«Que los militantes del PSOE consiguiesen tener primarias es una gran noticia. Que Ana Puerto se postulase para que no hubiese un único candidato es mejor noticia aún»
Que los militantes del PSOE de Gijón consiguiesen tener sus primarias es una gran noticia. Que Ana Puerto se postulase para que no hubiese un único candidato es mejor noticia aún. Ahora toca a la militancia reflexionar y decidir por sí misma. Las cuestiones a las que debe responder son de gran calado, puesto que un candidato es un símbolo, palabra que procede del griego antiguo y que hace referencia a la «tablilla de recuerdo» que el anfitrión rompía en dos, conservando una mitad para sí y regalándole la otra al huésped para reconocerse juntando los pedazos.
El candidato, como mitad de un todo, debe recordarnos quiénes hemos sido, quiénes somos y quiénes queremos ser. La militancia, al escoger con quién romper la tablilla, elegirá si quiere una relación vertical u horizontal con el SOMA y, por ende, con la FSA. Ambas relaciones son necesarias en la vida humana y, en sí mismas, tomadas en abstracto, ninguna es mejor que otra. Lo perjudicial, en todo caso, es aplicarlas en un contexto vital que no es el suyo.
Las relaciones verticales, por ejemplo, son necesarias en la infancia, cuando el niño depende del criterio de los adultos para su supervivencia. La dominación, la sumisión y la dependencia no solo son indispensables para la crianza y la educación del infante, algo que sé por experiencia propia, sino también en todo campo en el que somos incompetentes y necesitamos de la pericia de alguien que nos tutorice, como bien hace nuestro médico. Pero convertir todas las relaciones en verticales sería un gran error. Cuando somos autónomos se hace no solo innecesario, sino perjudicial, que alguien nos diga qué tenemos que pensar, creer, decir o hacer. El mismo Kant identificó la madurez moral con la autonomía.
Las relaciones horizontales no son adecuadas para la educación de los niños ya que se dan entre dos sujetos que se reconocen como iguales y que usan el diálogo para identificar y construir un bien común. Tratar a un hijo como un igual es dejarlo huérfano de padre y abandonarlo a su suerte. Educar es enseñar a los niños a manejarse en la realidad, siendo autoridad para ellos. El niño nos reclama protección frente al mundo, y el adulto tiene la doble responsabilidad de asegurar el desarrollo del niño y la continuidad del mundo. En un sistema republicano y democrático son las relaciones horizontales las más valoradas, mientras que las verticales solo se mantienen cuando es estrictamente necesario, ya que el uso excesivo de ellas genera un desperdicio del talento y la iniciativa de los ciudadanos.
Algunos dicen que a los militantes del PSOE de Gijón les toca elegir entre un bigote o una rebeca, entre algo distinto a Ana u otra Ana, entre Proyecto Hombre o el Rotary Club, entre el Natahoyo o Somió, entre el socialismo de calle o el de despacho, ente laicismo o anticlericalismo, entre un socialista independiente o el SOMA, entre un socialismo sin carnet o un carnet sin socialismo, entre integración o excomunión, entre los promotores de las primarias o una Comisión de Ética que terminó siendo juez y parte, entre barullu o silencio, entre los que recogían firmas o los que amedrentaban a los firmantes, entre una agrupación con el SOMA o una agrupación del SOMA, entre estar en la FSA o estar a las órdenes de la FSA. No, no es eso. Los militantes del PSOE de Gijón tienen el derecho, y el deber, de elegir entre horizontalidad o verticalidad, si quieren ser libres para decidir o libres para obedecer, si necesitan seguir teniendo tutores o quieren atreverse a pensar por sí mimos. Ahora toca despejar, de una vez por todas, la x.
Reducir las convicciones socialistas a si tú ejercicio profesional está en Proyecto Hombre,o,en Rotary Club,o, si vives en el Natahoyo,o en Somió…..
En todo caso,la pregunta sería: vives honradamente de tu trabajo?