Ya se encuentra abierta al público en LABoral Centro de Arte y Creación Industrial la exposición ‘Máquinas digitales’, comisariada por su director Pablo de Soto, gran apuesta del equipamiento para seguir consolidándose como un «espacio de pensamiento» en la ciudad sobre «temas que son urgentes a día de hoy»
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El viernes quedaba inaugurada oficialmente la muestra ‘Máquinas digitales’, que hasta el 27 de septiembre ocupará el vestíbulo y las salas de exposiciones 1, 2 y 3 de LABoral Centro de Arte y Creación Industrial. Su director Pablo de Soto (Gijón, 1977) es el comisario de esta propuesta expositiva que presenta 13 obras de diferentes formatos de artistas asturianos e internacionales que imaginan otras posibles relaciones entre tecnología, industria y sociedad.
¿Qué es lo que sorprende de ‘Máquinas digitales’?
Es una exposición que está llamando mucho la atención porque desvela lo que hay más allá de las pantallas en este mundo digital contemporáneo. El mundo cada vez se está haciendo más digital y plantea una serie de desafíos tanto individuales como colectivos. Sorprende el gran mural que hay en la entrada, de 24×3 metros, una obra que se ha expuesto en Milán, en Berlín, en Holanda y llega por primera vez a España, y que explica toda la relación del poder con la tecnología desde el año 1.500 hasta nuestros días de una manera visual, con pictogramas. Después hay una instalación muy grande que son avatares de influencers generados por inteligencia artificial que en tiempo real opinan de política y la de ‘Xixónica Cápsula Temporal’, que los lectores de miGijón pueden ver destacada en el diario.
¿En qué consiste?
Se trata de una instalación visualmente muy potente e inmersiva. Combina imágenes de archivo, del Museo de Asturias, con imágenes generadas con inteligencia artificial. Es una visualización de la ciudad de Gijón que no se había hecho antes. Plantea qué va a pasar con la subida del nivel del mar, el puerto o la industria en el futuro, y mezcla en todo tiempo imágenes de ocio y de industria, dualidad que define nuestra ciudad. Incluye imágenes de dron del puerto, de Arcelor, del propio estadio de El Molinón, del que hace una reinterpretación de cómo puede ser en el futuro… Ofrece a la ciudadanía elementos de disfrute visual.
Son 13 obras de artistas internacionales. ¿Cuántas tienen sello asturiano?
4 de las 13. Hay una intervención sobre la llegada de Amazon a Asturias y lo que significa hoy el trabajo en centros robotizados, de la artista Elisa Cuesta, que también pone en relación con lo que fue la Universidad Laboral en su momento. Y otra hecha por el colectivo Space Popular, por Lara Lesmes y el sueco Fredrik Hellberg, una instalación de grandes dimensiones en medio de la sala, con la que se puede interactuar y conversar en remoto, que plantea un espacio de encuentro en lo digital.
La cuarta obra es ‘Contador emocional’ de la artista Noemí Iglesias, que actualmente expone en el Museo de Bellas Artes. Propone una máquina, en este caso más poética, que lo que hace es contar los gestos de cariño en el espacio público. La cámara está en la entrada de Laboral Ciudad de la Cultura, por donde pasan cientos de personas cada día, y un software reconoce abrazos, besos y caricias, y en el centro de arte tiene un contador que aumenta cada vez que detecta uno. En total son 2.500 metros cuadrados de exposición, con obras de todos los formatos y tan llamativas como una pieza que explica cómo funciona el algoritmo de Facebook.
La exposición plantea un debate sobre la relación entre la tecnología, la industria y la sociedad.
Estamos un momento en el que estamos viendo cada vez más relación entre lo digital con la democracia, con la propia industria evidentemente, pero también con la democracia; cómo las redes sociales digitales, en poder de determinadas personas, están afectando a nuestras instituciones democráticas. Esta acción, que se enmarca en un proyecto europeo, propuso investigar, desde la perspectiva artística, la relación de las tecnologías digitales con el estado de la democracia en Europa.
