La zona rural clama porque el gobierno local ponga fin al “abandono” que sufre, y pide premura en la instalación de las cámaras de videovigilancia
“La zona rural no existe para nada. Ni en intenciones, ni en visitas para buscar votos”
El Gijón rural reivindica su existencia antes de acudir a las urnas el próximo domingo. 22.385 personas están censadas en las 25 parroquias rurales de Gijón: Serín, San Andrés de los Tacones, Fresno, Poago, Veriña, Jove, Gijón, Somió, Cabueñes, Deva, Caldones, Baldornón, Fano, Lavandera, Huerces, Leorio, La Pedrera, Ruedes, Cenero, Porceyo, Tremañes, Roces, Granda, Bernueces, Vega y Santurio. Si bien su extensión , 168 kilómetros cuadrados predomina sobre los apenas 13,9 que ocupa la zona urbana, en porcentaje, su número de habitantes representa un 8,4% del total de personas que viven en el municipio. Un cálculo para entender la dimensión de su capacidad de influencia de cara a las urnas el 28-M: la suma del total de votos de los vecinos de la zona rural su pone dos del total de 27 concejales que componen el pleno. Conscientes de ello pero no resignados, reivindican su derecho a contar con los mismos servicios que quienes viven en la ciudad.
“Somos ciudadanos que pagamos impuestos”, dice Miguel Llanos, presidente de la Federación de Asociaciones de la zona rural ‘Les Caseríes’ y así se lo han transmitido a los candidatos en sus visitas durante la campaña. Para Miguel Fano, presidente de la AVV de Baldornón, “la pasada legislatura no se hizo prácticamente nada”, valoración que comparte Antonio Piñera, presidente de la AVV de Lavandera que añade “esperamos que los que vengan, nos hagan algo”. Completar el saneamiento, instalar la fibra óptica, acondicionar y asfaltar los caminos, son algunas de las principales preocupaciones vecinales, pero sobre todo, la instalación de videocámaras que frenen la oleada de robos que vienen sufriendo durante los últimos meses y la implantación de líneas de transporte público que les conecte con el centro de la ciudad, son sus dos principales caballos de batalla. “No pedimos que pongan moqueta en las carreteras, monumentos ni cosas ilógicas. Nadie puede criticar que pidamos saneamiento, fibra óptica ni transporte para poder ir al centro”, resume el presidente de ‘Les Caseríes’.
Pendientes de la instalación de las cámaras de videovigilancia y las obras de saneamiento
Miguel Llanos, presidente ‘Les Caseríes’: “Vamos a estar vigilantes para que no se dilaten en el tiempo”
Durante el pasado mandato municipal, los vecinos de las parroquias rurales protagonizaron numerosas movilizaciones para pedir más vigilancia policial y la instalación de un sistema de cámaras de videovigilancia, tras la oleada de robos que se sucedieron en viviendas y chalets. Se calcula que en el último año, los asaltos han llegado hasta casi un centenar. Aprobadas a principios de mayo por la Comisión de Garantías de Videovigilancia, ahora están pendientes de salir a licitación e instalación por parte de la empresa adjudicataria.
“Nos ponemos a finales de año, quizás primeros del que viene”, calcula Mabel Pérez, portavoz y fundadora de la Plataforma Vecinal de Castiello, formada vía WhatsApp cuando comenzaron a producirse los robos. Hay miedo a que el periodo electoral retrase aun más la instalación y, con la llegada del invierno y los días más cortos, vuelvan los robos, ya que “a partir de octubre vuelve a ser de noche a las siete de la tarde”. En la Plataforma hay malestar por la falta de visitas de representantes del PSOE y Podemos durante la campaña. “Suponemos que por algún motivo, no les interesa venir”. Tanto la plataforma como los diferentes colectivos vecinales esperan que los trámites se agilicen lo máximo posible. José María Rubiera, presidente de la asociación de vecinos de Castiello se “conforma” con que “después de todo lo que hemos pasado, con que nos las pongan. Da igual lo que tarden, como si son seis meses”. También hay cierta desconfianza desde ‘Les Caseríes’: “Vamos a estar vigilantes para que no se dilaten en el tiempo. Si se aprueban las cámaras pero tardan años en ponerla, los robos van a volver. De hecho, hace un par de semanas hubo otro en Castiello”, recuerda Miguel Llanos.
Completar el saneamiento, es el segundo gran tema a resolver para las parroquias rurales. El porcentaje pendiente es diferente en cada parroquia. Las periurbanas, es decir, las que están más próximas al Gijón urbano, son las que más avanzadas van, en algunas ya está completo. Sin embargo, por su especial orografía y la dispersión de sus casas, en lugares como Ruedes, Cenero o Caldones, apenas llega a la mitad. En Lavandera, por ejemplo, la desigualdad se reparte por barrios: mientras los barrios de La Bobia o una parte del de Tueya están sin saneamiento, otros ya cuentan con esta red. “Hace unos años llegó a estar aprobado pero nunca se llegó a hacer”, cuenta Antonio Piñera, presidente de su asociación vecinal. “En resumen, llevamos esperando muchos años y esperando seguimos”. En Baldornón, cuenta Miguel Fano, “tenemos sensación de no pertenecer al ayuntamiento. Ni saneamiento, ni limpieza, ni transporte público ni instalación de fibra óptica, somos invisibles”.
La zona rural pide transporte público y servicios que ayuden a fijar población
“Somos los más interesados y necesitados de un buen Plan de Movilidad”
A las parroquias rurales no les gusta el Plan de Movilidad aprobado por el pasado ayuntamiento porque no soluciona ninguna de las carencias que tienen: ni contempla lineas de transporte público para la zona, ni construcción de aceras o aparcamientos disuasorios. El malestar sobre esta materia ya viene de las últimas reuniones de consejos de distrito a los que asistieron, donde confiesan haberse sentido “gatos de escayola”. Sus representantes, cuenta Miguel Llanos, presidente de la Federación ‘Les Caseríes’, “se sentían ninguneados, nos hacían perder el tiempo acudiendo a reuniones, nadie escuchaba y nada se avanzó”. Un buen transporte público es fundamental en una zona, la rural, en la que sus habitantes tienen alta dependencia del coche para ir al centro de Gijón.
“Si prohíben a los coches viejos entrar en la ciudad, ¿Qué hacemos? Y sin aparcamientos disuasorios no tenemos donde aparcarlos para luego coger un autobús o ir andando”, añaden. La Plataforma Vecinal de Castiello también se une a esta petición mediante un comunicado en el que exigen para Bernueces, una zona perimetralmente urbana, “un servicio de transporte público con frecuencias regulares tal y como corresponden a la zona urbana” señalan. “Si pagamos IBI urbano, agua urbana, alcantarillado urbano y basura urbana, no es admisible que los derechos no se correspondan con esas obligaciones”. Según los datos del último censo de población de Gijón publicados en enero, la zona urbana perdió 1.687 habitantes mientras que la rural, ganó 376. Y sin embargo, las parroquias denuncian dificultades para fijar población en estas zonas: desde la falta de instalación de fibra óptica, a las trabas para gestionar permisos de construcción que pueden prolongarse años. “A todos se les llena la boca con que hay que repoblar la zona rural pero quien construye una casa si no tiene saneamiento o fibra óptica?, se preguntan.
En las pasadas elecciones municipales, la zona rural gijonesa votó mayoritariamente a los partidos de derechas. Ante la cita del 28-M, los representantes vecinales coinciden en señalar que “no somos políticos, queremos soluciones a los problemas, nos da igual el color del partido que gane pero que dé soluciones”.