Con Foro aún guardando silencio, Vox reclama al presidente de Divertia su acta de concejal, el PP llama al diálogo por el bien de la ciudad, y la oposición denuncia lo que entiende como escasa transparencia del gobierno municipal
El anuncio esta mañana del abandono de Vox por parte de Oliver Suárez, aún hoy presidente de Divertia, ha sido el último capítulo en sumarse al cada vez más largo de la crisis interna que el gobierno de Gijón vive desde que, el pasado miércoles, la alcaldesa, Carmen Moriyón, decretase la expulsión del partido de Santiago Abascal del ejecutivo, como respuesta a las pretensiones de la ya exedil de Festejos, Sara Álvarez Rouco, para con el Festival Internacional de Cine de Xixón (FICX). Un episodio que sorprendió a todas las agrupaciones representadas en el Ayuntamiento en la sesión plenaria ordinaria de octubre… Y que, como todos los anteriores, ha dividido las opiniones. Así, mientras Vox condenaba la acción de Suárez y le exigía que devolviese su acta de concejal, y las fuerzas en la oposición denunciaban lo que entienden como una ausencia total de transparencia en lo que a la estrategia global se refiere, el PP hacía un llamamiento al diálogo, en pos de la gobernabilidad. Por ahora, sólo Foro guarda silencio, si bien ha convocado una Junta de Portavoces extraordinaria para este mismo viernes.
La primera en pronunciarse al acabar el Pleno ha sido la propia Rouco. Visiblemente molesta por lo sucedido, máxime a tenor de que «me enteré a través de WhatsApp durante la sesión», en su opinión la cadena de acontecimientos que se han desarrollado desde el miércoles ha servido «para destapar que Oliver Suárez no era merecedor de la confianza del partido que le puso aquí como concejal», y ha reclamado al aludido la devolución inmediata de su acta. «Todos los que formamos parte del grupo de cargos electos, sea cual sea el partido, tenemos que ser conscientes de que estamos desempeñando un cargo, no estamos trabajando en nombre propio; y si dejamos de representar a nuestro partido, deberemos devolver todo, o pasaremos a formar parte de ese grupo de desleales sin principios, en los que nadie confía», ha sentenciado Rouco. En todo caso, ha reiterado que Suárez «conocía lo que se iba a trasladar sobre el FICX», no sin antes matizar que «esta persona ya se desmarcó desde hace tiempo», tendencia que se mantiene hasta la fecha, pues no ha vuelto a tener contacto alguno con él. «No es que nosotros no hablemos; es que él no habla».
Con Vox fuera de la ecuación gubernativa, aunque no así con la posibilidad de que Suárez, en calidad de edil no adscrito, resulte fundamental para la salida adelante de las decisiones del ejecutivo, el único aliado oficial que aún le queda a Foro en el Consistorio, el PP, salía al paso pocos minutos después para situarse en una posición de equilibrio. De ello se ha encargado la vicealcaldesa, Ángela Pumariega; en un claro intento de no cerrar puerta alguna a la operatividad municipal, ha acotado que «cualquier ofrecimiento para sacar adelante proyectos de ciudad que sean buenos será bienvenido, venga de donde venga», y ha apelado «al diálogo y al consenso». Ahora bien, la ‘número uno’ de los populares en la ciudad no ha negado que, desde su punto de vista, «el transfuguismo, como tal, no es algo que sea positivo; los gijoneses votan en las urnas, así no se decide», pese a lo cual, por el momento, su atención está centrada «en cumplir los objetivos del pacto con Foro. Los que tenga Foro con otros partidos se les debe preguntar a ellos».
Si la decepción ha marcado el discurso de Vox, y la conciliación, el del PP, desde las filas de la oposición el rechazo a lo ocurrido ha sido virulento, aderezado, en ciertos casos, con la sospecha de que podría tratarse de una táctica orquestada desde tiempo atrás. En esa dirección se ha pronunciado la edil de Podemos Olaya Suárez, breve y directa en sus declaraciones, que ha calificado los hechos de las últimas horas de «estafa a los ciudadanos de Gijón», amén de ver en ellos la confirmación de «la anomalía política que vive esta ciudad». Más aún, ya que, en su opinión, «no se puede permitir que la gobernabilidad de esta ciudad se apoye en un tránsfuga y ultraderechista para tener la mayoría del gobierno». Y ha finalizado disparando una andanada contra la propia Moriyón, regidora que «se quiso vender como una alcaldesa moderada, pero mantiene a la ultraderecha y pretende gobernar con un ultraderechista que ha demostrado una falta de vergüenza por querer conservar un acta que no le pertenece».
Más afectados han concurrido los integrantes del PSOE, después de que, a lo largo de la sesión plenaria, solicitasen reiteradamente, siempre sin éxito, aclaraciones sobre los acontecimientos. Su portavoz, Carmen Eva Pérez, afirmaba al término de la misma que «estamos ante algo muy grave, que ensombrece el funcionamiento democrático de esta Corporación, y triste, que no se merecen los ciudadanos». Y no sólo eso; a criterio de la socialista, el que la Junta de Portavoces vaya a tener lugar el viernes, «agotando el plazo máximo de 72 horas de que dispone la alcaldesa» desde la confirmación hoy de la retirada de atribuciones a Vox, podría dar a entender que «estamos ante una maniobra dilatoria, que lo único que pretende es ganar tiempo para garantizar la gobernabilidad, la posibilidad de seguir contando con esas mayorías de las que, no lo olvidemos, Moriyón carece». Para Pérez, a la alcaldesa no le queda más remedio que «seguir trabajando con Vox, con lo que queda de Vox o, incluso, con un posible tránsfuga de Vox», a pesar de que «Foro, junto con la mayor parte de los partidos democráticos de este país, firmó y tiene suscrito un pacto antitransfuguismo, que también reconoce el transfuguismo indirecto para quien se beneficia de esas situaciones». Y ha insistido en que «el transfuguismo es una práctica corrupta», y que aquella agrupación que se ampara en ella «no es un partido en el que confiar».
Esa misma palabras, ‘transfuguismo’, ha estado en boca del líder de Convocatoria por Xixón (la coalición que integran Izquierda Unida, Más País e Izquierdas Asturianas), Javier Suárez Llana. Y es que, para él, ese término constituye, junto con «los coches, los toros y las misas, la cuarta derivada del ‘trumpismo'». En todo caso, desde su grupo «venimos pidiendo explicaciones desde hace una semana», sin éxito, ya que «en la Junta de Portavoces quedaba claro que se retiraban las competencias y su calidad de miembro a Rouco, pero eso no significaba que se expulsara a Vox del gobierno, porque se mantenía a un concejal al que nunca se cesó. Hoy la duda no es si Vox permanece, sino que lo hace un señor tan de ultraderecha como la señora Rouco, de Vox, pero sin carné de Vox. Echa a la señora de ultraderechas, pero no al señor de ultraderechas. Además de ultraderechista, tránsfuga». Y, al igual que Carmen Eva Pérez, ha finalizado interpelando directamente a la alcaldesa, a quien ha refrescado que «sufrió y combatió en su partido el transfuguismo de Pedro Leal en la Junta General del Principado».