentaciones que hay. No de todas porque no podemos, pero de más de la mitad de las presentaciones siempre solemos tener tres o cuatro ejemplares». En definitiva, «traer una muestra de lo que nos mola y recomendar. La gente viene y se fía de nosotros. Dice, ‘¿qué me recomiendas este año?’ Eso mola porque crea un vínculo con el lector».
Preguntado por el título más solicitado en esta edición, Díez, que siempre suele hacer una lista de los más vendidos en redes sociales al final de cada feria, apunta que todavía es pronto para decirlo, aunque confiesa que ya agotó todos los ejemplares que llevó a la caseta de ‘Audición’, de Katie Kitamura, una novedad de Sexto Piso. También destaca el interés por los ensayos sobre Palestina, señalando la importante sensibilidad y preocupación de la ciudadanía gijonesa por el genocidio que se está viviendo en Gaza.
A diferencia de una editorial, que lleva títulos de su catálogo, una librería tiene que hacer una selección de los libros que traslada a la feria, algo «complicado», confiesa Díez. «Nosotros intentamos traer una parte representativa nuestra, pero tenemos el espacio que tenemos. Al final contamos con una parte muy pequeñita ahí de infantil, ensayo, algo de gráfica, y luego más de la mitad de la caseta es narrativa, con cosas que nos molan», a lo que hay que añadir obras «de las presentaciones que hay. No de todas porque no podemos, pero de más de la mitad de las presentaciones siempre solemos tener tres o cuatro ejemplares». En definitiva, «traer una muestra de lo que nos mola y recomendar. La gente viene y se fía de nosotros. Dice, ‘¿qué me recomiendas este año?’ Eso mola porque crea un vínculo con el lector».
La visión externa
Una de las editoriales de fuera de Asturias que visita la FeLiX por primera vez es Pepitas, conocida también como Pepitas de Calabaza, con sede en Logroño. «Nosotros hacemos bastantes ferias. Llevamos 12 años haciendo, por ejemplo, la Feria del Libro de Madrid, la Literal de Barcelona, y este año nos animamos porque hay compañeros que son de aquí y nos la recomendaron», apunta Víctor Sáenz-Díez. ¿Y cuáles son las primeras sensaciones? «Hay todavía poco de recorrido, pero me sorprendió que la gente estos días se pasó con mucho interés. Se notaba que eran lectores; preguntaban, se les recomendaba. En otros sitios no es tan habitual, buscan al famoso. Aquí se nota que hay un nivel cultural alto y un hábito de lectura potente», responde.

«El acierto de esta feria es ponerlo en una plaza transitada en el centro, con casetas, porque hay lugares o ferias internacionales que se llevan a polígonos o a pabellones», reflexiona el editor, «y eso es una cosa exclusiva, elitista. Esto es muy popular y en la feria estamos para vender, pero también para fomentar la lectura». Pepitas acude a Gijón con «relatos, novelas, crónicas, ensayo, no ficción, ilustrado…», aunque Sáenz-Díez especifica que «no trabajamos tanto los géneros, nos interesan más los temas, lo que quiere decir el libro, lo que permite, cómo está escrito”. En la primera jornada presentaron ‘Cuando la revolución termine’, de Leila Nachawati, y en la segunda ‘El vaivén’ de Susana Merchán, y para el público gijonés recomienda, por la presencia de la ciudad en él, ‘¿Cómo va a ser la montaña un dios?’ del autor ovetense Eduardo Romero, con cuatro títulos publicados junto con la editorial riojana.
Hoy la FeLiX vive su tercer día, en el que se espera una mayor animación, sobre todo por la tarde. El horario de apertura de las casetas es de 12 a 14 y de 17 a 21 horas, mientras que mañana está establecido de 11 a 14.30 y de 17 a 22 horas, y el domingo de 11 a 14.30 y de 17 a 20 horas. Puede consultar el programa completo de actividades, charlas y presentaciones en este enlace.