Una vez evacuados pacientes, familiares y personal sanitario, la Policía Nacional inspeccionó las instalaciones durante casi tres horas, hasta constatar la ausencia de cualquier explosivo
Para el común de los ciudadanos, hacer mención a un aviso de bomba suele llevar la mente al terreno de la ficción cinematográfica; en el caso de los más veteranos, quizá, a ciertos hechos dramáticos del pasado de España. Sin embargo, la pasada noche esa posibilidad se ha vuelto inquietantemente tangible para los pacientes, familiares y personal sanitario de Urgencias del Hospital Universitario Central de Asturias (HUCA). El aviso de la presencia de un explosivo en dicho servicio, a la postre falsa, obligó a desalojar las instalaciones durante casi tres horas en plena noche, mientras técnicos de la Policía Nacional inspeccionaban el lugar. A estas horas la calma y la normalidad han regresado al centro médico, si bien prosiguen las investigaciones.
El aviso se recibió por vía telefónica pasadas las diez, utilizando un número oculto. Una vez ponderado su contenido, las autoridades decidieron tomarlo en serio, y para las once y media comenzaba el desalojo ordenado de quienes se encontraban en Urgencias, a excepción de los pacientes más graves y de aquellos con serias limitaciones de movilidad. Al tiempo que las fuerzas de seguridad se desplazaban al HUCA, el Servicio de Salud del Principado (SESPA) activó su propio protocolo, y derivó temporalmente a los enfermos que precisaban tratamiento a los hospitales de Cabueñes, en Gijón; Valle del Nalón, en Langreo, y Álvarez Buylla, en Mieres. A mayores, se habilitó el teléfono 112 para facilitar información a los allegados sobre el lugar en que se encontraban sus familiares, y sobre la evolución de la incidencia.
Con la unidad de Técnico Especialista en Desactivación de Artefactos Explosivos (TEDAX) desplegada, sus agentes registraron palmo a palmo cada estancia del servicio, asistidos por perros de la Unidad Cinológica especializados en rastrear explosivos. Por suerte, todo fue en vano; ya de madrugada se confirmaba la ausencia de cualquier peligro. No obstante, la investigación continúa abierta; a ese respecto, el diario El Comercio apunta hoy a cierto reto viral como posible motivación de la ‘broma’.
En el exterior del recinto, fuera del perímetro de seguridad establecido por las autoridades, la preocupación y el temor eran evidentes, aunque aderezados aquí y allá con ciertas dosis de incredulidad e, incluso, de humor. Nada que ver, empero, con la reacción del presidente del Principado, Adrián Barbón, quien envió un mensaje de tranquilidad y calma a través de sus redes sociales, y aseguró que las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado «están trabajando en esclarecer los hechos».