Desde inicio de 2024 La Montera Picona de Ramón suma ya un lugar como finalista del Mejor Cachopo del Mundo, una mención especial en el de Mejor Cachopo de IGP Ternera Asturiana, y dos éxitos en los certámenes ‘Gijón a las bravas’ y de escanciado en Tazones
Ha quedado meridianamente claro que, en La Montera Picona de Ramón, el éxito se siente cómodo. Tanto, o más, que las decenas de clientes que cada día frecuenten el populoso local. Los hechos así lo confirman; a punto de cumplirse el primer tercio de este 2024, la sidrería emplazada en el número tres de la calle Saavedra se ha hecho ya con cuatro nuevos triunfos en otros tantos certámenes, tres gastronómicos y uno dedicado en exclusiva a la sidra. Y aunque el responsable de este emblemático negocio, Emilio Rubio, trate de restarle importancia a semejante balance, argumentando que ha sido un inicio de temporada «irregular», lo cierto y verdad es que el que el nombre del establecimiento continúe en las cabeceras de los ránkings de varios concursos no hace sino confirmar el buen músculo de que La Montería Picona de Ramón goza.
El ámbito de la sidra fue el que proporcionó una de las primeras alegrías al local de Rubio. En febrero de este año su equipo de profesionales, liderado por Wilkin Aquiles, se alzó vencedor, en la categoría de grupo, en el XXXI Campeonato de Escanciadores de Asturias, celebrado en Tazones. Todo un buen sabor de boca, si bien precedido por la Mención Especial obtenida en el VII Concurso Nacional ‘En Busca del Mejor Cachopo de IGP Ternera Asturiana‘, en el se quedaron «a las puertas de la final». El caballo de batalla en aquel evento fue todo un grito reivindicativo a la ciudad de origen de La Montera Picona de Ramón: ‘Gijón Mola’, elaborado con ternera IGP, desde luego, aderezada con chosco de Tineo, queso ahumadod de tres leches de Pría picante y manzana asturiana caramelizada, todo ello envuelto en rebozado de panko y acompañado de guarnición de patatas asadas rellenas de crema de castañas con virutas del queso anterior, cebolleta, tomates cherry y lechuga asturiana. Con semejante mezcla de ingredientes, no es de extrañar que se haya «vendido como churros».
No menos apetitoso se ha revelado ‘El Chicotín‘, la creación con la que Rubio y su equipo concurrieron al Concurso ‘Mejor Cachopo del Mundo’, convocado por La Guía del Cachopo y del que quedaron finalistas. De nuevo, la carne de ternera IGP sirvió de espina dorsal del producto, con un relleno de cecina de vaca, queso Ovín ecológico, y una picada de espárragos y pimientos del piquillo, todo ello envuelto en panko y acompañado de patatas dado organizadas en tres bloques, cada uno de ellos con una salsa: de setas y gambas, mermelda de sidra y, por último, la misma picada del relleno. No obstante, el plato de fuerte, y nunca mejor dicho, de esta temporada han sido las ‘Croquibravas‘, la iriginal criatura con la que la sidrería ha vencido en el II Concurso ‘Gijón a las Bravas’. Nada menos que una patata cocida con salsa brava, rebozadas en panko y presentada como una croqueta, acompañada de salsas wasabi, la misma brava, mermelada de sidra y alioli casero, «por si quieres hacerte una ‘bravioli'», ríe Rubio.
Los premios están bien, desde luego; cualquiera que lo niegue, mentiría. Sin embargo, el principal motivo de satisfacción para el equipo de La Montera Picona va por otro lado. «Lo primordial es que tus productos se vendan, que lleguen a quienes ya los conocen y que despierten el inter´res de quienes no los han probado», reflexiona Rubio. En ese sentido, puede estar satisfecho, pues «en todos los certámenes en que hemos participado, desde verdina y fabada hasta callos y cachopos, lo que hemos hecho ha tenido buena salida». Y, no menos importante, está el impacto de esos logros entre la plantilla. «Estas menciones son para el personal, que ha demostrado dar su respaldo al local. Es un personal que responde; lo prueba el que, aparte de una carta con más de cien platos, en marzu tuviésemos cinco concursos».