El estudio, hecho en colaboración con otras entidades, confirma el aumento en Asturias del uso del transporte público; crecen los desplazamientos por ocio y salud, pero se detectan necesidades de mejora en áreas clave como puntualidad y fiabilidad

El siglo XXI está siendo testigo de una lucha titánica entre dos formas radicalmente opuestas de entender la movilidad: por un lado, el uso del vehículo privado, sinónimo de independencia y comodidad; por otro, la opción del transporte público, más económica y, un punto capital, sostenible. Hoy por hoy, y pese a que el primero de ambos contendientes sigue fuete y extendido, el segundo gana adeptos día tras día. Ahora bien, todavía queda mucho margen de crecimiento… Y, para lograrlo, un campo de mejora por recorrer todavía extenso, hasta que el transporte público sea el recurso predilecto del común de los ciudadanos. Esa es la conclusión que, en el caso de Asturias, se desprende del proyecto #TúNosMueves, creado por ALSA junto con la Universidad de Oviedo, la Fundación Centro Tecnológico de la Información y la Comunicación (CTIC), las empresas Vectio e IZO, y el centro de investigación TRANSyT de la Universidad Politécnica de Madrid. Y los resultados del mismo fueron hechos públicos este miércoles, durante la jornada ‘Experiencia de clientes y nueva movilidad en el territorio de Asturias: retos y oportunidades‘, celebrada en el Paraninfo de la Universidad Laboral, en Gijón.
Luis G. Panizo, director de ALSA para Asturias la Zona Norte de España; Inés Peñuelas, vicerrectora de Sostenibilidad y Digitalización de la Universidad de Oviedo; Cristina López, decana de la Facultad de Comercio, Turismo y ciencias Sociales ‘Jovellanos’, y Arantza Fernández, directora general de Transportes del Principado, fueron las personas encargadas de inaugurar una cita que, en la práctica, constituyó el colofón de un largo trabajo iniciado en 2023. Ese año, coincidiendo con el 100º aniversario de la empresa ALSA, su recién fundado Centro de Innovación, operativo en el Parque Científico Tecnológico de Gijón, se embarcó en la aventura de averiguar al detalle no sólo cómo se desplazan los asturianos, sino también por qué lo hacen de las maneras escogidas y, muy importante, qué sería necesario para que se decantasen por otras opciones. Partiendo de un ‘estado del arte’, o un análisis de la situación de partida, las entidades participantes en el proyecto se repartieron tareas como el análisis de sentimientos y emociones de los clientes, el examen de las experiencias vividas por ellos, la organización de dinámicas de grupo o la creación de un panel especializado en consumo de movilidad.
El entorno rural, el gran (y constante) reto
Los resultados son esclarecedores, tanto para bien como para mal. A escala nacional, Asturias es la región con mayor densidad de líneas y paradas de transporte público, pero su uso no supera el 11%, pese a que hasta septiembre de este año 44 millones de viajeros aprovecharon esas infraestructuras, un 8,2% más que en el mismo periodo de 2024. Buena parte de la razón radica en que los desplazamientos hacia y desde el puesto de trabajo, los más numerosos y por los que cada día viajan 343.000 asturiano -un 42,6% de la movilidad total-, se realizan usando el vehículo privado en un 70% de las ocasiones, algo motivado, sobre todo, por el deseo de regresar al hogar al terminar la jornada lo antes posible. Algo parecido ocurre con los viajes entre el domicilio y los centros académicos, hechos a diario 130.000 estudiantes, 25,2 millones al cabo del año -el 13,9% del total-; también aquí el coche tiene un impacto relevante aunque, en su caso, por las frecuencias del transporte público, que no siempre se ajustan a las necesidades de los alumnos. No obstante, tras la profesional la segunda gran razón para desplazarse no es la académica, sino el deseo de acudir a centros de ocio, que aglutina un 31,6% de los viajes con casi 57 millones de viajeros. De nuevo, vuelve a reinar el vehículo privado, aunque el estudio detecta un enorme potencial para convertir esos trayectos en experiencias sin coche… Siempre que se adecúen las mejoras pertinentes, y se seduzca a la población sobre sus bondades.
La movilidad al Aeropuerto de Asturias, a las playas y a las montañas ocupan porcentajes mucho menores, repitiéndose el dominio del vehículo privado por la falta de líneas a muchos de esos destinos. Paralelamente, se han registrado dos datos curiosos… Por un lado, cobran fuerza los viajes por motivos de salud, con 32.500 desplazamientos al año -el 17% de ellos, en transporte público-, lo que es un suculento nicho de mejora. Por otro, crecen aquellos hechos a eventos festivos puntuales, como el Descenso del Sella o el Boombastic, por los que anualmente se mueven más de 3,7 millones de personas. De esos últimos, el 75% se hacen de forma privada; no obstante, también es cierto que la demanda del transporte público se dispara entre un 40 y un 120%, por lo que, en opinión de los autores del estudio, todavía se podría lograr un alto grado de integración entre ocio y movilidad. Finalmente, no conviene dejar de lado otra de las grandes demandas ciudadanas: la mayor presencia del transporte público en el entorno rural. A ese respecto jugaron un papel capital las sesiones grupales y los talleres, durante las cuales se propusieron ideas tan originales como trazar rutas a demanda, o buscar soluciones cooperativas para evitar el aislamiento de poblaciones insuficientemente comunicadas.
Una movilidad «emocional», o inexistente
Todo lo anterior constituyó la parte práctica del evento celebrado en la Laboral o, si se prefiere, su mitad objetiva. Pero hay otro apartado que se abordó, mucho más sutil, que fue el que, de hecho, proporcionó las mayores reflexiones al término de la jornada: la voluntad del ciudadano. Dicho de manera clara, por muchas y muy eficientes que sean las redes de transporte público creadas en Asturias, no servirán de nada si el público no está dispuesto a valerse de ellas. Y, para conseguirlo, la convicción general de los autores del proyecto es que debe trabajarse en los frentes psicológico y emocional, proporcionando a los viajeros experiencias positivas que les lleven a repetir y a recomendar, escuchando sus demandas e inquietudes, y procurando atenderlas de la mejor manera posible para alcanzar dicho impacto. Esa fue, en suma, una de las sentencias de cierre esgrimidas ayer… «La movilidad del futuro será emocional, o no será«.