La procesión del Jueves Santo completó sin incidentes la mayor parte de su recorrido; no obstante, una lluvia inoportuna en el tramo final obligó a que las últimas estaciones se leyesen a resguardo en San Pedro
Una única palabra basta para resumir el secreto de la supervivencia de cualquier proyecto, colectivo o especie: resiliencia. O, si se prefiere, adaptabilidad. Dicho aún más claro, el truco radica en la capacidad de encajar los cambios inesperados y amoldarse a ellos para, en último término, cumplir la misión. Y una demostración de todo ello se vivió en la tarde de ayer, Jueves Santo, en las calles de Gijón. Sin problemas durante el grueso de su recorrido, arropada por centenares de fieles y curiosos, la procesión del Vía Crucis, protagonizada por el imponente Cristo de la Misericordia y de los Mártires, fue sorprendida, en sus últimas etapas, por una inoportuna lluvia. ¿Qué hacer ante tal imponderable? Fácil: correr a resguardarse en la iglesia de San Pedro… Y, desde allí, eso sí, completar el evento.
No hubo demoras notables en cuanto a la hora de salida, fijada a las ocho de la tarde, y el cortejo emprendió la marcha desde San Pedro de manera regular, escoltado por una escuadra de gastadores perteneciente al Regimiento de Infantería ‘Príncipe’ Nº3, acuartelado en el complejo ‘Cabo Noval’. Ante una nutrida presencia de público, «Más que cualquier otro año» a decir de varios testigos, los integrantes de la Hermandad de la Santa Misericordia fueron transitando por una calle tras otra, a paso lento y sin incidentes. Al menos, durante tres cuartas partes del recorrido… Todo fue bien hasta que, de pronto, la lluvia, seña de identidad de Asturias, hizo acto de presencia, y todos, hermanos y asistentes, tuvieron que parapetarse en el templo gijonés por antonomasia. Desde él, eso sí, fueron leídas las últimas estaciones del Vía Crucis, completando la jornada, pese a todo, con un buen sabor de boca.
En el día de hoy, Viernes Santo, el protagonismo absoluto lo asumirá la procesión del Santo Entierro, que partirá de San Pedro a las 20 horas. Desde allí, la Cofradía del Santo Sepulcro y la Hermandad de la Santa Vera Cruz portarán las imágenes de la Piedad al pie de la Cruz, del Santo Sepulcro y de la Soledad, marchando con ellas por el centro de la ciudad. Por su parte, mañana sábado será el día para los madrugadores, pues a las 9 horas comenzará desde San Pedro la Soledad de María, con los pasos de San Juan Evangelista y Nuestra Señora de la Soledad. Finalmente, el domingo 20 será el día de la Resurrección y, por extensión, del último encuentro de esta Semana Santa. El paso de la Resurrección saldrá de la basílica del Sagrado Corazón de Jesús a las 12, misma hora a la que, en la capilla de la Soledad, lo hará la Virgen de la Alegría; más tempranero será el paso de San Pedro Apóstol, que partirá de la iglesia homónima a las 11.45. Los tres se reunirán a las 12.30 horas ante el edificio de la antigua Pescadería Municipal, media hora antes de que, a las 13, se oficie una musa solemne en San Pedro. Y, al margen de las procesiones, el colofón lo pondrá el Lunes, de Pascua, a las 19 horas, la Eucaristía de Acción de Gracias, que se desarrollará, cómo no, en la iglesia parroquial de San Pedro. El programa completo de actividades puede consultarse aquí.