«Nos cruzamos con la dueña y al poco de saludarla vimos que volvía muy agitada pidiendo ayuda porque su perro acababa de comerse comida con algo dentro», cuentan testigos
Unas lonchas de embutido con alfileres clavados entremedias. Esa ha sido la estratagema de un vecino de Gijón que busca hacer daño a los perros y animales que pasean por el parque de Isabel La Católica. Se trata del último intento de envenenamiento a mascotas de la ciudad y se ha saldado una primera víctima, un can que ahora mismo se encuentra en observación hospitalaria en vista de averiguar si ingirió alguno de los alfileres insertado en la comida. El suceso se produjo esta misma mañana cuando su dueña sacó a pasear a su pareja de perros por el parque a orillas del Piles. La mujer no es vecina de Gijón y se encontraba pasando unos días en la ciudad con su autocaravana, que había estacionado hasta hoy en Hermanos Castro.
La dueña damnificada dio alarma a un grupo de vecinos asiduos del parque y principales responsables de la asociación Cuatro Patas Libres. Estos se reúnen a diario en el mismo punto de Isabel La Católica para dar el paseo matutino a las ocho y media junto a sus mascotas: en una plazoleta a caballo entre la avenida Castilla y la escultura a Isabel La Católica rematada por un crucero. «Siempre hacemos el mismo recorrido, damos una vuelta al parque, vamos a la zona de Hermanos Castro y luego al pozo de tormentas», explica Yenia Sánchez. «Cuando estábamos por allí nos cruzamos con la chica, nos saludamos y al minuto vimos que volvía a aparecer corriendo muy agitada pidiendo ayuda porque su perro se acababa de comer comida con algo dentro», continúa.
Tras ver lo sucedido, los vecinos iniciaron una batida por el entorno y con la que tardaron pocos minutos en encontrar otros tres restos de comida «a cuestión de dos metros» del lugar en el que hallaron el primer cebo. Estos eran idénticos: varias lonchas de embutido unidas con varias agujas escondidas entre la carne. El incidente ha despertado una gran preocupación entre el grupo de Cuatro Patas Libres, ya que aparte de la consternación lógica por el intento de envenenamiento a sus mascotas, les resulta sospechoso que la comida se haya repartido por la zona exacta en la que ellos se reúnen cada día para salir a pasear. «Nos da qué pensar», resume Sánchez.
El grupo de dueños y mascotas también se detuvieron a pedir ayuda a dos jardineras municipales «para ver si habían visto algo» sin mucha suerte. «Pasa mucha gente por esa zona cercana a la avenida y tampoco te fijas», razona esta vecina. Por último y tras retirar los cuatro cebos del parque, el conjunto de residentes de La Arena ha decidido conservar uno para poder llevarlo a la Policía y denunciar lo sucedido. También permanecerán a la espera del diagnóstico que harán los profesionales del hospital veterinario en el que ahora se encuentra el perro que ingirió parte de la carne.
Aún así y a falta de formalizar la denuncia, la Policía Nacional ya ha sido alertada del suceso gracias a la llamada telefónica de otro vecino y se encuentra ahora mismo investigando lo sucedido en el parque. Los agentes han explicado que el procedimiento a seguir consiste en «abrir un expediente» y reforzar la vigilancia en la zona en los próximos días.
Los vecinos, por su parte, esperan que se activen las medidas adecuadas para dar con el responsable y «que se le castigue acorde a lo que ha hecho» tras un análisis de la comida que determine si contiene algún tipo de veneno y el informe veterinario sobre de las condiciones del animal cuando entró a consulta. «Igual que me persiguen a mí para que cumpla con la legalidad y lleve a mi mascota con correa por el bienestar de los demás en la calle, este tipo de actos no pueden quedar impunes«, pide Balder. A la espera de avances, el hecho es que la noticia ha caído como un jarro de agua fría entre la agrupación vecinal de Cuatro Patas Libres ya que no recuerdan haber tenido un incidente de este tipo en Isabel La Católica nunca, «aunque en otras zonas de Gijón como los Pericones o el Solarón sí que hubo avisos», ni tampoco han mantenido encontronazos con residentes del barrio que se pudiesen sentir molestos.