Una familia del país asiático con raíces en Asturias crea la «Asociación de ayuda a Aleppo» para cooperar con las víctimas de la guerra y el seísmo producido el pasado 6 de febrero
«Entre lágrimas». Así recibió Nassr Aldin Abbas, médico asturiano, una noticia que acabaría por estremecer al Mundo. El 6 de febrero de 2023 pasó a la historia como uno de los días más fatídicos para Turquía y Siria. Un seísmo sacudió las entrañas de la Tierra y acabó por producir alrededor de 50.000 muertos. De ellos, aproximadamente 5.000, según algunas estimaciones, perecieron en el país con capital en Damasco. «Estaba en medio de mi turno como radiólogo, en el Hospital de La Palma, cuando la rabia y la impotencia se hicieron dueñas de mi ser al conocer la noticia», confiesa Nassr. La mala fortuna volvía a aliarse con un país previamente dañado por la guerra. «Me preguntaba qué se había hecho mal para que el infortunio y la desgracia se cebaran de nuevo con nosotros», admite. A partir de entonces, algo hizo click en él y el resto de su familia. «El privilegio de tener una vida placentera tenía que hacer que derrumbáramos las barreras de la impotencia y dar aliento, calor y apoyo infinito a nuestra otra casa». Así que se pusieron manos a la obra. Mouwafak, tío de Nassr, inició una campaña de bizums solidarios que, tras gozar de una buena acogida, desembocó en la creación de la asociación «Todos somos Aleppo».
La vinculación de la familia Abbas con «la tierrina» se remonta a 1970, cuando Mahmoud Abbas, padre de Nassr y médico, hasta 2015, en el Hospital de Cabueñes, llegó con el objetivo claro de estudiar Medicina. Tras realizar el MIR, decidió especializarse en Medicina Interna, convirtiéndose, en 1980, en el primer residente de Gijón en dicha especialidad. Asturianos son tres de sus hijos: Noor, actualmente en Sevilla; Nassr, aunque afincado en la isla canaria de La Palma; y Amany, que vive en Alcázar de San Juan. actualmente en Sevilla. La cuarta es Salma, nacida en Canarias, que vive en Gijón. Aquí también se instaló Mouwafak, «adoptado» por Asturias en 1980. Mouwafak ejerció, hasta el pasado curso, como profesor del módulo de informática del Instituto Número 1, y dos de sus hijos, Sofía y Anuar, son asturianos. «Gijón es nuestra ciudad fetiche», avanza Nassr. «Representa un nido plagado de amor, recuerdos y aprendizaje», expresa en la misma línea.
Paradójicamente, el hecho de que los componentes de la familia Abbas se repartan por la geografía internacional -algunos miembros han huido a otros países como Alemania, Suecia o Finlandia- supone una ventaja de cara a apoyar con más ahínco la causa siria. «La distancia entre nosotros ha logrado ampliar el respaldo social y económico que nos muestran los colaboradores en la propia Alepo y que va más allá de las fronteras asturianas», reconoce Nassr. El galeno residente en La Palma prosigue: «En todo momento nos mantenemos en contacto con amigos, familiares y voluntarios de las zonas afectadas, tanto por vía telefónica como por chat». Mediante estos canales, la asociación comenta necesidades, idea campañas y se comparten imágenes y vídeos para su posterior difusión.
«Tras el seísmo, fueron prioritarios productos de primera necesidad, como ropa y mantas»
A la hora de colaborar con la asociación, la mejor opción pasa por contribuir económicamente mediante ingresos a una cuenta creada especialmente para la ocasión. En palabras de Nassr, el motivo responde al bloqueo socioeconómico que padece Siria y que dificulta la recepción de material. «El embargo que acaece en el país hace especialmente compleja la llegada de ayuda humanitaria foránea», advierte. Este hecho no ha impedido que la asociación juegue un papel determinante dentro de las fronteras de Siria. La llave la ha tenido la misma Alepo. «Ante tanta dificultad para encontrar vías de cooperación, nuestra propuesta ha sido la de buscar soluciones en el mismo lugar de los hechos», avanza Nassr. Y es que, gracias a los fondos con los que se nutre la asociación, se explotan los recursos que la propia ciudad puede aportar. «Cuando había transcurrido una semana desde el terremoto, se hizo llegar el primer envío económico, que fue empleado en la creación de una cocina solidaria que alimentó a más de 500 personas», declara Nassr. Además, una fábrica textil ha servido para dotar de ropa a niños y bebés. «Tras el seísmo, fueron prioritarios productos de primera necesidad, como ropa y mantas«, lamenta el médico. Otras labores que ha protagonizado la asociación tienen que ver con el apoyo a personas discapacitadas y minusválidas, la compra de medicinas y también la búsqueda persistente de techos en los que puedan refugiarse quienes se han quedado sin un lugar en el que vivir.
La familia Abbas se encuentra abrumada por la colaboración que, hasta ahora, ha mostrado el público gijonés. «Nos llena de orgullo que una ciudad como Gijón, en la que han nacido varios miembros de nuestra familia, haya respondido de manera tan notoria a nuestra llamada», declaran sus miembros. Como compensación, desde la asociación han comenzado a compartir con todos cómo se aprovechan las donaciones. «Queremos enseñar que cada granito de arena cuenta y se exprime al máximo, así que subimos a nuestras redes sociales imágenes y vídeos que tienen el único objetivo de demostrar y agradecer todo el apoyo recibido», argumenta Nassr. No obstante, en el seno de la «Asociación de ayuda a Alepo» se confía en que continúen llegando donativos e, incluso, en la colaboración con instituciones. En ello deposita Nassr sus esperanzas: «Desde la asociación, nos gustaría solicitar una mayor acción de las entidades gubernamentales, lo que ayudaría a generar un lazo fuerte entre España y Siria que redujese el sufrimiento que padece uno de nuestros pueblos».