Necesitamos que las tecnologías que se vayan a pensar a partir de ahora sean más justas, éticas y sostenibles. Tenemos un ámbito digital donde no existe verificación y necesitamos que la tecnología y la democracia vayan de la mano en garantía. Y también desde el punto de vista de la sostenibilidad, por eso una de las obras de la exposición es un código informático que evitaría que la maquinaria pesada pudiera entrar en bosques protegidos.
¿Es esta muestra la gran apuesta para esta temporada de LABoral?
Y de estos años también. Desde luego es la exposición más ambiciosa que hemos hecho recientemente. Teníamos apoyo de la Unión Europea y ha sido una apuesta del centro, también por significar lo que es la conversación al respecto de la creación industrial.
¿Qué otras propuestas va a encontrar el visitante al edificio aparte de ‘Máquinas digitales’?
Tenemos ‘Arcoíris imposibles’, un ejercicio de paisajismo celeste del artista Lukas Truniger, y ‘NVSBLS’, sobre mujeres invisibles en la historia del arte, que están funcionando muy bien de público. Presentamos diferentes temas, siempre con lenguajes artísticos y formales novedosos que están conectando con el público. Hemos sido el equipamiento del Principado que más ha crecido en función de los datos de visitantes del año pasado. Y con respecto a 2021, pasamos de unos 20.000 visitantes a 62.000, es decir, hemos multiplicado la cifra total por 3, y sin contar acciones, porque son de este año, como las rutas urbanas que estamos organizando con David Alonso, llegando a congregar a más de 400 personas en la primera salida.
Los números avalan y, siendo un centro que lo que plantea son contenidos de temas que a veces pueden ser entendidos como complejos, porque no es una pinacoteca lo que ofrece, poder llegar a esas cifras con las apuestas expositivas que estamos haciendo, es bueno para la ciudad, porque crea también un espacio de pensamiento. Conseguimos hace un año y medio que el tema fuera el clima, que se pensara sobre el clima, sobre el cambio climático y lo que conlleva, desde diferentes perspectivas; con el papel de las mujeres en el arte; y ahora con esto que ha llegado de lo digital. Queremos que desde una institución pública se reflexione sobre los temas que son urgentes a día de hoy.
Citaba antes las rutas urbanas guiadas por Alonso. ¿Se esperaba tanto interés por parte de la ciudadanía?
Esperábamos que iba a ser un éxito, pero no que la gente la iba a confundir con una manifestación por la calles de Gijón (ríe), o que la Policía preguntara qué estaba pasando, que por qué había tanta gente; no el éxito apoteósico de congregar a 400 personas para ver algo tan interesante como el patrimonio construido de la ciudad.
En el centro escuchamos lo que está pasando fuera y vimos que el año pasado el geógrafo David Alonso había planteado ya este tipo de actividad. Yo personalmente asistí y vi que era muy interesante y que a la gente también le despertaba interés, y entendemos que la arquitectura es también una forma de creación industrial vinculada con el arte, por lo que decidimos promover desde el centro esa actividad que ya hacía el año pasado Alonso, pero de una manera más grande, con un programa; una visita al mes.
Otro éxito de público fue la exposición recientemente clausurada sobre Rodrigo Cuevas.
Sólo en la inauguración tuvimos 1.500 personas; algunos periodistas decían que fue la más multitudinaria de un museo o centro de arte de Asturias. No se veía el suelo del hall del centro. Cuevas está ofreciendo una mezcla de tradición y modernidad que es lo que centro persigue: anticipar cuestiones del futuro, pero en diálogo con nuestro territorio, nuestra ciudad y nuestra cultura. En el centro, la cultura asturiana ha sido uno de los temas en relación con formas experimentales.
La vocación del centro fue siempre ofrecer temas que interesen al público con formas que sean las más innovadoras. Por eso esa apuesta de esta nueva exposición por montar en el hall un gran mural que pone en perspectiva el momento actual, en el que la inteligencia artificial ha emergido como el fenómeno que está cambiando nuestro mundo. Eso es muy bueno para la ciudad de Gijón, para nuestros visitantes y para la ciudad.